Victoria pírrica
Creer que el gobierno de Claudia Sheinbaum salió victorioso del tema de los aranceles es por demás ingenuo. Sí, la titular del Ejecutivo salió de la crisis inmediata y aplazó la entrada en vigor de éstos. ¿Pero a qué costo?, nada más y nada menos que con diez mil elementos de la Guardia Nacional (GN) que ya se han movilizado a la frontera norte.
El ex jefe negociador del TMEC, Kenneth Smith, señaló en una entrevista con la periodista Adela Micha que la incertidumbre continuará y que la “montaña rusa” que es Trump, apenas comienza. Coincido en ambas reflexiones.
Efectivamente, Trump tiene la sartén por el mango. Impusó sus condiciones y obligó al gobierno mexicano a trabajar en dos temas: seguridad fronteriza y acciones contundentes para frenar el tráfico de fentanilo. Pero esto es sólo el comienzo. La mal llamada 4T está obligada a entregar resultados y los aranceles son la garantía.
La historia se repite. Lo mismo ocurrió en el sexenio del presidente López Obrador, quien, recordemos, desplegó la misma cantidad de elementos de la GN en la frontera sur. Por cierto, con todas las implicaciones de violaciones de Derechos Humanos que ya conocemos. El muro de Trump, en el sur y en el norte, es una realidad.
El gobierno mexicano dobló las manos. Las operaciones encubiertas en territorio nacional serán una realidad. Para muestra: el vuelo de una aeronave norteamericana en territorio nacional, sin aviso previo ni solicitud de permiso a las autoridades de nuestro país, el día de ayer.
Las acciones unilaterales son un hecho. La administración Trump ha sido clara en su postura: ni confía en la legalidad de las autoridades mexicanas, ni en su capacidad.
El mensaje del vicepresidente JD Vance en la plataforma X es prueba de ello: “pobre y triste México. Los cárteles internacionales de la droga operan libremente dentro de sus fronteras y no pueden hacer nada al respecto. Es un pensamiento infantil y mágico esperar que nuestro vecino del sur tenga fuerzas del orden que apenas funcionan”.
Bajo este escenario, el gobierno mexicano no ganó nada. Terminó por acatar las reglas del juego impuestas por Trump. A lo mucho, como señala el ex secretario de Economía Ildefonso Guajardo, la presidenta compró tiempo. Pero hacia adelante, el gobierno federal de Morena está obligado, repito, a entregar cuentas puntuales de las acciones emprendidas en las dos áreas de interés para Estados Unidos.
En una relación bilateral fructífera y de verdadera cooperación, la lógica sería ganar-ganar. Hoy no existe nada de eso. El presidente Trump nos tiene con la rodilla en el cuello.




