La Columna J
Rubber Bricks: El futuro es ahora
Con el gusto de saludarle como cada semana, quiero agradecerle profundamente su tiempo y atención para dar lectura a esta columna. Su tiempo es el sentido de mis letras. En esta ocasión deseo dedicar el espacio a un grupo de jóvenes muy especiales.
El cuatrimestre pasado tuve la fortuna de tenerlos como alumnos, y es que cuando uno se encuentra con personas comprometidas con el desarrollo, el esfuerzo y la dedicación, las cosas, simple y sencillamente, se dan.
Hace aproximadamente seis meses comencé a dar clases en Global University, una institución que se ha convertido en un referente innovador y disruptivo en los procesos de enseñanza. La visión de su rector, Juan Camilo Meza Jaramillo, es resultado de la preparación, la vocación y la entrega por aquello que constituye el verdadero estilóbato de la sociedad: la educación. La universidad impulsa aprendizajes significativos para formar jóvenes capaces de ejercer un capitalismo consciente, potenciando proyectos que transforman positivamente su entorno. Gracias a un gran equipo de trabajo, integrado por personas como Magaly Chong, América Magaña, Noemí Rentería, Alejandro Román, entre muchos otros, se ha consolidado una estructura funcional, dinámica e íntegra.
Las materias en Global se vinculan directamente con proyectos aplicativos, lo que permite a los alumnos pasar de la teoría a la práctica y comenzar a construir caminos tanto en lo personal como en lo profesional. Agradezco a la maestra Sandra Vivas por haberme confiado la asignatura de Economía.
En la primera semana de clases, como es costumbre, me presenté y expliqué la dinámica del curso. Para la segunda, organicé equipos que diseñarían proyectos de emprendimiento donde aplicarían los contenidos de sus materias. Fue ahí donde conocí Rubber Bricks. Como diría Epicteto, “no son las cosas las que nos perturban, sino la opinión que tenemos de ellas”, y en estos jóvenes vi que habían decidido mirar los problemas como oportunidades.
Miguel Ángel García Ubaldo, Fabrizio Obregón Durán, Mónica Salazar Jaime, Miguel Rocha Montelongo y Santiago Loera González son jóvenes como cualquiera, pero con un espíritu extraordinario. Les apasiona el futbol, patinar, emprender ideas, participar activamente en clase y, sobre todo, cuestionar con pensamiento crítico. Un día llegaron y me preguntaron: “Profe, ¿cómo ve este proyecto?”. Y quedé asombrado. Habían diseñado un block con la forma de los legos, elaborado con materiales reciclados de neumáticos. Un proyecto innovador que responde a problemáticas urgentes: la contaminación ambiental, los altos costos en la construcción y la necesidad de soluciones creativas y sostenibles.
Trabajamos juntos en darle sentido y forma al proyecto, ajustamos datos, practicamos discursos. Los hice subirse a una mesa para entrenar su oratoria una y otra vez. Siempre con entusiasmo, con disposición para aprender, con la convicción de que el camino es tan importante como la meta. Les recordaba: “La vida no es una carrera de velocidad, es de resistencia”. Ellos entendieron la enseñanza: dar lo mejor sin esperar nada a cambio.
Lo que más me sorprendió fue la constancia con la que asumieron cada reto. Los fines de semana me escribían para preguntar detalles, pulir su presentación o aclarar dudas. Nunca faltaron a clase, siempre se les veía disfrutar del proceso, y en su alegría estaba el verdadero aprendizaje. Como enseñaba Marco Aurelio: “La vida del hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella”. Estos jóvenes aprendieron a pensar con grandeza, y esa grandeza se tradujo en acciones.
Llegó el momento de presentar. Lo hicieron con sencillez y grandeza, seguros de sí mismos y de su proyecto. El resultado fue más que positivo: Expo Ideas de Global les otorgó un lugar decoroso y triunfante, llegaron a la final del IMJUVA y conquistaron el primer lugar en Sustentabilidad de Expo MAEN. Además, obtuvieron reconocimientos, menciones y primeros lugares en diversos certámenes. Pero más allá de los premios, lo realmente valioso fue que ellos mismos abrieron puertas, captaron la atención de funcionarios municipales, estatales y de empresarios.
Estos logros no son solo medallas en un expediente académico, son huellas en su propia conciencia. Ellos ya comprendieron que el éxito no depende únicamente de la meta alcanzada, sino de la actitud con la que se camina. Y es ahí donde la filosofía cobra sentido: Séneca afirmaba que “cualquier viento es favorable para quien sabe a dónde va”, y hoy estos jóvenes han comenzado a marcar su rumbo con decisión y esperanza.
Han sido ejemplo para la universidad, pero, sobre todo, han sido ejemplo para sí mismos. Aprendieron que con constancia, disciplina y preparación se pueden alcanzar grandes metas, siempre disfrutando el camino. Estoy convencido de que, a estos jóvenes, a estos alumnos y a esta alumna, les irá muy bien. Porque más allá del proyecto, cuando las personas actúan con convicción y determinación, la vida responde.
In silentio mei verba, la palabra es poder, la filosofía es libertad.




