“La democracia es la necesidad de doblegarse
de vez en cuando a las opiniones de los demás”.
Winston Churchill
Yo sí fui a votar. De hecho, me tocó ser testigo de que las casillas abrieron tarde en su mayoría. Ganó España la Eurocopa, y como siempre Andrés Manuel comenzó sus amenazas para provocar otro escándalo postelectoral. Se inventaron el estrés postelectoral y además muchos argumentan que hubo fraude.
Las redes sociales se llenaron de imágenes con diversos cuestionamientos a los organismos electorales, a los partidos, a los candidatos perdedores y ganadores. Josefina se adelantó y fue la primera en reconocer la derrota. Quadri siguió y solicitó a Andrés Manuel que hiciera lo mismo. El presidente Calderón avisó que la entrega-recepción se iba a realizar en orden. Andrés Manuel afirmó —como ya se esperaba— que las cifras no eran definitivas, eso significa que habrá plantón en Reforma otra vez. El voto nulo sacó más votantes que el mismo partido de la maestra Elba (si el voto nulo tuviera dirigencia hubieran conservado su registro). El nuevo presidente se llama Enrique Peña Nieto. En fin, en una semana han pasado muchas cosas.
Después de resumirle la semana en dos párrafos, cabe mencionar que en estas elecciones ganó la ciudadanía. Veo en el panismo —calderonismo— una intención democrática para entregar el poder. Sociológicamente no debe ser cosa fácil, entregárselo a un partido distinto al propio, pero es un hecho que en el año 2000, Zedillo entregó un poder igual a un partido distinto. Ésa es la alternancia y no digo que sea mala o buena, sino que es una característica de las sociedades democráticas. En una reunión escuché esta frase política: “a partir de ahora, algunas elecciones vamos a perder y otras a ganar, así es la democracia, así es la gente”. ¡Qué razón tenía aquella mujer! Los procesos electorales son en una forma análoga, el reflejo de los procesos sociales. Es una determinación de la libertad que en sí misma refleja los valores de la gente y su capacidad de decisión. Winston Churchill afirmó que la democracia no es otra cosa que aceptar que habrá veces en que la que se impone no es tu opinión. En ese sentido y como lo comenté el viernes pasado, ésta es la democracia que tenemos, nos guste o no, y además se encuentra en proceso de perfeccionamiento.
Los más de un millón de ciudadanos que participaron como funcionarios de casilla (según datos del IFE), tuvieron una responsabilidad muy grande: organizar las elecciones de un país entero. Reconozco que como ciudadanos de a pie —sin ninguna otra experiencia previa quizá— los procesos puedan tener errores que generan malestar. Pero eso sucede en cualquier proceso de cualquier tipo, en una empresa de manufactura, en una institución educativa, en el gobierno. Sin embargo, esos errores no pueden tirar a la basura todo el esfuerzo que los miles de ciudadanos hicieron para que estas elecciones pudieran darse. Hacer eso, lo único que provoca es incertidumbre en una sociedad que está harta de la incertidumbre.
La condición de la democracia es también aclarar todas las controversias posibles, para que la certidumbre esté fundada y motivada (como dicen los abogados), para que no haya duda y que si alguien la tiene, pueda ser aclarada. Estoy de acuerdo en las quejas, en la libertad de expresión, en los análisis profundos, en la búsqueda de la verdad. En lo único que difiero, es en los métodos, en los medios. Es necesario que la paz prevalezca, y el respeto que tanto pregonan los que ahora están afuera del IFE amenazando con movilizar gente porque a su candidato no le favoreció el resultado, se tiene que dar como una condición de los demócratas. Alguien que se dice ser demócrata y no acata la opinión vertida en votos que no le favorecen, no es un demócrata sino un mentiroso y ésos son peores que a quienes acusan.
No desdeñemos el trabajo que realizaron miles de ciudadanos mexicanos para este proceso, porque entonces le estamos diciendo mentirosos a los que sin querer nacieron en diciembre y tienen la primera letra de su primer apellido la cual fue elegida por el IFE para que organizaran estas elecciones. Los ciudadanos que organizaron las elecciones 2012 no tienen la culpa de las derrotas o las victorias, y por lo pronto tenemos presidente electo y su colegio —Congreso de la Unión— para que podamos seguir viviendo en esta democracia.
rserrano@up.edu.mx
@comandanteserra




