Transitamos por una etapa de la vida democrática de nuestro país caracterizada por una escasa pericia para convertir un discurso político en un impulso social progresista. El modelo Nacionalismo Republicano que surgió previo a la Revolución Francesa desarrollaba una democracia eléctica como un mecanismo donde el origen del poder no era ya lo divino sino la soberanía, en sí misma pueblo.
En la actualidad los procesos democráticos como forma de elección popular de los gobernantes desafían las expectativas de amplios sectores de la población y que como Podemos Cambiar Aguascalientes nos preguntamos ¿después del discurso político cómo?
Las leyes en tiempos electorales tienen su prueba de fuego, ya que a “buenos deseos” se prestan a promesas y a interpretaciones maliciosas, disfraces que llevan el engaño detrás de la máscara. Hablar de discurso político no es en términos reales demagogia, ya que es la parte de construcción del lenguaje donde se expone un “¿qué?” de las intenciones de un candidato frente a la sociedad.
A 105 días de las elecciones en nuestra entidad el discurso político no ha construido NADA, podemos atribuir esto al blindaje interno de los partidos a raíz de tiempos de precampaña o a una incapacidad de construirlo, cada quien participe de su reflexión. Aun cuando se responda el ¿qué?, ante la sociedad restaría el mayor desafío, el ¿cómo?, que podríamos llamar discurso social.
Los giros políticos del discurso apelan más al “compromiso” social y no a esclarecer el cómo, más sentido común que una planeación estratégica. Es así que firman, bailan, cargan bebés, abrazan abuelitas y toda una indumentaria de comunicación electoral en busca del voto. La madurez democrática trae aparejada una mayor madurez de la sociedad en democracia, sectores crecientes insatisfechos por los mecanismos de coacción maquillada del voto, que más firmemente reclaman respuestas a preguntas concretas.
¿Cómo una promesa de campaña se convierte en una realidad social?, es aquí donde los disfraces hacen su aparición, se confunde la reelección como una propuesta de profesionalización del cargo público o como un mecanismo de evaluación social; se habla de desarrollo social como una mayor intervención asistencialista del estado; se confunde la actividad legislativa con la actividad del poder ejecutivo, todo como una muestra sintomática de las elecciones y esa insaciable búsqueda del voto.
En este momento no se habla de que esas intenciones sean negativas o contradictorias, por lo contrario se apela a una mayor claridad en las propuestas y una mayor certidumbre del cómo, la sociedad no quiere votar sino participar activamente de su realidad y es ese discurso social el que nos dará las respuestas.
¿Cómo los ciudadanos podemos exigir claridad en el discurso?, muchos son los ejemplos de sociedad civil organizada donde la diferencia está marcada por un voto consciente, una elección sobre plataforma programática que incluye políticas públicas y acciones de gobierno concretas. Esto sin duda nos evitaría el sobrecargo de comunicación electoral y sin vacilación produciría una perspectiva distinta de las campañas tradicionales. Aguascalientes y su sociedad no es la misma de hace 15 años, estas elecciones serán marcadas con una amplia actividad ciudadana en búsqueda de respuestas concretas, Podemos Cambiar Aguascalientes suscribe este impulso social como una convicción política para un Aguascalientes mejor.




