En México hay identidades culturales históricas que definen a los pueblos, tal es el caso de los Muxes, hombres por nacimiento que a temprana edad eligen ser mujeres y son criados como tales para llevar a cabo los roles establecidos del género femenino en la cultura zapoteca de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.
Para que los muxes existan son necesarios diferentes factores, el primero es la aceptación familiar y la segunda, un sistema social matriarcal donde las madres de familia defienden y procuran a los muxes para que puedan crecer y desarrollarse como tales.
En una sociedad patriarcal los muxes no podrían subsistir, un ejemplo de ello es Aguascalientes donde el pin parental coarta la libertad de identidad de género en las escuelas mientras que se puede elegir ésta a escondidas de los padres a la antigüita, pero con un sin número de recursos ofrecidos por las redes sociales y el internet.
En la tradición zapoteca de Juchitán de Zaragoza los muxes son muy importantes pues ellos transmiten los conocimientos y habilidades de su cultura. Preservar oficios es muy importante para los zapotecos y algunos de ellos están destinados a los muxes.
Para los zapotecos se nace muxe lo que no significa ser homosexual o transgénero sino únicamente muxe, como si este estuviera destinado a ser un tercer sexo.
Algunas madres aseguran saber, desde el momento del parto que su hijo será muxe debido a la intensidad de las contracciones, otras simplemente lo van descubriendo durante los primeros años de desarrollo del niño y, una vez que define que quiere serlo, sin importar la edad es decir a los 5, 10 o 15 años, se le permite crecer con la identidad femenina que eligieron.
Una vez que se identifican como muxes los pequeños son impulsados por sus madres para familiarizarse con la tradición y lo acercan con un muxe adulto para que les enseñe un oficio o profesión respetable como la belleza, costura, bordado. Es primordial que tengan un oficio para que no terminen trabajando en una cantina.
En las familias donde nacen varones y ninguna mujer las madres, debido a la condición económica, quieren que uno de sus hijos sea muxe a fin de que pueda ayudarle en las tareas de la casa.
Aunque los muxes son aceptados los hombres y las mujeres tienen roles bien identificados en la sociedad de Juchitán, las mujeres se dedican al hogar y al comercio, los muxes a los oficios de la mujer (los que tienen aportación económica) y los hombres al trabajo.
La política, sin embargo, es un acto machista desde su punto de vista, por lo que un muxe no puede formar parte de la política si se ha vestido de mujer mientras que ataviado de hombre puede llegar a tener un cargo.
Los muxes son importantes así que no tienen restricción alguna para participar en la iglesia, en sus festividades y actividades generales en el pueblo. No tienen un obispo que les pida que se escondan o se queden encerrados pues son aceptados. Las madres se encargan de defenderlos durante su transición por lo que cuando son adultos ya tiene un lugar bien establecido en la sociedad.
Algunas familias tienen dos o tres muxes y todos son bien recibidos, participan de las actividades familiares, tienen una actividad económica que les permite ser independientes.
Los muxes son libres de andar en la calle y ser parte de la sociedad, las madres que tienen uno en casa saben que no se irán, como los hombres, por lo que nunca se quedaran solas mientras que la participación de esto influye en preservar el matriarcado en Juchitán pues las mujeres y ellos son quienes se queda en el pueblo y mueven la economía.
La participación de los muxes en la economía es importante no sólo porque activan la economía social sino porque coadyuban a que los trabajos artesanales continúen vigentes, los muxes enseñan el arte del bordado y con ello el uso de los trajes típicos zapotecas.
Los muxes son tan importantes que Juchitán cuenta con la dirección de políticas públicas para la diversidad sexual a fin de lograr que los muxes tengan derechos impulsados por la voz con la que ya cuenta.
Aunque los muxes son aceptados en la cultura zapoteca algunos padres de familia niegan la identidad que eligió su hijo y los violentan, las madres apoyan a sus muxes y sufren con ellos la transición y el dolor de no ser aceptados por los miembros más importantes de la familia, no los abandonan y continúan con su labor de impulsarlos y protegerlos.
En teoría, la identidad de género que se elige debería ser tan sencillo de aceptar para la sociedad en general como lo es para los zapotecas.
Como sociedad tendremos que observar que tan machista o patriarcal es nuestro entorno para poder favorecer la sana convivencia y respeto a las identidades de género para que quienes deciden tener una diferente encuentren el apoyo, derechos y espacios para participar libremente en nuestra sociedad.
Lo que queda claro es que identidades de género ancestrales como los muxes nos demuestran que las sociedades antiguas de México eran más tolerantes e incluyentes que las actuales por lo que en algunos aspectos como sociedad tal vez lo mejor sea retroceder para volver a lo que nos permite vivir libres de prejuicios.
Que la tradición muxe sobreviva hasta la actualidad es porque algunos aspectos de los zapotecas no han cambiado sino que, por el contrario, se mantienen vigentes hasta nuestros días en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.
Laus Deo
@paulanajber




