- Las primeras mujeres trans se construyeron para el otro a pesar de las consecuencias
- Los esfuerzos se centraban en el ideal de la heterosexualidad
En Latinoamérica inciden liderazgos de las nuevas generaciones de personas trans que se niegan a dar continuidad a la construcción machista y heterosexual, por lo que es necesario incluirlas en las luchas por los derechos de la comunidad, expuso la coordinadora Regional de América Latina y el Caribe de la Red de Mujeres Trans, Marcela Romero: “Toda nuestra construcción fue hecha para el macho, los senos, un montón de cirugías que nos hicimos; nos construimos para el otro, en la actualidad muchas de nosotros tenemos problemas con esto, tenemos problemas con los excesos de hormonas sin un tratamiento, automedicadas, un montón de problemas de salud”.
Aseveró que las nuevas generaciones de mujeres trans ya no quieren esa construcción, ni quieren pasar por cirugías, “mientras que muchas de nosotras creíamos que si nos hacíamos la vagina íbamos a ser una mujer real para la sociedad, que me iba a casar y tener una pareja; entonces yo creo que es el pasado de lo que fue el inicio de la lucha trans”.
La activista dijo darse cuenta que las nuevas generaciones de personas trans no hablan ya de cambio de sexo, ni de maridos, al considerar una palabra muy machista, lo que obliga inclusive a cambiar el vocabulario, al ser las activistas también educadoras y sensibilizadoras en los derechos por los que luchan.
Recordó que mientras las primeras activistas conciben el matrimonio igualitario de mujer trans con hombres cisgénero (identidad de género coincide con su fenotipo sexual), representan el machismo puro con el cual crecieron, ahora las nuevas generaciones conformas parejas distintas como entre dos mujeres trans, mujer trans y mujer CIS sin ningún temor de cumplir expectativas: “Yo creo que hay que desterrar todo eso, no existe el marido, no existe la mujer, existe la pareja, son iguales; si yo como activista sigo fomentando el machismo y el patriarcado dentro de los grupos, todas vamos a ser iguales y satisfacer a ese macho que quiere ver una ‘mujer’, esa construcción nos trajo muchos problemas a la población trans; hay otra diversidad y otra disidencia”.
Consideró necesario que esa nueva disidencia las acompañe en la lucha y dejar que esos grupos de jóvenes que tienen otra construcción, pues no es posible imponer nada a nadie al pretender preservar la idea de que sin cirugías nadie la va a querer y lograra integrar una familia con el modelo heterosexual: “Tenemos que replantearnos si realmente tenemos una cultura machista, heterosexual y si no incide eso en la libertad de cómo cada una quiere vivir y a quien amar, esta nueva generación no quiere esa vida ni construirse de esa forma bajo esquemas machistas y herosexuales”.
