El día lunes, después de mucho tiempo en el cual, estimado lector, estuvimos platicando en esta columna desde principios del año 2012 de los problemas económicos por los que está actualmente pasando el sistema económico financiero mundial, Agustín Carstens, el gobernador del Banco de México suelta la siguiente información, la cual transcribo, “Nosotros deberíamos estar preparados para enfrentar un escenario donde la debilidad y las vulnerabilidades persistan por un tiempo, y estoy hablando de años, no sólo meses”. Es decir, por fin está reconociendo que las cosas no están bien, económicamente hablando, en el mundo, que estamos al filo de la navaja, entre un país que sigue sin ver preocupación en su déficit y su nivel de endeudamiento, como lo es Estados Unidos que al día de ayer miércoles suma la cantidad de 16 y medio trillones de dólares y sigue aumentando (si quieres estimado lector, por curiosidad, ver ese dato en tiempo real, por favor ingresa a la página www.usdebtclock.org, ojalá tuviéramos una página así en México), un bloque económico que sigue dando tumbos y está entre la solidez de dos economías y la quiebra técnica de países que integran la zona Euro, eso sin quitar del renglón el escándalo que tiene actualmente el primer ministro español Rajoy, no están funcionando las cosas y es probable que se tengan que tomar otras medidas.
Lo desafortunado de sus comentarios es que nunca los hace en México, sino en otros países donde va como invitado. En este caso, lo hizo en Singapur. Y no sólo eso, con gran preocupación estamos viendo que lo que debería ser su única preocupación, por mandato que tiene el Banco de México que es el control de la inflación, ya no lo es más. Ahora está proponiendo otras políticas ajenas a su mandato. Una de ellas, es el bajar las tasas de interés, en correspondencia a lo que está pasando en otros países del mundo. Cuando dio a conocer esa noticia nunca dio las razones, hasta el día del martes, ya que en el mismo discurso, comenta lo siguiente: “esto podría llevar a burbujas, caracterizadas por deformaciones en los precios de los activos y luego enfrentar un cambio en el sentido de los flujos a medida que las economías avanzadas comiencen a abandonar sus posturas de políticas monetarias flexibles”, y no sólo eso, sino que comentó que se está formando una “Tormenta Perfecta” en los mercados. ¿La razón? Pues muchos inversionistas voraces, de los mismos que comentamos en columnas pasadas que están haciendo que Apple Computer esté pasando por un mal momento, están invirtiendo en papeles gubernamentales de las economías emergentes como México. Estos inversionistas son los famosos capitales “golondrinos”, que al final del sexenio de Carlos Salinas de Gortari sacaron tanto dinero del país que terminaron con la economía nacional después de aquel famoso “error de diciembre”. Aun así, la junta de gobierno del Banco de México refrendó la tasa de interés que se tenía, al mantenerla en los mismos niveles de meses anteriores. La preocupación de Carstens es válida. Muchos de esos flujos de efectivo que están en el país saldrán automáticamente cuando la política monetaria de países que son considerados tradicionalmente como más “estables”, como lo es Estados Unidos y el Bloque europeo y que ambos aumenten las tasas de interés saldrán esos inversionistas del país. Es mejor y más conveniente hacer el ajuste adecuado desde antes. Si Carstens piensa que los capitales pueden salir debido a un alza de las tasas de interés de esos países, que baje las tasas de interés para que la salida sea gradual.
¿Por qué ocurrió el cambio de política? ¿Por qué no se bajó la tasa de interés desde ahora? Sencillo, y complicado a la vez. Sencillo porque la salida de capitales habría sido importante debido a dos noticias que si bien no son económicas tendrán gran repercusión en nuestro país. La primera de ellas, la explosión en la Torre de Pemex, donde las causas todavía no son muy claras y para muchos más que accidente, eso fue un atentado. El otro, la violación múltiple de las turistas españolas en el puerto de Acapulco. Ambas noticias pueden dar a conocer un país que no tiene dueño, en donde el presidente Peña lo es pero sólo en una región y donde la delincuencia y el crimen organizado es tal que puede sojuzgar y hacer llorar a los que se supone que tienen el poder, como pasó con el edil de Acapulco, quien reculó después de haber dicho que eso “pasa en todo el mundo” y después terminó implorando ayuda entre lágrimas en los ojos.
Así las cosas, el presidente Peña no la tiene nada fácil ahora, entre pensamientos de bombas, inseguridad igual o peor que con Calderón (y eso es mucho decir), con más de mil muertos en el mes de enero y el entorno mundial desdibujándose.
Aquí nos leemos dentro de ocho días.
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