Pese a los avances feministas y los esfuerzos por alcanzar una igualdad, la brecha salarial de género, que mide la diferencia entre los ingresos que perciben hombres y mujeres en el mercado laboral en México, es una discusión que nunca acaba. En el 2022, se reportó que la brecha sarial de género era de un 14%, mientras que en 2024 se calcula que es de un 16%, según datos de El Economista.
¿Por qué existe una brecha salarial de género?
Según el Instituto Mexicano para Competividad (IMCO), “no hay una explicación única ni generalizada detrás de la brecha de ingresos” pero la realidad es que hay muchos factores y dinámicas sociales que nos atraviesan como población mexicana. Mucho de esto tiene que ver con desigualdades como resultado de la implementación de los tradicionales roles de género, así como la segregación ocupacional.
Pero no todas son malas noticias, pues en los últimos años ha habido un cambio significativo en el empoderamiento político en México. Mientras que en 2006 se contaba con 26% de mujeres en el Congreso, en este año el país aumentó la representación femenina, por medio de las cuotas, alcanzando su punto máximo en esta edición con 49.6% de acuerdo a este análisis realizado por IMCO en colaboración con el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés). Y con la llegada de la primera mujer en la presidencia, esto puede significar una oportunidad para impulsar políticas públicas que favorezcan la participación de mujeres.
Asimismo, la participación económica de las mujeres ha incrementado de 43% a 46% en los últimos 17 años, que aunque ha sido un progreso lento, representa una estabilidad y no un retroceso.
A nivel mundial, de acuerdo con el WEF, la proporción de mujeres en carreras relacionadas a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocidas principalmente como STEM) ha aumentado de 24% a 27% desde 2016 a 2024. Sin embargo, la realidad es que aún con el aumento, la proporción es baja.
No olvidemos que el 54% de las mujeres que están en la economía lo hacen de manera informal o lo hacen desde el trabajo doméstico o de cuidado no remunerado.
¿Cómo nos impacta la brecha salarial de género en la actualidad?
Debemos recordar que esto no es únicamente un tema de empoderamiento femenino. Tanto niñas como mujeres adultas sabemos que somos capaces de tomar espacios “socialmente masculinizados”, sabemos la importancia de optar por carreras mejor remuneradas, con mayor demanda, de hacernos presentes en la ciencia, en la tecnología, en aspirar a puestos con prestigio laboral, cómo convertirnos en ingenieras o en abogadas. Está más que bien impulsar el talento de mujeres desde temprana edad, pero lo que queda por hacer va mucho más allá de los sueños, aspiraciones e ideales. Es sumamente necesaria la participación de políticas públicas con perspectiva de género, impulsar que los centros de trabajo midan de manera más precisa la brecha de ingresos y tomar acciones a partir de los datos registrados, así como garantizar que los espacios laborales son libres de violencia, tienen el compromiso de mejorar las condiciones laborales y proponen iniciativas para hacer de esta experiencia, una experiencia justa, equitativa y transformadora.
