La semana pasada vimos cómo la reacción al aumento desproporcionado a la gasolina, gas y energía eléctrica ha sido tremenda, pues no se habían visto tantos saqueos a empresas como los que se dieron, así como el bloqueo a gasolineras y centros de distribución. Todo esto último en perjuicio de la población que tiene la necesidad de trabajar y de comprar sus víveres, así como artículos necesarios para la vida diaria.
Lo anterior nos hace ver lo peligroso que es el que se activen los alborotadores profesionales, así como los partidos que buscan una oportunidad de capitalizar el descontento. Los que organizaron las protestas se dieron cuenta de que había un caldo de cultivo propicio para llevar agua a su molino. Y digo esto porque accionaron de esa manera a pesar de que sabían que no iban a conseguir que se revirtiera la medida de los aumentos; sabían que era el momento, para que de manera organizada, se exigiera una readecuación al gasto público, pues son verdaderamente ofensivos los salarios, en algunas áreas, y las prestaciones, sobre todo que no se han dicho de ahorros en los tres órdenes de gobierno.
Hoy tenemos que cada día nos damos cuenta que la corrupción es un cáncer que corroe nuestras instituciones, y que la impunidad lo impulsa, lo alimenta. No es posible que desde los estratos más bajos hasta las altas esferas, este fenómeno no se pueda erradicar y castigar. Si se van a cobrar más impuestos a la sociedad, lo menos que deben de hacer es, de una manera transparente y responsable, informar a dónde va a dar hasta el último centavo.
Se va a realizar una reunión de gobernadores para aclarar lo del aumento, esto creo es solo pose política; algunos presidentes municipales y el jefe de Gobierno presentarán un amparo en contra del aumento, pero no nos dicen que parte de lo que se va a recaudar es de ellos, a través de los fondos que son repartidos por la Federación, y que estas acciones son sólo de fachada, con vistas a las próximas elecciones.
Ya se ha hablado que los partidos políticos solo reciban presupuesto en año de elecciones, sobre todo ahora que se han homologado las fechas de los comicios, sin embargo, estos no han dicho esta boca es mía. Los presupuestos no son evaluados para reducirlos, sino que cada presunto ahorro del que se habla, solo piden los senadores y diputados que se revierta en otras áreas del mismo gobierno, pero realmente no han demostrado voluntad de ahorrar para abonar la tremenda deuda pública que han contraído.
Es algo realmente raro de que sólo se habla del aumento en la gasolina y nadie habla del aumento en el gas y la electricidad, y los artículos que han subido, unos por los energéticos y otros por la devaluación, pues ahora el dólar está en precios nunca antes vistos.
Ahora se nos dice que no tenemos gasolina, ni petróleo ni gas, por lo que se tienen que importar. Es verdaderamente increíble lo que hicieron con Pemex, y a Emilio Lozoya Austin y al anterior director de la empresa, Juan José Suárez Coppel, nadie les ha pedido cuentas.
Estimado lector, los efectos del gasolinazo no son solamente económicos, los efectos sociales serán más importantes.
