Puro veneno. En el 2000, cuando todavía no era apapachado por Andrés Manuel López Obrador, y era un furibundo priísta, Manuel Bartlett señaló a su partido: Nosotros debemos reaccionar, porque no nos vamos a suicidar caminando hacia el cadalso como borregos, siguiendo puntualmente la disciplina del partido con el “sí, díganos, ordénenos, oriéntenos”. La disciplina es el alma fundamental del partido, pero si no hay partido, la disciplina es nuestro veneno. Ese momento lo definió Carlos Monsiváis como el instante en que los priístas se vuelven irreconocibles, hasta ese entonces “sólo facultados para hablar en el lenguaje único del triunfalismo”. Ahora que el PRI ha vuelto al poder, pronto olvidaron la lección aprendida y vuelven, víctimas de la fe en la programación neurolingüistica, se repiten ante el espejo que son los mejores, los únicos, las últimas cocacolas en el desierto.
No pasa un día sin que desde las oficinas de comunicación de los gobiernos del tricolor, de todos los niveles (federal, estatal, municipal) no se diga que las hojas de los árboles se mueven gracias al empeño y dedicación del presidente, gobernador o alcalde, eso es lo de hoy. Hemos vuelto a los tiempos de que sean las horas que dicte el jefe máximo.
En ese escenario es donde se mueven los suspirantes del tricolor, entre la sumisión absoluta y la repetición de la consigna de que son los mejores; eso ayuda entender un poco la razón por la que desde las oficinas del partido se repita una y otra vez que lo importante es la unidad, que si no llegan unidos no son nada; eso explica también el nerviosismo de Guadalupe Ortega Valdivia cuando Roberto Tavarez Medina se le sale del huacal y se pone a cuestionar los mandamientos partidarios; también este mismo escenario, justifica el alivio colectivo que ayer mostraron los tricolores por el reemplazo de Jesús María Rodríguez Hernández, y el nombramiento como delegado de Mario Vargas Aguiar.
Con más pena y sin gloria se va Rodríguez Hernández, justo cuando se iba a poner buena la fiesta. Ahora se le pide a Mario Vargas Aguiar que ponga orden, porque los demonios andan sueltos. Al grado que la convocatoria a una conferencia de prensa del Comité Directivo Estatal del PRI, hoy a mediodía, pone a todos nerviosos, porque es fuerte el rumor de que será el destape formal de Óscar López Velarde Vega y, con ello, se posicionaría como el candidato oficial. Habrá que ver, por lo pronto, el titular de la Secretaría de Gestión Urbanística y Ordenamiento del Territorio ya nos anunció que será el viernes cuando presente su renuncia a Carlos Lozano de la Torre y al día siguiente se registrará ante el PRI. Suerte pues.
Igual de nerviosos que el tricolor, pero con más prisa, los de Acción Nacional siguen anunciando a quienes se postulan por un cargo. Estos movimientos en el PAN son señales que tendrá que leer Felipe González González, pues si quiere mantener sus hilos en el próximo Congreso local, ya va siendo tiempo de que sus espartanos y zombis se pongan las pilas para registrarse como candidato, no le vaya a pasar como con el apoyo que le prometieron Alfredo Reyes Vázquez y Héctor Quiroz García, entre muchos otros, que a la hora de la hora se tradujo en tímidas y vagas declaraciones. Y sí, ya sabemos que el segundo es comisario del Partido del Trabajo, pero también consideramos que vende caro su respaldo en este momento en que todos buscan cómo caer parados tras las elecciones.
Por lo pronto ya apareció la primera orozquista que desea contender por una curul: Martha Márquez Alvarado, ex consejera del Comité Directivo Estatal, quien ahora quiere representar al Distrito XV. La todavía funcionaria del blanquiazul tiene 26 años de edad y una década en el partido. Dicen los que asistieron a la ceremonia de apuntamiento que cuenta con respaldo de la militancia, pero sobre todo, que trae apalabrada la candidatura. Ya sabe cómo se las gastan los panistas. Su frase favorita no es “unidad”, sino “¿a cómo?”. A ese mismo distrito se apuntó, en franca competencia Mónica Ledezma Gallegos, quien también quiere su curul.
