Ambientalistas
La simulación ambiental
En los últimos días la atención pública mundial ha sido acaparada por el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y las “decisiones polémicas” que ha estado tomando. En este artículo hablaremos solamente sobre una de ellas, el retiro de los Estados Unidos del Acuerdo de París. Este acuerdo vino a suplir y a intentar hacer realidad objetivos que no se habían cumplido con el Protocolo de Kyoto en el que se solicitó a los países firmantes se comprometieran a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) conforme a metas acordadas por cada uno de ellos, imponiendo una exigencia y énfasis especial a los denominados países desarrollados en virtud del principio de “responsabilidad común, pero diferenciada y capacidades respectivas” debido a que ellos son históricamente los principales responsables de los altos niveles actuales de GEI en la atmósfera. Cabe recordar que China, Estados Unidos y Australia decidieron no firmar este acuerdo que tuvo su origen en 1997, entró en vigencia en el 2005 y se ratificó en el 2012 (Canadá se retira en este año), fijando como plazo para su revisión y análisis el 2020.
Teniendo de fondo este abrupto escenario, se celebró en París en el 2015 la Conferencia de la Partes (COP21) en la que se pactó el Acuerdo de París sustituyendo con este al Protocolo de Kyoto, cuyo compromiso de los países firmantes es ir reduciendo paulatinamente los GEI con la proyección de que para el 2050 lleguen a cero, lo que permitiría contener por debajo de los 2 grados centígrados, con respecto a la era preindustrial, el nivel de calentamiento global del planeta. Se prevé que esto es posible si los GEI son compatibles con los niveles que los árboles, el suelo y los océanos pueden absorber naturalmente, de allí la importancia de proteger su conservación y restauración, a pesar de que en este acuerdo se deposite una gran confianza en tecnologías y avances en materia de sostenibilidad. En relación a esto, otro de los compromisos de los países desarrollados firmantes fue apoyar a las naciones en desarrollo con asesoría y apoyo tecnológico, para superar el uso de los combustibles fósiles y pasar a las energías renovables, así como con recursos económicos (100 millones de dólares al año) para sobrellevar los efectos actuales y futuros del calentamiento global. El talón de Aquiles de este acuerdo es que solo algunos de sus elementos son jurídicamente vinculantes y los compromisos para reducir las emisiones son voluntarios, aún así, se tiene una gran confianza en que la creciente preocupación por el cambio climático, avalada actualmente no solo con datos científicos sino con hechos patentes (huracanes, tornados, inundaciones, sequías, extinción de especies, nuevas pandemias) promueva nuevas políticas más comprometidas para poder atender los impactos de estos fenómenos así como para crear la infraestructura necesaria para adaptarse a estos retos de manera resiliente.
Con base en lo anterior, resulta inquietante y desalentador que Trump decida retirar a Estados Unidos de este acuerdo, tanto por el liderazgo de esta nación, así como por tratarse del segundo país con la mayor producción de GEI actualmente (https://goo.su/jq0OUX) . Hay voces que señalan esta decisión como imprudente, irresponsable y destructiva; a pesar de ello, no significa que toda la población estadounidense esté abandonando el esfuerzo global por mitigar la crisis climática, ya que una parte de ella está preocupada por el calentamiento global, y varios gobiernos estatales se están comprometiendo a continuar con trabajos y políticas para llenar el vacío legal del gobierno de Trump en este rubro. Mucho de este trabajo, como ocurre en todo el mundo, ha sido realizado y continuarán realizándolo grupos de activistas para promover políticas climáticas positivas en todo Estados Unidos, independientemente de los políticos que ocupen el poder.
Ahora adoptaré el papel de “abogado del diablo” por lo que diré a continuación. Trump es un empresario acostumbrado a invertir en negocios rentables que alcancen las metas previstas en un lapso determinado de tiempo. Si nos preguntamos qué ha pasado con todos los acuerdos que llevan firmándose desde 1972 cuando se realizó la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en Estocolmo, Suecia, ¿cuáles son sus avances y resultados? La respuesta es que pobres o nulos, dado que sigue sin haber un control y mucho menos una disminución del incremento de los GEI a nivel mundial, señal de que los acuerdos no están funcionando porque no se están cumpliendo. Si a ello agregamos que, a ciertos países, como el caso de los Estados Unidos, esto les obliga a estar pagando una cuota para apoyar a otros y no hay resultados, entonces ¿para qué seguir invirtiendo en una causa que se ve perdida pero que es avalada y alimentada por una simulación sistemática permanente? ¿Usted seguiría dando su aval? Yo no y menos cuando en carne propia he vivido este engaño, les platico porqué.
Hace algunos años se acercaron a Movimiento Ambiental de Aguascalientes de una secretaría de gobierno (que lamentablemente no logro acordarme con precisión cuál fue) para preguntarnos qué actividades habíamos realizado durante el último año, porque tenían el compromiso de hacer un registro de éstas para apoyarnos y colaborar más de cerca con nosotros. Eso nos llevó a elaborar un informe, mismo que les entregamos y del que solo recibimos las gracias, ya que nos quedamos esperando “el apoyo”, pero déjenme les cuento porqué este nunca llegó; tiempo después nos enteramos que la información que entregamos, y que también fue solicitada a otras asociaciones, sirvió para justificar un informe que debía entregar dicha secretaría y, si no me equivoco, tenía que ver con mitigación y adaptación al cambio climático, así que lo que hicieron fue presentar el trabajo que realizamos como si ellos lo hubieran hecho, en otras palabras, simularon haber cumplido apropiándose inmoralmente de nuestro trabajo. Aclaro que nuestra asociación no recibe ningún apoyo gubernamental, todo el trabajo y actividades que realizamos y promovemos es con nuestros propios recursos, en ese sentido, no tenemos la obligación de rendir cuentas a entidades gubernamentales o ajenas a nuestra asociación; no obstante, siempre buscamos incluir la colaboración gubernamental y la participación ciudadana bajo el criterio de gobernanza, que consiste en involucrar en un problema social a un colectivo de actores interesados en él para buscar soluciones bajo el criterio de un orden social responsable.
Para concluir me permito señalar que desde mi punto de vista hay dos maneras de interpretar la decisión tomada por Donald Trump, una pesimista que juzga como irresponsable esta acción, a pesar de los nulos resultados globales durante 5 décadas; y otra realista que juzga con base en el cumplimiento de metas y resultados positivos, más que en una mera simulación sistemática. No desconozco ni niego que detrás de esto se encuentra el lobby de las industrias petroleras, aun así, me parece que ya se debería haber avanzado a pesar de éstas.
Si usted estuviera en la posición de Trump o fuera su consejero ¿qué decidiría o aconsejaría que se hiciera?
vhsalaza@gmail.com
