La semana pasada y a raíz de mi artículo #renunciaEPN recibí un correo de lo que creo es un perfecto caso de lo que yo llamaría un hater mexicano, una persona que está cansada de los hechos de corrupción de este país, pero que lejos de hacer algo sólo critica pero no construye, que lejos de coadyuvar sólo pasa a formar parte de una masa amorfa, enojada, que más que hacerle bien a México, lo destruye. Mis columnas, como las de todo editorialista, son puntos de vista personales, no artículos periodísticos que deberían guardar objetividad, son subjetivos y abiertos al debate pero ¿cómo entablar diálogo con alguien que sólo te dice “el 911 que mamada es esa les vamos a marcar cuando la misma policía nos este secuestrando?? que no entiendes que la gente NO confía en la policía?”(sic)?
El mensaje de Eugenio Derbez en el inicio del Teletón me gustó y mucho, no sólo porque salió a defender un proyecto interesante como es esta fundación, yo tampoco creía en ella hasta que conocí, como lo sugiere el comediante, a muchos niños que se atienden en el CRIT Aguascalientes, a sus papás, hasta que coadyuvé con algunos de ellos y descubrí que sin esta institución de beneficencia privada prácticamente vivirían sin acceso a una rehabilitación digna. Pero me gustó, además, porque habló en televisión abierta de los problemas que nos preocupan a los mexicanos, pero acotó algo fundamental: “ahora sí, si ustedes deciden no donar, si deciden quejarse, criticar, quedarse en su casa destrozando al país, al gobierno, a Televisa… y a todo lo que se les ponga enfrente están en todo su derecho, yo… soy de los mexicanos que prefiero pararme y actuar en vez de quedarme ahí sentado a criticar.”
Y es que, como ya lo dije en otras columnas, la única solución a la crisis que nos afecta como Nación, tiene que venir de la sociedad en conjunto, el problema es que, si dejamos de lado la renuncia, incluso si renunciara nuestro presidente, no veo una propuesta clara, una solución, las protestas están desbordadas y sin dirección. Tal vez los alumnos del IPN sean una luz, parece que no han porfiado y ante soluciones plausibles, han llegado a acuerdos satisfactorios, es decir una lucha con sentido, buscando soluciones y no sólo problemas.
En su correo, quien se identifica como María Magdalena, me dejó pasmado, primero porque utilizó su tiempo y su cuenta de correo oficial (labora en una institución federal autónoma y me lo mandó en horarios hábiles) para escribirme, me impresionó porque me dijo “cuando limpiemos esta linda ciudad tmb pediremos que las plumas a modo de ellos se vayan” (sic) me da miedo el fascismo que encierran dos frases: “limpiemos” y “se vayan”. Me da terror porque muchos manifestantes piensan con esas dos frases, y déjeme decirle que ese limpiemos trae implícita la violación de la libertad de expresión en principio, pero en algunos países ha llevado a exterminar ciudadanos por razones de raza, ideología o preferencias.
Sé que María Magdalena está cansada, como muchos mexicanos, pero la única forma de lograr que este país avance no sólo es protestando. Defiendo su derecho a hacerlo, pero fuera de su horario laboral, porque eso, se tiene que dejar muy claro, también es corrupción, moralmente igual de mala que cualquier otro hecho, porque si se justifica distraer el tiempo laboral en cosas personales, entonces también lo puede hacer el policía, el funcionario, es más, hasta el presidente. Defiendo su derecho a manifestarse, pero siempre pacíficamente, como se ha hecho en Aguascalientes hasta el momento.
Defiendo todo lo anterior, sin embargo, creo que una sociedad que sólo odie parejo, como dijo Eugenio Derbez, que no se levante y haga algo y que sólo critique sin otra cuestión, sólo está condenada al fracaso, y pase lo que pase, que renuncie EPN o que se aprueben sus reformas, no vamos a salir del atolladero pues hace falta la corresponsabilidad de la comunidad.
Postdata. Es importante hacer énfasis en los 6 años de La Jornada en Aguascalientes, porque su punto de vista es auténticamente plural, tanto como para darle espacio a mi columna que además de hablar del séptimo arte y la jurisprudencia, manifiesta abierta y a todas luces una clara militancia priista, a pesar de que a esta, mi casa editorial, se le identifica con la izquierda (en su correo Magdalena se muestra estupefacta de que en La Jornada Aguascalientes escriba alguien defendiendo al presidente). Nunca de los nunca se me ha amordazado o censurado, porque el diario construye la democracia a la que aspiramos, una en la que todos podamos decir lo que creamos, algunos su renuncia de EPN, yo mi defensa de sus propuestas. A mi editor Aldán y a mi director Paco Aguirre, mi agradecimiento porque en su apertura manifiestan valentía y compromiso con el periodismo. Enhorabuena.
