Complejo entender el conflicto entre Ucrania y Rusia, es la frase que con mayor frecuencia he leído y escuchado en estos días, condenando a la incomprensión de la mayoría este conflicto bélico, usando como pretexto el que algo se componga de múltiples elementos para hacerlo inaccesible, sobre todo, para justificar el descalificar lo que otros puedan opinar. Hay un grupo grande de opinadores que descalifican lo que otros digan sobre Ucrania porque es muy complejo y no se puede reducir a que es una invasión ordenada por Vladimir Putin.
La Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) existió durante 69 años, de 1922 a 1991, ya existe más de una generación de adultos que nació después de la renuncia de Mijail Gorbachov y que no tienen idea qué significó la perestroika y la disolución de la URSS, a quienes no se les puede pedir que entiendan el concepto de Guerra Fría o para quienes Lituania, Letonio y Ucrania siempre han existido como países. Sin embargo, en el discurso de algunas personas, sobre todo quienes todavía se definen como de izquierda, se sigue confundiendo a la bandera roja con la hoz y el martillo dorados como la posibilidad de un sistema político distinto al capitalismo, mantienen la idea de la actual Rusia como el bloque comunista que salvará a los países del avasallamiento ideológico de los Estados Unidos de América.
El origen de Ucrania se remonta al del imperio ruso que fue reemplazado por la URSS, la Ucrania que hoy conocemos apenas se convirtió en estado independiente en 1991, también apenas en 2013, cuando el Euromaidán sacó del poder al presidente Víktor Yanukóvich y establecieron que antes que unirse a la Federación rusa, los ucranianos quieren pertenecer a lo que conocemos como occidente y asociarse con la Unión Europea.
En las manifestaciones que derrocaron a Yanukóvich, iniciadas por estudiantes ucranianos, cuando se enfrentó a los cuerpos policiacos del gobierno se gritaba en las calles: Gloria a la Nación. Muerte al enemigo. Gloria a Ucrania. Gloria a los héroes. Hoy leo con sospecha a quien justifica la invasión rusa y minimiza la acción militar ordenada por Vladimir Putin, abusar de la complejidad de la situación política, que no entendemos que hay grupos fascistas en Ucrania, que son fanáticos religiosos, que tarde o temprano los rusos debían actuar porque los ucranianos quieren formar parte de Occidente antes que depender de la Federación rusa.
En apoyo a la intervención de la Federación Rusa, hoy se acusa a Volodímir Zelenski de ser comediante, con tono despectivo se hace a un lado su carrera política para sólo señalarlo como actor y director de comedia, también se hace a un lado que ganó la presidencia con más del 70% de los votos; en el razonamiento de quienes extrañan a la URSS, está bien que las tropas de Vladimir Putin avancen sobre el territorio de Ucrania y hasta señalan que ya se habían tardado.
Sin duda, me gano a pulso las acusaciones de ingenuo, aunque nada puedo hacer por Ucrania, me niego a validar un discurso nostálgico y supuestamente rebelde que en nombre de la izquierda festeja el avance de las tropas, la invasión a un país, ir en contra de la voluntad que ya se ha manifestado en las urnas, ¿o qué?, ¿el intervencionismo se vale cuando la Federación Rusa ataca a una nación pero cuando los Estados Unidos lo hace, no es la misma acción porque su intención es distinta?
Durante el Euromaidán, la rancia izquierda aplaudió las manifestaciones contra Yanukóvich, los gritos Gloria a la Nación. Muerte al enemigo. Gloria a Ucrania. Gloria a los héroes. El problema siempre es el mismo, el derecho que la masa se abroga para decretar la muerte de sus adversarios.
Coda. Una cita de Arturo Uslar Pietri: “Abajo hay miedo, sufrimiento y muerte. Hay guerra. Y todo parece ser tan normal que podríamos olvidarlo. Así es nuestro mundo. Todo parece ser normal, a pesar de que se están cometiendo crímenes todos los días, en grande o pequeña escala, junto a nosotros, en medio de nosotros o por medio de nosotros”.
@aldan




