La demolición del muro de Berlín se inició el 9 de noviembre de 1989, hace 26 años, en ese momento yo tenía 26 años y me parecía increíble, debo decirte que lo festejé como si yo fuera ciudadano de la Alemania Democrática, aquella que estuvo sometida, como toda Europa oriental, al yugo esclavizador soviético, nunca simpaticé con la forma de gobernar de los soviéticos, para tu servidor, ellos eran realmente los imperialistas, esto no me hace, debo aclararlo con puntualidad, un simpatizante yanqui, desde luego que no, no creía en ninguno de estos dos extremos, ya que como todo extremo, estos tienden a juntarse.
Pues el asunto de la caída del Muro de Berlín representó una sacudida a nivel internacional, no sólo para los intereses europeos y la política de este continente, su repercusión impactaba, evidentemente, a todas las naciones del mundo. Por otro lado, la unificación de un gran país como lo es Alemania representaba para mí un motivo suficiente para festejar, celebraba que el país que había visto nacer a Bach y Beethoven fuera otra vez una gran nación.
Apenas diez años antes de esta sacudida histórica, el grupo inglés Pink Floyd (hay que lavarse la boca y ponerse de pie antes de pronunciar su nombre) había publicado su producción The Wall, la última en donde encontramos juntos a los cuatro miembros que dieron vida inmortal a esta entidad musical, Roger Waters en el bajo y voz, David Gilmour en la guitarra y voz, Nick Mason en la batería y Richard Wright en los teclados, justamente, después de la grabación de The Wall los problemas entre Waters y Wright desencadenaron en la salida del tecladista, ya sabes, el hilo se corta siempre por lo más delgado, después de esto vino la inestabilidad, The Final Cut se grabó sin Rick Wright y después de esto, Roger Waters decide dejar Pink Floyd, y para la siguiente grabación, A Momentary Lapse of Reason, Wright regresa convocado por Gilmour y Mason, pero sólo como músico invitado, a partir de este momento ya nada fue igual y la música de Pink Floyd, aunque mantuvo un muy alto estándar de calidad, perdió la magia de los años 70.
Pero no nos desviemos, el asunto es The Wall, El Muro, no el de Sartre, del que por cierto me encantaría también ocuparme pero no encuentro una justificación para hacerlo, sino del de Berlín y el de Pink Floyd, particularmente desde la visión de Roger Waters.
Seguramente para el bajista de Pink Floyd, como para todo el mundo, la posibilidad de que el muro de Berlín, llamado también el muro de la vergüenza, cayera era algo completamente fuera de la realidad. Se dice que en alguna ocasión llegó a afirmar, ante los constantes cuestionamientos de cuándo volvería a tocar en vivo The Wall, que lo haría cuando derrumbaran el muro de Berlín, como algo que ni remotamente podría suceder. Yo no sé qué tanta verdad haya en esta anécdota, lo cierto es que con motivo del evento, Roger Waters preparó un impresionante espectáculo en Berlín para después de diez años representar otra vez en vivo íntegramente la ópera rock The Wall.
Convocó a una serie de estrellas del rock para que lo acompañaran a tan trascendente acontecimiento, así que después de un muy complejo trabajo de organización, el evento se realizó el 21 de julio de 1990 en la célebre Puerta de Brandemburgo, y la Leipziger Platz, en lo que se conocía como “la tierra de nadie”.
En este concierto estuvieron presentes algunos de los más importantes exponentes del rock a nivel internacional, entre ellos Scorpions y Ute Lemper, evidentemente no podían faltar un representantes de Alemania, estuvieron también Van Morrison, Cyndi Lauper, Sinead O’Connor, Joni Mitchell, Bryan Adams, Jerry Hall, Paul Carrack, la Orquesta y Coros Runfunks de Alemania, la Orquesta del Ejército Soviético y evidentemente, la participación de Roger Waters, que es el elemento fuerte en este festival que ya de por sí resulta atractivo.
Me llama la atención la manera en que circunstancias completamente ajenas una a otra, la demolición del muro de Berlín y la obra musical de The Wall, se den la mano en un acontecimiento histórico justamente diez años después de que Pink Floyd publicó esta producción discográfica. Seguramente durante la gestación de The Wall, Roger Waters, y lo menciono a él sobre el resto de los integrantes del grupo porque la música de La Pared ha significado una especie de catarsis para él con evidentes referencias autobiográficas, nunca se imaginó lo que su obra llegaría a representar, nunca pensó que este álbum doble de Pink Floyd de 1979 se convertiría en un símbolo de la unificación alemana.
El concierto de julio de 1990 se convirtió en una verdadera celebración, una gran fiesta de la humanidad, pero más que concierto, lo que en realidad sucedió fue una puesta en escena de la historia de Pink, protagonista de esta ópera rock, un montaje espectacular con un enorme muro que se derriba en el momento culminante de la obra, fue una producción impresionante, exactamente como le gusta a Roger Waters, estas tendencias hacia la megalomanía ya las había hecho evidentes desde sus conciertos con Pink Floyd, de hecho, entiendo que Pink Floyd llevó más allá de los convencional lo que hasta antes de ellos entendíamos por un concierto de rock, claro, con la indispensable base de una inteligente y solvente propuesta musical.
Hace 26 años, el 9 de noviembre de 1989 se inició la demolición del Muro de Berlín, hace 25 años se presentó Roger Waters en esta ciudad con The Wall. Hoy quiero recordar y compartir contigo este momento.




