Galípoli, Turquía. 25 de abril de 1915. Las tropas turcas huyen despavoridas y gritan sin cesar Ingiliz, Ingiliz (ingleses, ingleses). En medio de la confusión, sólo un enjuto y fuerte oficial llamado Mustafá Kemal conserva la calma. Su mirada índigo y severa sirve como freno a la creciente desmoralización de sus soldados. Ante el incesante avance de las tropas australianas, Kemal escribe una orden draconiana: “No les ordeno atacar, les ordeno morir. En lo que nos toma morir, otras tropas y comandantes pueden venir y tomar nuestros lugares”.
Las escenas arriba narradas ocurrieron hace un siglo y son la introducción al presente artículo, el cual pretende explicar en qué consistió la batalla de Galípoli, quiénes fueron sus protagonistas y cuáles fueron las implicaciones derivadas.
El 2 de agosto de 1914, Alemania y Turquía firmaron una alianza secreta. El Imperio otomano se comprometía a combatir a Rusia y otorgar el mando de las operaciones en el Medio Oriente a los alemanes. Por su parte, Alemania defendería la integridad territorial otomana. Este convenio era apoyada por figuras poderosas tales como el almirante Alfred von Tirpitz; el subsecretario de Asuntos Exteriores, Arthur Zimmermann; el general Liman von Sanders; y el propio Káiser Wilhelm.
Un evento inesperado animó a los turcos: el 3 de agosto los británicos requisaron dos buques de guerra que los otomanos habían ordenado construir en Inglaterra. Mientras que esta decisión no tenía nada que ver con sentimientos antiturcos, el primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill, no podía arriesgarse a que tales navíos abandonaran Inglaterra en la víspera de una guerra europea, la cual estalló al día siguiente.
Al mismo tiempo, el escuadrón germano del Mediterráneo se dirigía hacia Constantinopla, perseguido por la Royal Navy y Berlín estaba ansiosa de que llegaran lo más pronto a los Dardanelos. Esto fue aprovechado por los turcos, quienes dieron refugio a los buques teutones, pero con la condición de que pasaran a formar parte de la flota otomana. Los tudescos aceptaron a regañadientes, pero en Londres este incidente fue visto como una maniobra alemana para resarcir a Turquía por los dos buques de guerra requisados por Winston Churchill.
El 21 de octubre, los turcos entregaron sus planes de guerra a Alemania. Estos incluían un ataque contra la flota de guerra rusa anclada en el Mar Negro, una ofensiva otomana en el Cáucaso, y finalmente una embestida contra el Canal de Suez. Los germanos aprobaron el plan. Finalmente, el 4 de noviembre, Rusia declaró la guerra al Imperio otomano, Gran Bretaña y Francia hicieron lo mismo al día siguiente.
A finales de noviembre de 1914, Reino Unido y Francia habían sufrido casi un millón de bajas. Con el objetivo de aliviar la presión en el frente occidental, se buscó aplicar una estrategia con un “toque de imaginación”. Para tal efecto, el ministro de Guerra, Lord Kitchener, creía que la operación debía ser exclusivamente naval. Sin embargo, Churchill insistió en que “los Dardanelos podían ser forzados en una operación combinada” (Fromkin, A Peace to End All Peace, Owl Books, 1989, p. 130).
El 8 de enero de 1915, el gabinete de guerra británico decidió atacar los Dardanelos. Una ofensiva marítima exitosa sobre Constantinopla podía asestar un golpe devastador al Imperio otomano con todas las consecuencias siguientes: asegurar la línea de abastecimiento naval entre Rusia y los aliados occidentales; minar la influencia germana en el Medio Oriente y los Balcanes; y finalmente, consolidar la posición de Gran Bretaña en Egipto y Mesopotamia.
Los británicos trataron de forzar los Dardanelos el 18 de marzo, pero fracasaron debido a la presencia de minas submarinas. No obstante, el pánico se apoderó de Constantinopla, donde el gobierno otomano estaba al borde del colapso. Sin embargo, los británicos desperdiciaron esta valiosa oportunidad.
Una fuerza de 500 mil soldados del Imperio británico y Francia, así como una flota de 70 buques de guerra se preparó en Egipto, Chipre y Grecia para forzar los Dardanelos y capturar Constantinopla. Sin embargo, Kitchener despreciaba la capacidad de combate del ejército turco. Más todavía, los mapas de la península, tomados de guías turísticas, eran anticuados y a menudo inexactos. Además, muchos comandantes británicos eran demasiado viejos e inexpertos.
El 25 de abril de 1915, comenzaron los desembarcos, llevados principalmente a cabo por tropas del Anzac (Australian and New Zealand Army Corps). Lo que debía ser una acción rápida y decisiva para apoderarse de la península degeneró en una terrible guerra de trincheras. Una y otra vez, las tropas aliadas trataron infructuosamente de forzar el frente, pero fracasaron. Por ello, el Alto Mando aliado ordenó la retirada, la cual se completó el 9 de enero de 1916.
Los resultados estratégicos de la campaña fueron catastróficos para los Aliados: Turquía seguía al lado de Alemania, y los estrechos que conducían al Mar Negro permanecían cerrados; Rusia resistía sola; el Reino Unido y Francia tenían ante sí más años de guerra de trincheras en el frente occidental; finalmente, como su defensor más tenaz y vocal, Winston Churchill renunció al cargo de primer lord del Almirantazgo.
¿Cuál fue el legado de Galípoli? El escritor estadounidense Leon Uris en su novela Redención dice que la batalla significó que Australia, “una antigua colonia penal orgullosa de la valentía de sus hombres y de su talante de libertad”, y Nueva Zelanda, “tierra de pioneros, madereros, ganaderos y granjeros”, habían llegado a Galípoli sin una nacionalidad definida y ambos países, en cierto modo, “habían nacido en Galípoli”.
Para Mustafá Kemal fue la antesala para el rol que habría de desempeñar en el futuro: el creador de la Turquía moderna. Para Winston Churchill casi fue su obituario político, pues sus enemigos le endilgaron el fracaso de la expedición. Sin embargo, se repuso y, al pasar el tiempo, fue el catalizador de la energía británica durante la Segunda Guerra Mundial.
Aide-Mémoire.- Atravesar México montado en La Bestia y cruzar el Mediterráneo en frágiles pateras es un verdadero calvario.
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.
