Dicen que el ser humano es el único ser que puede cometer un mismo error varias veces. Difícil es comprobar que esto sea siempre cierto, pero hay varios casos en los que se puede demostrar que, como civilización racional, volvemos, una y otra vez, a creer en promesas de políticos o fallar nuevamente en algo en lo que ya habíamos fallado. Nos es especialmente común a los seres humanos repetir los errores en cuestiones económicas y políticas. Como que no aprendemos que si seguimos teniendo los mismos problemas, es porque no nos hemos decidido a adoptar otra manera de hacer las cosas.
Habiendo librado muchas batallas civiles con miras a lograr la ciudadanización de las instituciones políticas, apenas cuatro meses después de iniciado un nuevo sexenio, el modelo corporativista y clientelar, donde la libertad ciudadana y los derechos civiles se pliegan a la voluntad de la cúpula burocrática o partidista, vuelve a tener trágica vigencia. La urgente necesidad de combatir el hambre y la pobreza se ha visto bloqueada por dos frentes. Por un lado, la ha cooptado el propósito de pintar la salvación como un logro partidista. Por el otro, la bloquea el nulo interés que tienen por solucionar el problema de la desnutrición las empresas que ganan vendiendo sus lucrativos productos bajos en nutrientes. En ambos lados del problema aparece el error atávico de encargar la salvación del hambre de los mexicanos y problemas derivados de la pobreza e ignorancia, a los actores que más se benefician con éstas.
El problema económico no se solucionará mientras no se cambie el sistema económico. El problema político persistirá, mientras los políticos vivan de éste, con éste y para este sistema económico.
Por tanto, resulta urgente, saber que sí existe un modelo económico distinto, que permite la creación de un sistema mucho más justo del que ahora predomina: el que privilegia el beneficio de la comunidad por encima de la utilidad individual.
Por ello vale la pena difundir lo que sí están haciendo quienes le están ganando la partida a la pobreza, al hambre y la ignorancia, aunque estén haciéndolo en otro país. El pasado viernes 12 de abril se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional de Economía Social y Solidaria organizado por el Instituto Nacional del Asociativismo y Economía Social (INAES) de Argentina, el gobierno municipal de Sunchales y la Casa Cooperativa de esa localidad, junto con el Instituto de Promoción de la Economía Solidaria (IPES).
Desde aquel municipio de la provincia de Santa Fe, reconocido como capital nacional del cooperativismo, se ha hecho evidente el desarrollo económico gracias a que el trabajo de las cooperativas y mutuales locales ha logrado detener el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. En aquel lugar, donde se asientan importantes cooperativas que acopian e industrializan la rica producción agrícola y ganadera que la zona ha desarrollado, sin intervención del sistema bancario internacional ni de empresas multinacionales de la industria alimentaria, sus propias herramientas de financiamiento de la economía solidaria: microcrédito y superintendencia de ayuda económica. Este importante encuentro, de cuya existencia no se ha dado cuenta en esta parte del mundo donde dominan las corporaciones que lucran con la malnutrición, fue el marco para la presentación de ese modo cómo sí pueden resolverse los problemas del hambre. Sólo que para ello, tiene que haber una voluntad política, ya sea de autoridad establecida o, en su defecto, de ciudadanos organizados y conscientes, de privilegiar la ayuda mutua y hacer a un lado a los pocos que lucran a costa de la mayoría.
“La Economía Social, entendida como el conjunto de actividades económicas generadas por formas productivas solidarias y democráticas, ha sufrido con especial énfasis, los embates del modelo neoliberal, porque por su esencia son antagónicas con el modelo que se pretendía imponer. El modelo cooperativo en Argentina se desarrolló y consolidó conjuntamente con la conformación de nuestra nacionalidad plural, abierta y democrática, siendo su mayor expresión esta ciudad de Sunchales”, expresa el documento a través del que se convocó a este evento.
El buen ejemplo, afortunadamente, también cunde. Este tipo de actividades, en cuya realización ya tienen varios años de experiencia algunos países del cono sur de nuestro continente, han servido para animar a grupos y organizaciones sociales de nuestras boreales latitudes a replicar las experiencias. Un importante evento que pretende promover la justicia económica tendrá lugar los días 29 y 30 de mayo de 2013, en la ciudad histórica de Oaxaca, México.
La Asociación Internacional de los Inversionistas en la Economía Social, INAISE y el Foro Latinoamericano y del Caribe de Finanzas Rurales, FOROLACFR, organizan la Cumbre Mundial de Finanzas Solidarias denominado “Promoviendo más Justicia Económica e Incluyente”. Ambas redes reúnen a entidades y actores comprometidos en el cambio social mediante su acción en el área financiera.
El objetivo general del evento es: “Propiciar un espacio de intercambio, análisis y diálogo, entre los participantes venidos de contextos y entornos muy diferenciados, sin embargo, compartiendo visiones y trayectorias con mucha convergencia de enfoque.” De forma específica se pretende analizar los desafíos actuales en las economías sociales y sus implicaciones para el desarrollo de mercados financieros solidarios y la relación de éstos con las políticas públicas. Asimismo, generar más cooperación en el campo de las finanzas solidarias y construir una agenda de trabajo que favorezca el fomento de servicios financieros solidarios para un desarrollo más inclusivo.
Si para mejorar se tiene que hacer algo distinto, esta Cumbre Mundial representa una oportunidad para conocer otro modo de hacer las cosas.
ciudadania.economica@gmail.com
Twitter: @jlgutierrez




