Por primera vez en casi 20 años, México no tuvo representación en el serial de la Copa del Mundo de Pentatlón Moderno 2025. El motivo: la negativa de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), ahora encabezada por Rommel Pacheco, para cubrir los gastos de traslado y participación del equipo nacional. Aunque el cambio de titular prometía priorizar a los atletas, las prácticas heredadas de la administración de Ana Guevara siguen marcando el rumbo de las decisiones.
Ocho atletas —cuatro mujeres y cuatro hombres mejor posicionados del país— quedaron fuera de tres fechas clave en Egipto, Hungría y Bulgaria. Estos eventos no solo eran indispensables para ganar fogueo internacional, sino también para adaptarse a las nuevas reglas del deporte, que incluyen una prueba de obstáculos en sustitución de la ecuestre y cambios en la forma de puntuar en esgrima. No asistir significó una pérdida técnica grave y un posible golpe a sus becas, ya que estas dependen de la participación internacional.
La Federación Mexicana de Pentatlón Moderno (FMPM) solicitó en marzo los recursos necesarios para cubrir una gira que incluía campamentos y competencias. A solo días del viaje, Conade comunicó que el dinero no estaría disponible y que cada atleta debía adelantar entre 70 mil y 400 mil pesos, dependiendo del destino. La promesa: un reembolso futuro. El problema: muchos no podían cubrir el monto, y nadie confiaba plenamente en que les devolverían el dinero.
La incertidumbre se acentuó cuando, según relatan los propios pentatletas de forma anónima, no hubo claridad sobre por qué se retrasaron los fondos. Algunos atribuyen el problema a la “inexperiencia” de la nueva administración; otros, al simple desdén institucional por un deporte que, aunque no da puntos para el ranking mundial en estos eventos, sí exige alto rendimiento y preparación continua. “Sabemos que eso de los reembolsos es mentira y no regresan nada”, declaró uno de los deportistas afectados a la revista Proceso.
Aunque el Comité Olímpico Mexicano ofreció pagar los boletos para algunos atletas de menor ranking, la FMPM decidió no inscribirlos por respeto a los mejores clasificados. La decisión, aunque solidaria, dejó a todo el país sin representación. Un simbolismo duro: México ausente no por falta de talento, sino por burocracia y desconfianza institucional.
Rommel Pacheco había prometido que los atletas serían el centro de su gestión. Pero la instrucción que llegó a la federación fue clara: Conade solo cubriría los gastos de los primeros cuatro hombres y mujeres del ranking. Los lugares del cinco al ocho podían competir por su cuenta, si conseguían patrocinio o apoyo estatal. En teoría, sí hay presupuesto; en la práctica, las condiciones impuestas lo vuelven inaccesible.
Ahora toda la presión recae en dos competencias: el Mundial de Relevos en Alejandría y el Abierto de Polonia, que anteceden al Mundial de Lituania en agosto. Los atletas confían en que Conade esta vez sí libere los recursos, aunque la confianza ya está erosionada.
Mientras tanto, los pentatletas siguen entrenando en silencio. No con la esperanza ciega de representar a su país, sino con la frustración de saberse parte de un sistema donde, incluso con el mejor ranking, ser prioridad sigue siendo una promesa incumplida.




