- Por costos, se ve escabroso el camino a conseguir esta clase de medicamentos que todavía siguen siendo estudiados
- Las medidas de prevención como la sana distancia, evitar aglomeraciones, uso de cubreboca y uso de gel antibaceterial son una herramienta real que aligera las consecuencias de la emergencia sanitaria
La sociedad aguascalentense no debe de ver en el remdesivir o en la dexametasona -fármacos que se han prometido con cierta ilusión pero que aún siguen en estudio- una esperanza para el control de la pandemia del Covid-19 que hasta ayer, 15 de julio, sumaba ya más de 36 mil muertes en todo México, con reportes de hasta siete mil contagios por día. Así lo explicó Francisco Márquez Díaz, ex presidente del Colegio de Medicina Interna de Aguascalientes.
El reconocido infectólogo añadió que no podría considerarse que algunos de estos medicamentos son la “mejor opción”, sino que solamente son sólo una opción y, además, son una opción que por su licitación que importación representan una transacción onerosa. Precisó que el costo del remdesivir supera por mucho el alcance del promedio adquisitivo de mexicanos que no tienen seguro de gastos médicos.
“Estos procesos para el empleo de medicamentos en hospitales públicos tienen que ser por licitación y yo veo difícil que los hospitales públicos adquieran medicamentos de este tipo”, declaró Francisco Márquez Díaz: “Ahora, a la par de esto, que lo sentimos como la ‘mejor opción’, pues más bien ahorita es una opción, pero, metodológicamente son fármacos que, digamos, alcanzaron apenas un nivel de evidencia de efectividad mínima. Entonces, tampoco, si no tenemos remdesivir vamos a decir que estamos perdidos”.
Sobre la dexametasona señaló que ciertamente este fármaco sí ha modificado la mortalidad por coronavirus, pero ello sólo en pacientes graves, es decir, no se debe de usar como método de prevención para Covid-19, ni debe de automedicarse cuando se es asintomático, pues, previno el infectólogo, ello trae más consecuencias negativas en la salud: “Es un peligro que las personas piensen que comprando ese medicamento y teniéndolo en su casa van a protegerse de la enfermedad. El éxito de este medicamento es en pacientes intubados, en una terapia intensiva y que están graves”.
La dexametasona sí es una medicina disponible en México, sin embargo, no debe de usarse como prevención, por lo que adquirirla pensando que se están defendiendo de la pandemia es una falacia. “En las farmacias hay dexametasona, ese es el riesgo del uso inadecuado de los medicamentos”.
El doctor concluyó asegurando que hacen falta más estudios que avalen un fármaco verdaderamente eficiente, por lo que ahora estos dos medicamentos no pueden considerarse la panacea.
Remdesivir según la OMS
Según el Ensayo clínico “solidaridad” sobre tratamientos de Covid-19, desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el remdesivir, en concordancia con lo que planteó Francisco Márquez Díaz, se mantiene como un “tratamiento de bajo estudio”. Los resultados más actualizados en ese ensayo apuntan lo siguiente:
“El remdesivir se ha probado en ocasiones anteriores como tratamiento contra el ébola. Ha generado resultados esperanzadores en estudios en animales para el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), causados también por coronavirus, lo que sugiere que podría tener algún efecto en pacientes con Covid-19.”
A través de dicho ensayo se han interrumpido estudios científicos elaborados en ciertos grupos que estaban siendo tratados, por ejemplo, con hidroxicloroquina o la combinación lopinavir/ritonavir; a falta de resultados favorables, se encontró que no “reducen la mortalidad en los enfermos de Covid-19 hospitalizados o dan lugar a una disminución muy leve. Por consiguiente, los investigadores del ensayo Solidaridad interrumpirán de inmediato estos tratamientos”.
Mientras no exista una vacuna o un fármaco cien por ciento efectivo, las autoridades de salud siguen recomendando acatar las medidas de prevención de uso de cubreboca, uso de gel antibacterial, lavado constante de manos, sanitización de espacios, evitar aglomeraciones y en la medida de lo posible, la sana distancia.
Fuentes:
