El caso Sergio Zurita es nefasto y odioso. No es exactamente igual al de Esteban Arce ya que entre más alto se considere al personaje, peor es la caída. Primero, como siempre, algo de contexto. Los noventa parecían la versión beta de un mundo anglosajón diferente donde se estarían rompiendo barreras importantísimas entre grupos sociales y culturales. La Generación X, aquellos acumuladores de discos y libros, al poder. Que nunca lo tuvieron, porque todavía en 2017 los boomers controlan su destino. La irreverencia al parecer era la marca. Adal Ramones, el Burro Van Rankin, Horacio Villalobos, René Franco, Molotov, Videgaray y El Estaca, Esteban Arce y hasta Olallo Rubio. En teoría rompían el esquema de Raúl Velasco y Jacobo Zabludovsky. Tiraban netas y hablaban cotorro. Era como el panismo ciudadano al priismo televiso. Y tal cual en dicha pobre analogía política, el desplome ha sido sorprendente.
La oleada de los mencionados comunicadores ha dado el viejazo. Gacho. Con todas sus filias y fobias. Sus hijos putativos siguen formando una (perdonen lo AMLO que sonaré) mafia mediática, tanto en lazos de amistad como en estilos que se siguen perpetuando. Así es como la irreverencia pasó a ser el estándar, algo aburrido y esperable. Luego vino el cinismo de los dosmiles temprano, padre directo del buenpedismo que le siguió. Los Chumeles actuales, con todo lo bueno y lo malo, han bebido y emanado de horas eternas en la adolescencia mirando a sus ídolos… gringos o británicos. No es de gratis que los YouTubers no-de-belleza más grandes de México emulen formatos de programas que ni siquiera se transmitían por cable básico en horario principal.
Hace meses en esta columna destacamos una visita de Zurita en Aguascalientes. Que muy genial y acertado. Igual Horacio Villalobos. Audiencia lectora, duele y muy cabrón cuando caen tan bajo aquellos que admiras. No puedo negar que se veía venir. Ese audio penoso de Sergio Zurita contra las madres de familias y en general contra la libertad de las mujeres es algo más de Rush Limbaugh o Ángel Verdugo. Terrible. Dije, “ya perdimos a este hombre”. No sé si exista vuelta atrás. Sorprendentemente, el camino de René Franco a la comodidad comercial, señorazgo cincuentón e irrelevancia, ahora luce como una opción digna.
La versión actual de Sergio Zurita está acabada. El hombre tendrá que pedir un verdadero perdón, rehabilitarse y, si los tiempos lo mandan, poder volver a ser alguien. Dirás, “realmente no ha hecho algo malo”. Sí, porque comentarios como el suyo ayudan a normalizar la misoginia. Y eso es inaceptable.
¿Por qué hace más ruido Zurita que Arce? Pasa que el exconductor de Telehit y compañero de Van Rankin es un imbécil histórico, nunca predicó la cultura (ni la más elemental) y nadie esperaba demasiado de él. Zurita, al subirse al ladrillo, se ha caído del rascacielos. Los irreverentes de los noventa no tienen sus sensibilidades adecuadas a 2017, porque se quedaron estancados en su horrenda mediocridad. Sólo que ahora por fin se les nota.
Bocadillo: Los mencionados irreverentes, hasta los Molotov, no dejan de ser parte de una bien lograda estrategia de managers y televisoras por captar a un público fresco. Vamos diez años atrás, ¿en serio Caifanes eran los Cure mexicanos al salir en portada de TVNotas? ¿Neta creen que eso venía sin compromisos?
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