- El 50% de las mujeres que salen de este espacio logran obtener un trabajo
- Mujeres huyen principalmente de la violencia física, sicológica y patrimonial
La llamada Casa de Medio Camino que coordina el Instituto Aguascalentense de las Mujeres (IAM) ha brindado, a partir de su apertura en noviembre del 2018 a la fecha, atención a un total de 80 mujeres, mientras que en segundo trimestre del año son 19 el total de personas atendidas.
Así lo informó Lourdes Murguía Ferreira, directora general del IAM, para considerar que con base en el número de mujeres a las que ha sido posible dar atención, pueden asegurar que la Casa de Medio Camino está siendo de gran utilidad para quienes son víctimas de violencia y desean escapar de esa situación: “Hemos tenido una respuesta positiva, aunque lo ideal es que no tuviéramos mujeres víctimas de violencia, pero brinda una posibilidad de que salgan adelante”.
La funcionaria manifestó que hasta ahora las mujeres que han llegado a este espacio han salido de ahí con un trabajo, con lo cual es posible lograr un espacio seguro donde vivan ellas y sus hijos, apoyadas además por la solidaridad de sus familias.
Lo anterior es posible gracias a que el IAM y el servicio estatal de empleo se vinculan para conseguir que las señoras, luego de abandonar el hogar donde pasaban por situaciones violentas, logren su independencia económica; aunque además existen empresarios solidarios que informan a la dependencia sobre la oferta que llegan a tener en cuanto a empleos.
Con cifras conservadoras, Lourdes Murguía consideró que el 50 por ciento de las mujeres que ingresan a la Casa de Medio Camino egresan con un empleo, además de dar continuidad a las asesorías legales y las terapias sicológicas que ofrece el IAM.
Explicó que es una condición del espacio que todas las mujeres que ahí llegan están en situación de violencia, ya sea física, sicológica y patrimonial, que tienen que ver con la expulsión del espacio donde la familia estaba viviendo y que en un dado momento hay un rompimiento con la pareja y es en este contexto como llegan a la Casa de Medio Camino, en donde luego de una valoración se quedan hasta por un espacio de dos semanas, tiempo en el cual logran establecer sus redes y recibir ayuda, ya sea para irse del estado a encontrarse con sus familiares; aunque en otras situaciones más delicadas son canalizadas al refugio de Mujer Contemporánea.




