Sí, amigas, el impuesto rosa es tan real como ese ex tóxico que vuelve cuando menos lo esperas, pero esta vez no es con flores, sino con precios inflados. En el súper, el desodorante rosa siempre cuesta más que el azul, y el rastrillo “femenino”, aunque es básicamente el mismo, viene con detalles “especiales” y un precio que te hace llorar (igualito que tu ex).
Desde tampones hasta seguros médicos, parece que ser mujer viene con un cover especial, porque, claro, necesitamos pagar más por un cepillo de dientes solo por el color rosa. Ahí estamos, pagando de más por algo idéntico a lo de los hombres, pero con un toque de colorcito bonito.
Este problemón, que no es solo de México (¡hasta en Dinamarca te ven la cara!), tiene nombre: pink tax, o impuesto rosa. Más que una simple injusticia, es un recordatorio de cómo el marketing nos exprime mientras intentamos vernos fabulosas (pero pobres). Y sí, además de caro, es discriminación de género. Pero, ¿quién necesita igualdad de precios cuando puedes tener un rastrillo rosa, no?
Pero, ¿qué es el impuesto rosa y cómo afecta a las mujeres?
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) define al impuesto rosa como “un aumento en el precio de productos dirigidos al sector femenino, a diferencia de los enfocados al público masculino”, o sea, prácticamente un “felicidades por ser mujer, aquí tienes tu recargo”.
Según la Biblioteca del Congreso de Chile, ese sobreprecio no viene de algún ingrediente secreto, sino de una astuta estrategia de marketing. Las marcas saben que somos las que más compramos para el hogar, así que nos suben el precio solo porque… bueno, somos las que llenamos los carritos de compras. Así que, ¡gracias capitalismo, por hacernos sentir únicas y especiales!.
Este impuesto rosa lo vemos sobre todo en productos de higiene personal. ¿Te suena? El mismo rastrillo que usa tu hermano, pero con un empaque más “femenino”, te cuesta más. Es como cuando compras un bolillo en la panadería y te das cuenta de que la versión “deluxe” con ajonjolí cuesta el doble, pero sigue siendo solo pan.Y no, no es broma: la Profeco explica que las marcas justifican esto diciendo que invierten más en el diseño, empaque y publicidad cuando se trata de productos para mujeres. En otras palabras, pagamos más porque nos venden un “producto bonito” en lugar de uno que solo… te quite el vello.
Pero espérate. En los seguros también pagamos más, porque las aseguradoras asumen que vivimos más años (gracias por tanto, naturaleza) y tenemos más problemas de salud. O sea, te cobran por ser inmortal… y frágil al mismo tiempo.
¿Qué cuesta más solo por ser “femenino”? Mira la comparativa
En 2019, la Profeco confirmó que muchos productos con “toque femenino” tienen precios inflados en comparación con los mismos artículos para hombres. ¿La sorpresa? Las mujeres terminan pagando hasta un 17.22% más.
Con el programa Quién es Quién en los Precios (QQP), Profeco comparó precios y encontró diferencias notables. Aquí te dejamos la tabla con los resultados para que veas cómo, a veces, el mismo producto puede costar más solo por venir en un empaque más bonito. (2)

La CONDUSEF también hizo una tablita similar pero ahora comparando el mundo de los seguros y encontró que, a pesar de tener la misma edad, deducible y suma asegurada, las mujeres terminan pagando más.

Doble golpe: menos dinero y más caro, así es ser mujer
Por si fuera poco, las mujeres no solo tenemos que pagar más, sino que también ganamos menos. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares Estacional del INEGI, los ingresos de los hombres superan a los de las mujeres en todos los rangos de edad, con una brecha salarial de 14 mil 628 pesos al trimestre.
Entre los 40 y 49 años, la brecha salarial es de 15 mil 97 pesos al trimestre. Para las de 30 a 39 años, la diferencia es de 13 mil 481 pesos. Y entre los 20 y 29 años, las mujeres ganan 17 mil 617 pesos, mientras que los hombres reciben 26 mil 151 pesos, una brecha de 8 mil 534 pesos.
El largo (y manchado) camino hacia la menstruación digna
En 2022, la colectiva Menstruación Digna se armó de valor y llevó el tema al Congreso para que quitaran el IVA de los productos menstruales. Desde entonces, estados como Michoacán, Tamaulipas, Oaxaca, Aguascalientes, Puebla, Jalisco, Colima, Yucatán y Morelos se han subido al tren de la gratuidad para combatir la pobreza menstrual. Porque, sí, la menstruación podrá ser costosa, pero la dignidad no debería serlo.
Aunque el gobierno eliminó el 16% de IVA de los productos menstruales, los costos aún no son tan amigables como quisiéramos. Las toallas sanitarias siguen entre 31 y 82 pesos, mientras que los tampones se quedan en un rango de 38 a 41 pesos. Y si hablamos de la copa menstrual, te puede costar entre 439 y 585 pesos.
Además, no estamos ni cerca de la meta. Según UNICEF, el 43% de las niñas en México prefieren quedarse en casa cuando andan “en sus días”, y un 30% usa papel higiénico en lugar de productos adecuados. ¿Por qué? Porque no hay presupuesto ni para una toalla. Como si la menstruación fuera un lujo, y no algo que viene mes tras mes.
¿Cómo salvar tu cartera del impuesto rosa? Aquí van algunas recomendaciones:
- Compara precios como si fuera un deporte olímpico: No te quedes con la primera opción que encuentres. A veces, el mismo producto puede tener precios muy diferentes, solo por un cambio de color o etiqueta.
- Identifica los productos “femeninos”: Antes de comprar, verifica si realmente necesitas el producto “femenino” o si el masculino es una opción igual de buena (y mucho más barata).
- Aprovecha las ofertas y compra al mayoreo: Si el producto es necesario, busca promociones o considera comprar en grandes cantidades para ahorrar a largo plazo.
- Para bebés y niños, elige artículos neutros: Cuando compres productos para los más pequeños, opta por versiones neutrales. ¡El color rosa no siempre es necesario y muchas veces es más caro!
- No pagues más solo por el rosa: Si el único cambio en el producto es el color rosa, ve por la versión neutra. ¡Tu billetera te lo agradecerá!
- Explora alternativas: Algunos productos tienen versiones alternativas que pueden ser igual de efectivas y más económicas. Dale una oportunidad a las opciones menos tradicionales, ¡podrías encontrar una buena sorpresa!