Más apuntados blanquiazules: otros que acudieron a la Mansión Orozco, situada en avenida Independencia, para registrarse fueron Héctor Anaya Pérez y Abel Velázquez Calvillo, este último trae entre ojos el Distrito II. Mientras que Francisco Barrán Coleyva también entregó su carta de aspiración a la Presidencia Municipal de Asientos, difícil la va a tener, porque para que lo postule el PAN a ese municipio, tiene que pedirle a las huestes de Cuauhtémoc Escobedo Tejada que le cedan la plaza, pues ese municipio es de los pocos donde el PRD tiene lo suyo.
En la columna de ayer, nos dejamos llevar por la pasión y llamamos “corifeo” a David Romo, él nos contestó vía Twitter que no es “matraquero”, que es “realista informado”, nos sostenemos, sí es corifeo de Luis Armando Reynoso Femat, para sustentar, citamos una de las Minucias del lenguaje de José G. Moreno de Alba publicadas por el Fondo de Cultura Económica, donde explica sobre el vocablo corifeo que es frecuente “su empleo figurado con el sentido de ‘seguidor’, ‘incondicional’, ‘partidario’, etc., de alguien, y que casi siempre tiene además un carácter peyorativo, pues se supone que los corifeos de algún personaje lo siguen y lo apoyan de manera casi mecánica, no pocas veces por interés o conveniencia personal o, como decimos en México, por interés convenenciero, y sin que estén, por otra parte, convencidos ni enterados siquiera de las ideas o doctrinas de su líder o modelo”. Es cuanto corifeo.
Eso del “interés convenenciero” nos gustó para caracterizar uno de los males de la partidocracia. Siempre se critica en general a las organizaciones políticas de que sólo buscan provecho para ellas mismas, pero dicho así, generalizando pues, se pasa por alto señalar que los partidos están enfermos porque dejan de lado la representación ideológica que se supone los distingue para transformarse en simples y llanas agencias de colocación, le ponemos nombre y ejemplo, porque sabemos que otros medios van a publicar como nota lo que nos contaron como chisme: también se registraron en el PAN Guillermo Gutiérrez Serrano y Ernesto Valdivia Martínez, como candidatos a diputados propietario y suplente, respectivamente, por el Distrito XVII, bueno, pues resulta que a Gutiérrez Serrano, cuatacho de Arturo González Estrada, le precede una pésima fama, nos comentan que lo caracteriza la corrupción, porque cuando trabajó en Hacienda se robaba las devoluciones del IVA, así nomás; es un trascendido, pero no podemos dejar de mencionarlo porque en verdad el rumor es fuerte, y al final es sólo una muestra de que los partidos están más interesados en la venta de candidaturas que en abrir las puertas a candidatos que en verdad cuenten con lo que se requiere para ser servidor público, eso explica que cuando se le habla de candidaturas independientes a Arturo González, siempre mencione que sí, que hay personas “interesadas” en convertirse en abanderados del PAN; otra vez, ¿de a cómo?
La del estribo. Este mediodía Juan Antonio Martín del Campo, guardado por largas horas en las cuales los señalamientos han corrido por parte de José Luis Novales Arellano, reaparecerá en el sitio preferido por los del blanquiazul: el Hotel Quality Inn, dicen que el aspirante a la alcaldía de Aguascalientes viene con un “tema referente al proceso electoral”, para como han estado de reborujados en Acción Nacional, igual y Martín del Campo sale a explicar el súbito amor de Movimiento Ciudadano por Novales Arellano, a quien ayer le abrió su corazoncito y le echó flores. Ahí lo que vemos es una jugada de Luis Armando Reynoso Femat vía Carolina Rincón Silva, en un movimiento típico del luisarmandismo de sumar para restar y subir sus bonos.
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