Dejando atrás diversas opiniones más o menos desinformadas, las medidas cautelares que como se esperaba, fueron ordenadas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de la ONU ante la denuncia de genocidio de Sudáfrica, quedan algunos hechos y datos: Primeramente, la Corte aceptó seis de las nueve medidas cautelares pedidas por Sudáfrica con una mayoría de 15 de 17 jueces. Sabíamos ya que no tocaba ahora emitir sentencia sobre la acusación de genocidio, misma que podría demorar incluso un par de años, pero sí decretar medias para intentar impedir la continuación de la masacre en Gaza y más allá. Ordenar un alto al fuego era poco probable porque el tribunal atiende disputas entre estados y Palestina no tiene esa calidad aún y pese a todo en 2024. Lo que sí hizo la Corte fue ordenar a Israel “que tomara medidas para prevenir un posible genocidio en curso”.
Seguidamente, la Corte considera “plausible” o “probable” si es que tales definiciones caben en este evidente caso, que Israel esté cometiendo algunos actos que podrían definirse como genocidio. Tal es el caso del asesinato de más de 25.000 palestinos en cuatro meses de asalto salvaje. Por eso, los jueces ordenan que se investigue las pruebas presentadas y desestiman las alegaciones del ente sionista dirigidas a evitar siquiera que hubiera juicio. Esto es un paso sin precedentes, así como legado de Sudáfrica al mundo, porque hasta ahora sólo se investigó a países fuera de la esfera de Occidente, siendo esta la primera vez que se investigará a una entidad nacional claramente sostenida por los designios hegemónicos de EUA y del vergonzoso seguidismo de la Unión Europea.
También por amplia mayoría, la CIJ estableció que “Israel debe proteger a la población palestina y evitar con todas las medidas a su alcance la comisión de genocidio, lo que implica: a/ Matar a miembros de un grupo. b/ Causar daños físicos o mentales a los miembros de un grupo. c/ Infligir deliberadamente al grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física total o parcial. d/ imponer medidas destinadas a prevenir nacimientos dentro del grupo. Ello implica que el ejército sionista pare sus bombardeos indiscriminados y el castigo colectivo. La Corte avala la plena existencia de declaraciones de funcionarios y ministros sionistas, encabezados por su primer ministro, que pueden constituir claras pruebas de intención, y establece que: “Israel debe adoptar todas las medidas a su alcance para evitar y castigar la incitación pública y directa a cometer genocidio en Gaza”. La CIJ exige también a la entidad sionista que asegure la entrada de la ayuda necesaria a Palestina. Dichas medidas implican para su consecución un alto al fuego que resulta vital. También ordena la CIJ a la entidad sionista que informe dentro de un mes sobre las medidas que ha adoptado para cumplir lo establecido. No son peticiones ni sugerencias, en tanto se supone que la entidad sionista es miembro de la ONU.
Por eso es necesario recordar que las órdenes de la CIJ son vinculantes y que de un modo u otro se dirigen a los países occidentales que envía armas a la entidad sionista y le dan cobertura diplomática y política. Los casos de Alemania y el Reino Unido son especialmente graves en ese sentido, pero también está Canadá, por ejemplo. Y claro, Washington decía que la demanda de Sudáfrica era “infundada” y el gobierno británico la definió como “una tontería”. Pero el hecho es que por quince votos a dos, los jueces de la CIJ dicen lo contrario. Por eso la entidad sionista y sus protectores y aliados arrastran, ya después de cuatro meses de matanza indiscriminada, un tremendo desgaste interno y externo que no hará sino aumentar, así como una enorme pérdida de credibilidad, así como el riesgo creciente de que ese “orden internacional basado en reglas” que dicen defender, termine de colapsar, porque la contundencia con que tomaron medidas ante las denuncias de crímenes de guerra en Ucrania, Siria o Myanmar contrasta fuertemente con la falta de acción actual. No es exagerado decir entonces que esos discursos por la protección de los derechos humanos de ciertos países exhiben su evidente doble rasero.
Los pasos posibles a partir de la decisión de la CIJ son judiciales y políticos. Además de la Corte otro organismo judicial internacional, llamado Tribunal Penal Internacional (TPI), que procesa a personas por crímenes de guerra, de lesa humanidad o genocidio. Si Israel ignorara el fallo de la Corte Internacional de Justicia, su incumplimiento podría empujar al Tribunal Penal Internacional a actuar contra la nomenclatura sionista. A nivel político, la decisión de la CIJ pone presión sobre el gerontócrata Biden, que encara la posibilidad real de su no reelección ante la ola de protestas populares también en EUA contra el genocidio. Derivado de esto, la Asamblea General de la ONU podría suspender a Israel e impedirle participar en sus actividades, como lo hizo en el pasado con la Sudáfrica preapartheid y con Yugoslavia antes de su implosión. Puede también la Asamblea establecer la creación de un tribunal para procesar a los responsables del genocidio, recomendar a los estados miembros endurecer sus relaciones diplomáticas con Israel, adoptar sanciones y admitir a Palestina como miembro de pleno derecho. Y no solo eso. La CIJ también ha establecido que puede haber cómplices del genocidio perpetrado. Todos sabemos a estas alturas quienes son.
COLA. Como está claro que no se puede ser indiferente ni cómplice de genocidio, por fin México y Chile han pedido formalmente una investigación del Tribunal Penal Internacional por los crímenes de guerra perpetrados desde hace cuatro meses y contando en Palestina. Enhorabuena. El presente artículo de divulgación es posible también gracias al apoyo del Consejo Nacional para las Ciencias, Humanidades y Tecnologías (CONAHCYT).
@efpasillas




