Hoy los medios de comunicación, particularmente los llamados “de masas”, tienen un papel de primera importancia para alimentar la opinión particular de los ciudadanos; hoy los electores, de manera paulatina, van formando sus opiniones acerca de los gobernantes y de los partidos políticos, con la información difundida a través de la televisión, del radio, de los periódicos y de las revistas.
En términos generales, si los medios escogen las buenas noticias, por ejemplo, del Gobierno Federal, el efecto será que los ciudadanos conocerán esas buenas noticias, y se formarán la opinión positiva y de buen trabajo de ese gobierno; por el contrario, si como constante estratégica, los medios escogen las malas noticias del Gobierno Federal –que siempre habrá y en todos los gobiernos, de todos los partidos-, y durante meses se difunden como tónica dominante, el efecto será que los ciudadanos terminarán por formarse una opinión negativa del trabajo del Gobierno Federal.
Es un mecanismo estudiado por los expertos, pero no bien conocido por la cultura política de la gente; razón por la que vamos percibiendo cierta cargada hacia un gobierno, o hacia algún partido político, o hacia algún candidato. Es necesario decir, no obstante, que para el ciudadano elector el elemento de los medios de comunicación, ciertamente, no es el único insumo para formarse sus opiniones, aunque sí le conceden, por lo general, un importante peso específico.
La revista Nexos publicó en su número del mes de junio, un artículo iluminador y enriquecedor del caso “asombroso” del candidato Enrique Peña Nieto; Carlos Tello Díaz escribió el artículo “Enrique Peña Nieto La senda del rockstar”, y se encuentra en línea en el sitio de la red de la revista.
Tello no sólo se refiere a la televisión de manera preponderante, sino también a las cualidades personales de Peña, que son la base del trabajo político; podrá no ser un pensador político y un estadista, como parece ser que lo ha mostrado hasta ahora. No obstante, tiene notables habilidades para la visión de poder político, de organización, de disciplina, y, sobre todo, una figura física atractiva y deslumbrante, que es para él su gran activo.
¿Qué papel juegan, entonces, la televisión y los otros medios? Es aquí, precisamente, donde encontramos la diferencia; Josefina Vázquez Mota, en mi particular opinión, es la mejor candidata y la idónea para ocupar la próxima Presidencia de la República. Es una política que muestra tener pensamiento político y visión de estado, y que, conforme avanzó la campaña, fue creciendo en sus personales cualidades hasta poder comunicarse con la gente con soltura y claridad de ideas. Su debilidad ha sido, exactamente, una campaña que no le ha ayudado a lograr el posicionamiento que sí tiene como persona con ese pensamiento político y visión de estado, que le permitiría hacer un buen ejercicio de la Presidencia de la República.
El candidato Peña, nuevamente en mi opinión, es el que menos amor y convicción por México muestra, a diferencia de Vázquez Mota y de Andrés Manuel López Obrador; es el que parece buscar el poder por el poder, con la consigna de que tiene que ser a como dé lugar –aun teniendo que falsear en los promocionales la realidad que sí hemos logrado-, mientras que los otros candidatos manejan el poder como el medio para servir a México.
El artículo de Tello, considero, muestra muy bien la calidad televisiva de rockstar político de Peña, tal vez sin haber puesto atención a ello, y la revista tampoco; primero fue el descubrimiento de Peña con sus cualidades visuales, incluida su personalidad de estrella. Luego fue la idea de que con él se podría lograr un gran personaje político, y, por último, cómo hacer su crecimiento con la ayuda de los medios, particularmente, de la televisión con Televisa. Los ideales de servicio al país, a su población, al mejoramiento de las instituciones políticas, de las condiciones de vida y de la economía, el patente amor por México, la verdad, no aparecen en el artículo (tal vez ellos respondan que eso no era lo que importaba).
Peña se presentó en Televisa en enero de 2005 donde conoció a Ana María Olabuenaga, la diseñadora de la publicidad Soy Totalmente Palacio y de Teleton; la debilidad del candidato era que no era muy conocido en el Estado de México y tenían poco tiempo para darlo a conocer.
Según Olabuenaga, “había que hacer una campaña de rockstar. Vender no al partido, que era invendible, ni las propuestas del candidato, que nadie recordaría, sino al personaje Peña Nieto… que diera la cara, que les hablara en lo personal a cada uno de los mexiquenses”.
Para las grabaciones de los promocionales de televisión y radio Peña creó la frase “Te lo firmo y te lo cumplo”; “entendió de inmediato que la publicidad… está hecha de repetición. Sus asesores le enseñaron que las marcas, todas, deben ser construidas en el tiempo, con variaciones dentro de la repetición… Así fue y así ha sido. De entonces ahora Peña Nieto ha proyectado un solo mensaje…”
Un elemento más fue descubierto por Olabuenaga: su encuentro con la multitud: “El contacto con la gente era la parte de la campaña que más disfrutaba Peña… era seductor –un seductor de multitudes en las plazas, pero también en las pantallas de televisión, que lo proyectaban a todos los hogares en producciones de lujo”.
La fórmula de Peña, año con año, ya como gobernador, fue una relación provechosa con los medios de comunicación, en particular con Televisa, e incluía resultados (buenas noticias) del ejercicio de gobierno, con un personaje rockstar exitoso.
Parece ser, pues, que la afirmación de Peña para López Obrador, en el primer debate, “si la televisión hiciera presidentes, usted, Andrés Manuel, sería presidente”, ¿podrá será comprobada por el mismo Peña?, o ¿será elegida la mejor candidata?




