Intervención de Dulce María Rivas Godoy
“La cultura es una propensión del espíritu, una sensibilidad y un cultivo de la forma que da sentido y orientación a los conocimientos”.
Cada uno de los aquí presentes tiene seguramente una entrañable memoria de don Víctor Sandoval. Para muchos la figura de don Víctor paseando en el centro de la ciudad se convirtió en una imagen cotidiana, verlo danzar sin prisas para reunirse con sus amigos del café era una escena paradójicamente íntima. Fue Sandoval también un visionario, coincidimos todos en recordarlo por lo que siempre ha sido y será para los aguascalentenses y por extensión para todos los mexicanos que vivimos inspirados en el mundo del arte y la cultura, un incansable gestor y promotor.
Decía don Víctor refiriéndose a sí mismo, que era un burócrata de tiempo completo y poeta de fin de semana, un poco en su defensa, el escritor Hugo Gutiérrez Vega mencionó en el prólogo de poesía completa que Sandoval dedicó una buena parte de su vida a apoyar a los otros creadores y a estimular a los jóvenes escritores, ésa es, sin duda, una parte esencial de su obra y de su paso por la vida, tamaña bondad le impidió dedicarse a la promoción de su propia obra.
Juan Gelman, por su parte, en un merecido homenaje al maestro Víctor Sandoval replicaba: ¿quién si no un poeta como él podría llevar adelante con tanto empeño, con tanta pasión una labor que difundió la cultura y apoyó el nacimiento de tantos jóvenes poetas y artistas en todo México?”… efectivamente, don Víctor, además de ser un hombre de familia, estuvo a lo largo de su vida dividido entre sus funciones en el servicio público, la gestoría y su actividad literaria, pero al final de cuentas siempre colocó en primer lugar el beneficio colectivo antes que cualquier interés individual.
Tenemos la fortuna de haber conocido a un gran hombre, fue un ser humano bondadoso, pensante, reflexivo y crítico. Don Víctor seguía con pasión y devoción la obra de los artistas al mismo tiempo que se preocupaba por conocer e intervenir en los asuntos políticos, porque sabía perfectamente que no eran ajenos al arte. Gracias a lo que él inició como la Casa de la Cultura, el ICA tiene hoy más de 120 espacios dedicados a la enseñanza, promoción y apreciación del arte y otras manifestaciones culturales, son miles de personas las que hoy se deleitan teniendo acceso a su legado.
Un verso de un poema del querido maestro describe esa sensación de desamparo que hoy nos reúne, “el mundo se ha poblado de naufragios”. Con la ausencia de don Víctor podríamos sentirnos como náufragos y en momentos desamparados, sin embargo debemos continuar con su misión y esto no significa solamente replicar las políticas públicas que gracias a él institucionalizaron la promoción del arte y la cultura en México. Don Víctor Sandoval nos ha dejado una lección más difícil que tenemos que practicar con creces, estar en el lugar correcto, en el momento preciso y tomar decisiones que benefician el rumbo de la vida de miles de personas.
Qué mejor manera de honrar su memoria que siguiendo su enseñanza, nos corresponde a cada uno de nosotros desde el lugar en que estamos emprender nuevas epopeyas humanas. Descanse en paz.
Foto: Gerardo González




