El lunes pasado comenzaron las campañas. A las cero horas con unos segundos, los candidatos comenzaron a tambor batiente —casi todos, nadie sabe qué pasa con los aliancistas, que todos saben que existen pero nadie los ha visto últimamente— con actividades por todos lados. Dice una vecina de esas líderes de colonia que en las campañas los únicos que ganan son ellos porque de todos lados les dan. Puede que sea cierto.
Las campañas políticas serán siempre el reflejo de los deseos y aspiraciones de los ciudadanos. Las campañas de altura devienen por lo tanto de las exigencias cívicas, más que de las propuestas de los candidatos. Si el que va a votar exige, el que quiere gobernar se exige.
Estas contiendas tienen muchas particularidades: partidos que se van solos, candidatos que se cambian de partido, alianzas “estratégicas” y anónimos en el desierto, entre otras cosas. Pero lo que es un hecho, es que en estas campañas se respira un aire de modernidad: las redes sociales por ejemplo o los mensajes frescos e imágenes de personajes que denotan confianza en su juventud, y en sus virtudes personales. Las campañas deberán ir pues en ese sentido: en la forma de hacer propuestas frescas, pero también en hacer que ésas se cumplan.
Retomemos el sentido práctico de la gobernanza. Podrán decir mucho, pero la realidad es que los gobiernos han puesto su parte: Lozano prometió empleo y desarrollo económico —sin ser lisonjero, ni analizar a qué costo— lo está cumpliendo. Lorena prometió una nueva política y se pueden decir muchas cosas de ello, pero ha hecho cosas nuevas e interesantes en beneficio de muchos. La tarea es pues, no una meta fácil de superar. Los políticos contrincantes deberán poner más que denostaciones para poder superar elementos indispensables para la política e irrefutables todos ellos como lo son los resultados. En efecto, los pendientes están ahí, siempre con la medida de ser cumplidos ante los deseos ciudadanos. Pero los resultados están también ahí y ésos sin pagar anuncios o espectaculares en las avenidas, se gritan y se divulgan solos. No estoy defendiendo a nadie, sólo lo invito a que analicemos estas realidades.
La otra cara de la moneda es que las campañas cada vez son más costosas: todas se tratan de dar cosas materiales. Siempre serán más y más costosas cada vez: nuevos partidos, más votantes, más elementos para convencer. Dicen las autoridades electorales que hay democracia electoral, y yo digo que lo que hay es presupuesto. La democracia sería la entera libertad, honesta y sin condiciones, para que el ciudadano de a pie, vaya a votar. “Si quieres resultados distintos cambia de actitud” dicen los comerciales. La actitud que se refiere a la forma en que un individuo se expresa, proviene precisamente de un proceso de raciocinio que surge del análisis o juicio de valor ante un contexto comparable. Si queremos que la ciudadanía cambie de actitud, las campañas tendrán que cambiar de metodología.
Es evidente que lo que requerimos los ciudadanos, es que los partidos entiendan que bajo la investidura ideológica que representan y que ostentan los candidatos, hay un partido que sobrepasa todos los intereses: Aguascalientes. Ojalá que todos los esfuerzos vayan por mejorar lo hecho hasta ahora, con el único fin de hacer de las campañas una competencia por servir mejor y no sólo una carrera para ver quién llega primero.
Deseo de todo corazón que los candidatos se centren en propuestas cumplibles y necesarias. También que en este periodo electoral la paz sea el epicentro de las acciones partidistas. Por lo pronto, todos tenemos como siempre, mucho que aprender.
