A solo una hora del inicio del concierto que reuniría a Alicia Villarreal, Ángela Carrasco y Ana Cirré como parte de las celebraciones por el Día de las Madres, el escenario instalado en la explanada de la alcaldía Gustavo A. Madero colapsó, dejando al menos siete personas heridas. La estructura, destinada a sostener luces y sonido, se vino abajo hacia las 15:50 horas del 8 de mayo debido a las fuertes rachas de viento registradas en la zona, las cuales alcanzaron los 50 km/h, según la propia Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC).
El incidente no solo interrumpió los festejos, sino que también reavivó cuestionamientos sobre la planeación y supervisión de eventos públicos. Apenas un mes atrás, otro colapso de estructura en un festival musical en la capital dejó un saldo fatal de dos fotógrafos muertos. En esta ocasión, aunque no hubo víctimas mortales, el saldo de siete personas lesionadas —dos de ellas trasladadas a hospitales— encendió las alarmas institucionales.
La alcaldía, encabezada por Janecarlo Lozano, había organizado el evento gratuito bajo el nombre “Gran Diosas”, que se promocionó ampliamente. Sin embargo, pese a que la SGIRPC emitió un boletín de alerta a las 14:00 horas advirtiendo sobre condiciones meteorológicas adversas, el montaje del espectáculo continuó y no se desactivó el evento. Incluso, minutos antes del colapso se realizaron pruebas de sonido.
Al momento del desplome, personal de Protección Civil, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y trabajadores del montaje se encontraban en el lugar. La evacuación fue inmediata, y en redes sociales comenzaron a circular imágenes del siniestro que mostraban el armazón colapsado sobre la explanada, así como personas corriendo del sitio.
Desde el lugar del incidente, el alcalde Lozano ofreció un mensaje minimizando el hecho: “No tenemos a una sola persona que haya perdido la vida el día de hoy”. Aunque confirmó que el responsable de la logística fue enviado a declarar ante la Fiscalía, evitó referirse a la posible omisión de protocolos de prevención frente a las advertencias meteorológicas.
Por su parte, la SGIRPC anunció que se solicitará a la alcaldía el Programa Especial de Protección Civil y que se realizarán peritajes para deslindar responsabilidades. En un esfuerzo por responder ante la crisis, también se comprometió a brindar apoyo a los lesionados.
El evento fue oficialmente cancelado por la productora y artistas involucradas, quienes comunicaron la suspensión a través de redes sociales. Sin embargo, el incidente dejó expuesta una cadena de fallas en la coordinación entre autoridades locales, organizadores y cuerpos de emergencia.
En una ciudad acostumbrada a lidiar con lluvias, temblores y vientos, resulta difícil justificar la falta de previsión. Que un espectáculo con amplia convocatoria se mantenga en pie pese a una alerta meteorológica oficial no es solo un descuido técnico: es un síntoma del relajamiento institucional en torno a la seguridad de eventos públicos.
Mientras la Fiscalía de la CDMX determina si hubo negligencia, la ciudadanía —una vez más— queda atrapada entre la improvisación y la precariedad organizativa. Esta vez sin muertos. Pero no por ello sin consecuencias.
