Cosas Veredes
Cuando un partido aguascalentense venció al PRM
Se ha dicho que la historia es maestra de la política y en muchos sentidos así es. Aunque no de manera lineal, sino que por el conocimiento de la dinámica de los procesos que han marcado la evolución de las sociedades humanas, es posible entender la lógica de los acontecimientos contemporáneos y prever su más probable desarrollo. En ese sentido, existe un pasaje en la historia local que nos puede explicar varios aspectos de lo que fue el desarrollo político partidista de nuestra entidad en la segunda mitad del siglo pasado, y cuyos ecos lejanos aún se pueden escuchar levemente. Ese pasaje al que nos referimos se trata de cuando el partido antecedente del PRI, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), siendo ya el partido hegemónico y “oficial” en todo el país, perdió la elección de gobernador del estado de Aguascalientes en julio de 1940 ante el Partido Revolucionario Aguascalentense (PRA) por una apabullante votación de 16,476 votos contra 1,179 del PRM.
Ese pasaje de nuestra historia local se conocía por las pláticas de los sobrevivientes de aquellas épocas que las transmitían como anécdotas extraordinarias, pero el hecho histórico-político ha sido documentado en la extraordinaria investigación que contiene, en uno de los capítulos del libro Nudos de Poder, del doctor Andrés Reyes Rodríguez, publicado hace ya veinte años.
Bien se sabe que Aguascalientes no fue escenario de grandes batallas militares de la Revolución Mexicana, que conservó una paz relativa, sobre todo si se compara con las regiones del norte y del centro sur. Pero la entidad, tanto en la revolución como en el periodo postrevolucionario, fue eco obligado de las turbulencias del país y de la confrontación de las distintas facciones vencedoras en la revolución, y aún de las sobrevivientes del régimen porfirista. Desde los días de la Convención hasta los años treinta, Aguascalientes tuvo gobiernos y gobernadores cuyas orientaciones políticas variaban según las directrices de los gobiernos de la federación y la correlación entre las variadas fuerzas locales existentes, que iban desde los grupos más conservadores, clericales y de clases pudientes, hasta los destacamentos de socialistas y anarquistas con influencia en organizaciones campesinas y sindicatos obreros. Los gobiernos locales reflejaban esos intereses variados y enfrentados eventualmente entre ellos con frecuencia; desde el villista Alberto Fuentes Dávila, al carrancista Martín Triana, o el porfirista Rafael Arellano Valle, por mencionar algunos casos destacados.
Las acciones de cada administración de los gobiernos variaban tanto como las orientaciones de los gobernantes: mayor o menor impulso al reparto agrario, a las políticas y reivindicaciones obreras, a la educación pública o a la intervención de los diferentes grupos sociales en la toma de decisiones o en los cargos públicos o de representación popular, presidencias municipales, diputaciones locales o federales, o senadurías.
El Partido Nacional Revolucionario (PNR) fundado por P. E. Calles, con la orientación de partido hegemónico de gobierno, cuando se constituyó en Aguascalientes, al igual que en el país, incorporó en su estructura a los grupos locales, partidos locales, liderazgos y caciques políticos con algunas afinidades, y las contradicciones y disputas que antes se dirimían en la arena pública se trasladaron al interior del aún incipiente partido de estado. Personajes de la revolución como el Dr. Gral. Enrique Osornio Camarena, el poderoso político local Rafael Quevedo, los líderes ferrocarrileros Pedro Vital y Juan G. Alvarado, y profesionistas como Manuel Carpio, Alberto del Valle y muchos otros, que con sus afinidades y diferencias pasaron a ser parte del partido gobernante en un ejercicio de canjear libertad política a cambio de cercanía permanente con el poder, dejando cuestiones ideológicas en espacios subyacentes y entendiendo que el pragmatismo del “Partido” eventualmente tendría lugar para todas las expresiones.
Los primeros años del PNR en Aguascalientes fueron de reacomodos, diferencias y conflictos, y se reafirmó como un factor determinante para el posicionamiento político ya no sólo el arraigo y apoyo en los grupos locales, sino también en las relaciones personales y de grupo con los liderazgos de las instancias centrales del “partido” y del gobierno de la federación; la socorrida fórmula de impulsar liderazgos locales con políticos avalados por el centro político del país. Entre 1930 y 1940 los liderazgos locales como Rafael Quevedo y Juan G. Alvarado ocuparon la gubernatura, así como el Gral. Osornio Camarena muy vinculado a los liderazgos nacionales.
En la sucesión de 1940 surgió el conflicto por la gubernatura. La opinión central del partido del gobierno, evolucionado como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) se inclinó por el Ing. Jesús María Rodríguez Flores, un personaje sin la confianza de los grupos políticos tradicionales. Revive entonces uno de los partidos locales afluentes del PNR, el Partido Revolucionario Aguascalentense (PRA), que aglutina a liderazgos locales de gran fuerza, los reductos del grupo de Rafael Quevedo y con el apoyo del gobernador Juan G. Alvarado, postularon al Dr. Alberto del Valle, quien ya se había desempeñado como presidente municipal de la capital y diputado local.
El 21 de julio de 1940 se hizo oficial el resultado: el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) obtuvo 1,179 votos y el Partido Revolucionario Aguascalentense (PRA) obtuvo 16,476 votos. El Dr. Alberto del Valle fue declarado gobernador constitucional del Estado para el periodo 1940-1944.
Inmediatamente después de las elecciones, el gobernador electo Alberto del Valle se sumó al Partido de la Revolución Mexicana y en 1944 apoyó la candidatura del Ing. Jesús María Rodríguez para gobernador del estado. El partido de estado se consolidó en Aguascalientes. Los fuertes grupos conservadores, con su bases e intereses locales, y los grupos más vinculados a las reivindicaciones sociales, quedaron ayuntados, resolviendo sus diferencias pragmáticamente bajo el arbitrio discrecional de los poderes centrales, coexistiendo en el esquema político que conocimos hasta 1998, cuando se dio la primera alternancia política en Aguascalientes.
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