- María Teresa Montoya, docente universitaria con 34 años de trayectoria, impulsa un proyecto de encuadernación artesanal junto a sus hijos
- Su marca, Marutzi Encuadernación, ofrece libretas personalizadas con técnicas tradicionales y diseños únicos
Planea dedicarse de lleno a la encuadernación tras su jubilación, demostrando que siempre hay tiempo para emprender con pasión
Después de 34 años frente a grupo, la maestra María Teresa Montoya ha encontrado una nueva forma de compartir su pasión: la encuadernación artesanal. Aunque su historia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes ha estado marcada por el aula, la biología y el laboratorio, en los últimos años también se ha tejido entre hilos, papeles y telas, como parte de un oficio que nació en su adolescencia y resurgió con fuerza durante la pandemia.
“En secundaria estuve en el taller de imprenta y me enseñaron a encuadernar”, recuerda, “y ahora, en la pandemia, me puse a encuadernar y ya no me he detenido”. Así comenzó Marutzi Encuadernación, un proyecto que lleva su nombre en lengua Cora y que se ha convertido en una iniciativa familiar, en la que también participan sus hijos: uno músico, otra agrónoma.
El trabajo de María Teresa combina técnicas tradicionales como la costura francesa y la copta, con materiales diversos -tela, yute, papeles especiales- y detalles personalizados que hacen de cada libreta una pieza única: “Desde doblar el papel, cortarlo, imprimirlo… todo lo hago desde cero”, explica. Algunas libretas llevan bordados inspirados en Cervantes, otras son cubitos decorativos o libretas con hojas negras para escribir con tinta metálica. Los precios, dice, son “universitarios”, accesibles para estudiantes y público general.
Aunque aún considera la encuadernación como un hobby, María Teresa ya ha participado en tres ediciones de la Feria del Libro universitaria, y ahora en una cuarta. Su plan es claro: “Cuando me jubile -me faltan dos años, si Dios quiere- pienso seguir ya con la encuadernación y cada vez ir haciendo más tipos”.
A lo largo de su carrera docente ha enseñado biología, ecología y educación para la salud, y aunque el aula sigue siendo parte esencial de su vida, reconoce que la encuadernación le ha abierto un nuevo camino creativo: “La universidad ha sido mi casa más de la mitad de mi vida”, afirma con orgullo.
Para quienes piensan que es tarde para comenzar un proyecto, su mensaje es directo: “Si tienes una habilidad, o puedes aprenderla… yo esto lo aprendí desde secundaria, pero muchas costuras las he ido aprendiendo en estos años”. También deja un consejo para los jóvenes: “Si escogen una carrera y no les gusta, no se sientan mal. Intenten otra. Les tiene que gustar, porque a eso se van a dedicar 30, 40 años de su vida”.
Entre libretas, hijos artistas y décadas de docencia, María Teresa Montoya demuestra que nunca es tarde para comenzar una nueva historia… y encuadernarla a mano.




