Los avances tecnológicos han revolucionado nuestra vida, nuestra vida diaria, nuestra vida educativa, nuestra manera de hacer compras, leer, la industria de la música, del conocimiento, de los libros y del transporte, por poner un ejemplo. Es lo que algunos llaman la nueva revolución industrial, si me permiten el término: esta es LA revolución industrial. Internet ha probado la capacidad humana de innovar, de adaptación y de colaboración. Sin embargo también ha demostrado el lado más oscuro de la humanidad: bombas, delincuencia, espionaje, infiltraciones y otros usos negativos que el hombre le ha dado a los avances tecnológicos.
En cuanto a la política, la tecnología se ha comportado de una manera extraña. Hay algunos que no la aceptan ni aceptarán, mientras que otros la usan, explotan y reivindican los avances tecnológicos. Hay algunos que afirman que los movimientos sociales como la Primavera Árabe y #YoNotengoPresidente fueron por las personas y no por las redes sociales, hay otros que afirman que se crearon desde la plataforma digital y unos más que es un canal de comunicación que permite organizar, canalizar y comunicar mejor.
Yo estoy con los últimos, aunque también creo que para que un movimiento social funcione se deben de tener algunos mecanismos legales e institucionales que estén rotos, lo suficientemente rotos como para que el movimiento social impacte. Es decir, en Guatemala la credibilidad, la corrupción y la impunidad quebró hasta la presidencia de la República, mientras que en México el aparato institucional fue más fuerte que #YoSoy132 que #RenunciaEPN o que el #YaMeCansé versión 1, 2, 3 y las consecuentes.
Sin embargo los avances tecnológicos y alcances del internet y los teléfonos inteligentes han hecho pensar a las instituciones políticas sobre la importancia de estos avances. Incluso algunos han hecho política de su gobierno la innovación. Es algo que se llama gobierno abierto que incluye la transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana e innovación tecnológica. Un gobierno actual con una democracia moderna debe ser 100% transparente, es decir, todo lo que hacen los funcionarios y gobiernos debe estar a la vista del público, también debe rendir cuentas: si el ciudadano solicita información la institución debe responder y aunque el ciudadano no solicite debe rendir cuentas sobre las acciones que realiza con el presupuesto público.
También un gobierno moderno debe incluir la participación ciudadanos no solo en las elecciones, eso es básico, es como hablar de una democracia de hace treinta años, debe incluir a los ciudadanos en el proceso de decisiones y para integrar los tres elementos anteriores debe innovar y usar la tecnología. Pongo tres ejemplos de herramientas que pueden servir para ilustrarnos e inspirarnos.
Decide Madrid. Es una herramienta de participación ciudadana donde los ciudadanos ingresan mediante el código de su identificación de elector, para evitar que alguien que no es de Madrid participe, hace una propuesta como: luz para la calle 2, o pintar porterías de cancha Juan Pérez, los demás ciudadanos comentan esa propuesta en sentido positivo o negativo o simplemente la respaldan. El gobierno actúa como un gran vigilante, observa y responde atendiendo las peticiones que más comentarios e interacciones tengan, porque así se jerarquiza a la más necesaria e importante.
Presupuesto participativo París. Este sitio es un poco más metodológico y legal. Los ciudadanos tienen un determinado tiempo para presentar sus propuestas, los ciudadanos votan de manera digital y se tiene que recolectar cierto número de votos para que la iniciativa se realice, el número asciende a más de 40 mil ciudadanos. Pareciera imposible sin embargo con la innovación y medios sociales la vitalización puede eso y más.
#DebateEn140 es un ejercicio de debate entre los partidos políticos españoles, que están en la antesala de una elección presidencial. Twitter España y otras dos organizaciones propusieron la mecánica. Los ciudadanos mediante Twitter deciden de qué van a tuitear los partidos o representantes de los partidos. Por ejemplo #Empleo, #Juventud, #Niñez, #Economía y más. Los ciudadanos deciden. Luego los partidos debaten, presentan propuestas y son exhibidos en el sitio web de #DebateEn140, así los ciudadanos observan qué partido participó y cuál no. Además los ciudadanos publican si están siguiendo el debate desde un café, casa, escuela, con quien y abonan a la discusión no solo en la red sino a una deliberación de carne y hueso: un mecanismo completo.
Sin duda, la tecnología cambió nuestras vidas, es momento que cambie nuestra manera de gobernar, nuestra manera de hacer política y ese cambio depende en gran parte de la voluntad política y el compromiso con la innovación y los ciudadanos. Si no se tiene ese compromiso, jamás se podrá imaginar un gobierno abierto. No es tan complicado ni se requiere de recursos estratosféricos, si ustedes navegan por estos tres mecanismos se podrán dar cuenta que se necesita un par de desarrolladores web, presupuesto para la estrategia de comunicación y nada más. Lo que sí falta es voluntad política, al menos en México.
@pochaquito
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