La República de la Unión de Myanmar, un país del sudeste asiático, actualmente ha vivido días y semanas turbulentas debido a los recientes acontecimientos políticos en su interior. Este país, conocido también como Birmania, ha atravesado momentos agitados desde el comienzo de febrero de 2021, pues se llevó a cabo un golpe de Estado por parte de sus fuerzas armadas en contra del gobierno civil.
Los militares en el poder impusieron una ley marcial, la cual les otorga facultades extraordinarias. Además, anunciaron que su administración estará vigente por un año. Como consecuencia de ello, las y los líderes políticos de este país han sido detenidos y gran parte de la población salió a protestar.
Contexto
Myanmar es un país que ha sido gobernado en las últimas décadas principalmente por gobiernos militares. Desde la década de 1960, han sido varios los regímenes de este tipo los que se instauraron en este país, los cuales han sido señalados en numerosas ocasiones por reprimir disidencias y violar derechos humanos.
Finalmente, en 2011, terminaron los gobiernos militares con unas elecciones donde triunfaron propuestas civiles. Después, en 2015, el partido Liga Nacional de la Democracia, dirigido por Aung San Suu Kyi, tomó las riendas del país en un proceso democrático. Si bien Suu Kyi no ostenta directamente la presidencia del país, se considera como líder de facto debido a su puesto como consejera de Estado y gran popularidad. Cabe recordar que fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz mientras estaba en arresto domiciliario.
No hay que perder de vista que a pesar de haber dejado la administración gubernamental, los militares se reservaron importantes atribuciones en la Constitución escrita en 2008. En ella se establece que deben tener en sus manos un cuarto del parlamento, algunos importantes cargos en el gabinete y la posibilidad de tomar el control del Estado en caso de considerarlo necesario por alguna emergencia.
Un aspecto importante de este país es su diversidad cultural y étnica. No obstante, hay ciertos grupos minoritarios que han sido perseguidos y desplazados por la violencia sistémica que se dirige contra ellos. Este es el caso particular de la población rohingya, mayoritariamente musulmana. Ya que Myanmar es un territorio donde el budismo impera, se les ha perseguido y muchas de estas personas han tenido que refugiarse en Bangladesh. Una de las principales críticas a Suu Kyi es no oponerse ante esto, permitiendo la limpieza étnica y genocidio de esta población.
Golpe
Luego de las elecciones de noviembre de 2020, la Liga Nacional de la Democracia obtuvo una aplastante mayoría de votos. Esto no fue bien visto por el partido cercano a los grupos militares, que perdieron incluso en zonas donde comúnmente resultaban victoriosos. Desde que se anunciaron los resultados del sufragio, reclamaron un fraude electoral, del cual no existen evidencias.
A inicios de febrero de 2021 se dio el golpe militar, cuando el nuevo parlamento electo debía tomar posesión. Muchos líderes políticos fueron detenidos, incluyendo a Aung San Suu Kyi que se encuentra ahora en arresto domiciliario. El estado de emergencia fue impuesto por el ejército de este territorio.
Las razones detrás de esto, además del supuesto fraude electoral, fueron las acciones del gobierno ante la pandemia de COVID-19. Consideraron que estas no fueron adecuadas y además las elecciones debieron ser pospuestas por la misma emergencia sanitaria.
Los planes del gobierno militar son mantenerse en el poder por un año, después del cual celebrarían nuevas elecciones. Se han desplegado miles de operativos y vehículos armados en distintas ciudades y puntos del país. De la misma forma, los caminos y carreteras se han bloqueado. No solo eso, sino que las telecomunicaciones, incluyendo internet, fueron limitadas en este país.
Consecuencias
Un gran número de personas en este país han decidido salir a las calles a protestar, a pesar de las restricciones impuestas y la persecución. Estas manifestaciones no se han detenido desde que se llevó a cabo el golpe militar, sumando cada vez más adeptos. En ciudades como Rangún, Naipyidó y Mandalay las movilizaciones han inundado las calles, las cuales han recordado las protestas de 1988.
La respuesta de la junta militar ha sido reprimir y tratar de detener las manifestaciones. A pesar de anunciar amnistía a miles de prisioneros, se ha reportado que los arrestos continúan todos los días. Además, se han utilizado métodos violentos, los cuales ya han ocasionado muertes entre la gente que salió a las calles a expresar su descontento.
Las autoridades birmanas han utilizado armas y fuerza letal, lo que ha sido condenado por distintos organismos internacionales. A pesar de haber advertido de más muertes en caso de continuar las movilizaciones, estas no se detienen. Distintos países alrededor del mundo han condenado este golpe, puesto que supone un daño importante a las libertades y derechos de las personas de este país.
Además, esto implica todavía mayor persecución a la diversidad étnica de este país, sobre todo a quienes han tenido que buscar seguridad en el exilio. Se piensa que la población rohingya volverá a ser sumamente perseguida en este periodo, dificultando aún más su regreso y amenazando su integridad todavía más.
