En septiembre de 2012 se lanzó la convocatoria, exclusivamente dirigida a alumnos que cursaran los últimos dos semestres de diseño gráfico, para crear la imagen del cartel de la Feria Nacional de San Marcos (FNMS) 2013. Se convocaba, por tanto, no a un profesional; no a alguien con trayectoria; no a alguien que tuviera un trabajo consolidado; sino a un inexperto. El pasado 30 de enero se dio a conocer al feliz ganador y casi licenciado: Carlos Martell.
Según las palabras de Martell, su cartel “muestra una diferencia con los anteriores, pues además de los elementos básicos de la FNSM, como los gallos, la corrida de toros, y el Casino, incluyó íconos del estado, como el deshilado y el cerro del muerto, con lo que plantea incrementar el sentido de pertenencia entre la población de Aguascalientes y su historia.” (http://goo.gl/H3mcu). Quien haya visto cualquiera de los últimos diseños podrá decir que eso es una tontería. Hagamos un repaso: en 2008 ganó un cartel que mostraba la imagen de un toro un tanto cubista y pop; en 2009, otra vez, un toro con colores festivos; en 2010 el diseño que ganó privilegiaba la imagen de un persona en cuya espalda se depositaban algunos elementos que se asocian con la fiesta brava (cuernos, flores y el gorrito ese a la Mickey Mouse que se ponen los toreros); en 2011 -no se necesita mucho cerebro para intuirlo- otra vez la fiesta brava: un torero (sin rostro) y la cabeza de un toro; en 2012 -ya, por favor- un toro, una pelea de gallos y un sombrero de charro.
La cara de la FNSM del presente año: en la parte superior y al centro de la imagen tenemos a un torero de espaldas; en la parte inferior -que cubre más del 50 por ciento del total del discurso- un toro saliendo del capote de su verdugo. Colores: predominan el rosa, el amarillo, el negro, el azul.
Ahora sí, recapitulemos los símbolos: toros, toreros, gallos, flores. Estoy de acuerdo en que la feria, fundamentalmente, es una celebración taurina y la imagen debe comunicar esa tradición; pero la de este año es una mera copia de otros diseños con los mismos motivos y colores.
O los jurados son también inexpertos o los estudiantes no tienen imaginación o una terrible combinación de las dos. Con todo, ¿quién está equivocado? ¿Los que quisiéramos ver más inteligencia en una fiesta que puede tener cualquier cosa menos ingenio? ¿Los que piensan que la FNSM, esencialmente, es una celebración taurina y eso es lo único que se debe mostrar? Creo que los primeros.
Aceptemos que la feria, como se dice, es una gran cantina: hay borrachos, vomitadas, malos olores. También: toros, toreros, marchas anti-taurinas, precios ridículos para entrar a un antro, etc. Los eventos culturales se reducen, casi siempre, a las actividades del palenque (gallos, Joan Sebastian, algún Fernández, seguramente la Trevi, etc.) y al teatro del pueblo (música de banda, principalmente). Eso es y nada más. Quien busque Ópera o espectáculos escénicos bien vertebrados o exposiciones interesantes o conferencias de primer nivel, está buscando en el lugar equivocado. (Bueno, hay dos o tres eventos que valen la pena a lo largo de tres semanas de alcohol. La balanza no está nivelada.) Por tanto, el diseño del ganador tiene un punto a su favor; pero varios en contra. Entre ellos: 2013 es el año de Posada. Un tipo bien informado hubiera creado un rostro distinto de la FNSM tomando como referencia al artista mexicano.
¿Por qué, una y otra vez, toros y toreros? ¿La imaginación da para tan poco? Si hacemos caso de que, hablando de supuestas innovaciones, en esta ocasión se incorporó el “deshilado” y “el cerro del muerto”, lo que nos espera es que para el próximo año vamos a tener, sí, un toro, ajá, un torero, al lado de unas chascas junto con un precioso atardecer (el segundo más lindo del mundo mundial).
Insisto: uno es el que está mal. La feria es pasión, emoción, conmoción, hospitalización, perversión. Cerebro: poco. El cartel habla de eso.
