La historia nos enseña con el acaecer de sus propios eventos que la vida es lucha de contrarios, que en la naturaleza priva la sobrevivencia del más fuerte o más apto, pero que la colectividad humana se debate en una dinámica interminable de contradicciones que, siendo antitéticas, al final se resumen en una nueva síntesis vital la que, a pesar de todo, abre al mundo a un nuevo comienzo, que reedita la esperanza por un estadio mejor.
Así se nos manifiesta el evento de actualidad. Joaquín Salvador Lavado, Quino, murió a los 88 años, por una descompensación, producto de una serie de problemas preexistentes que lo fueron deteriorando. No hay en este momento generación en una treintena de países que no llore la pérdida de uno de los autores argentinos más traducido a otros idiomas junto con Borges, Sábato y Cortázar. Que Mafalda se quedó desconsoladamente huérfana es hoy el lugar común más triste del mundo. (Fuente: La Nación. La muerte de Quino. El triste adiós a un genio: Mafalda se queda desconsoladamente huérfana. 1 de octubre de 2020 • 05:10. // https://bit.ly/3l6W0vs).
Así de impactante, lleno de reverencia y admiración, es el panegírico por un gran creador gráfico contemporáneo como nuestro ahora ya inolvidable, Quino. Mafalda su original e incomparable creación humorística ha poblado nuestros largos o cortos ratos de ocio recreativo, con una aguda mirada llena de asombro sobre el mundo. También, lo confieso, ha dado contenido y sentido a nuestros momentos reflexivos y críticos sobre esa terca, mostrenca, ruda, cruda realidad que ha venido presidiendo nuestras existencias desde la década revolucionaria y transformadora de los años sesenta. Con el frenesí del rock-and-roll de Elvis Presley, el vuelo romántico y soñador de los Beatles, y la ruptura cultural en México, con la plaga rockera: Angélica María, César Costa, Alberto Vázquez, Enrique Guzmán Los Teen Tops, Los Rebeldes del Rock, Los Locos del Ritmo. Los Camisas Negras.
Quizá en esos primeros años hablaba calladito y muy hogareña esta niña Mafaldita, enemiga a ultranza de la sopa; pero, que su agudo ingenio se probaba y metía con los grandes problemas de los países latinoamericanos y del resto del mundo. En que se impuso, para México la masacre de Tlatelolco, 1968, –y luego en los años setenta y ochenta– el dominio del esquema de las dictaduras militares inducido por la dupla Richard Nixon y Henry Kissinger.
Para mejor apreciar, ese dulce talante y a la vez desactivador de la violencia y la enajenación que personifica Mafalda, podemos contrastar con otro personaje no menos popular, pero que es su antípoda y resultó también de pluma argentina, que es Boogie el aceitoso del género de humor negro. Que también lanzó destellos desde otros ángulos en las notas periodísticas de importantes impresos del tiempo, también de México.
Veamos. Boogie el aceitoso es una tira cómica, creación de Roberto Alfredo “el Negro” Fontanarrosa (Rosario, 26 de noviembre de 1944-ibídem, 19 de julio de 2007) fue un humorista gráfico y escritor argentino. Su carrera comenzó a finales de los años 1960 como dibujante humorístico en la Revista Boom de Rosario (1968) luego en Zoom y Deporte 70. Boogie, el aceitoso empezó a publicarse en El Tiempo, diario de Colombia en los 90, y luego fue publicado muchos años por el semanario mexicano Proceso. Su personaje es de mentalidad mercenaria, los mercenarios y el armamentismo, por medio de la figura de un asesino sin corazón que parece sentir absoluto desprecio por todo y por todos. Reconoce el aire creativo que lo inspira: “Seguí el consejo de Quino –argumenta Roberto Fontanarrosa, su ideólogo–: ser lo más libre posible de entrada, para no ajustarme al encadenamiento, al cautiverio que significa ceñirse a una evolución cronológica”. (Fuente: https://bit.ly/33m0Ejd).
En diciembre de 2006 recibió en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (México) el premio La Catrina, reconocimiento que cada año se entrega en el Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta. Recopilación de tiras de Boogie (tomos 1 a 12). Este último se publicó en diarios uruguayos, colombianos, y mexicanos. También se han publicado libros con recopilaciones del personaje en Brasil e Italia. En 2009 su personaje Inodoro Pereyra forma parte de la muestra “Bicentenario: 200 años de Humor Gráfico” que el Museo del Dibujo y la Ilustración realiza en el Museo Eduardo Sívori de Buenos Aires, homenajeando a los más importantes creadores de la historia argentina. El 26 de noviembre, fue instituido como el Día Nacional del Humorista, en conmemoración del nacimiento de Roberto Fontanarrosa. Epílogo, Boogie siente profunda aversión por los homosexuales, los latinos, los afroamericanos y tal vez por la humanidad en general. No obstante, no existe una referencia de cuál es el origen de tal odio (aunque según en la película se dijo que tal odio se debe a que la sociedad lo ha hecho así). Cualquier semejanza con el actual mandatario norteamericano es… perfecta coincidencia.
Y, bien, algo que asemeja nuestra realidad actual con aquellas décadas inaugurales en la configuración de un nuevo mundo, ese salido de la posguerra, consiste en un torbellino similar de cuestionamientos sobre el famoso establishment u orden establecido, que se traducen en visiones del mundo contradictorias que traban una dialéctica turbulenta, en que unas suben y otras bajan en la mente y en la percepción del gran público. Por ello se hace cada vez más imperativo el optar por el auténtico ejercicio de la Política, esa en donde el foro público se ocupa no para denostar, avasallar, aturdir al adversario –como acabamos de presenciar en el primer debate presidencial Donald Trump-John Biden-; sino para situar los posibles puntos convergentes bajo la luz de la razón, e imperando la claridad y precisión cognoscitiva del raciocinio enterado e ilustrado con fundamento en la realidad. Este que es el verdadero debate democrático del ágora pública. No el trepar embrutecido por la pasión de un interlocutor sobre el otro.
Con aquel ayer de nuestra incipiente democracia mexicana, compartimos hoy una andanada parecida de pesados obuses mediáticos, que es imposible pasar por alto. La reiterada violencia y ahora represión contra las mujeres, la cruda aniquilación en escalada de ciudadanos en una guerra entre cárteles del crimen organizado, el arrebato unilateral de cuanto fondo financiero fincó el estado mexicano en décadas de negociación y consenso multilateral de interlocutores políticos para divertirlos en otros destinos incógnitos, el putsch del Ejecutivo para imponer mediante consulta un juicio mediático y plebiscitario contra mandatarios del pasado –por más que se dore la píldora, en la Suprema Corte de Justicia, con pregunta reformulada-; privando, además, el desmantelamiento de recursos de los estamentos de Salud y bienestar en la sociedad, tras décadas de penosa construcción y acuerdos sectoriales. Añadiendo, la imposición del servilismo sobre los funcionarios públicos, denigrando así las instancias de la burocracia institucionalizada y sus justas reivindicaciones laborales.
Esta masa crítica que torpedea a diario la comprensión y la percepción ciudadana, hace imperativo jalar el oxígeno necesario para revisar las posturas de una informada percepción ciudadana. Para ello, es preciso recuperar el ineludible instrumento de una negociación positiva. Reiteramos, en verdad, el mundo tiene que ser parado, diría el personaje Mafalda de Quino, que vemos mareada al punto de náusea por tal vorágine de desencuentros.
Es imposible seguir ya por la vía de la confrontación maniquea –de supuestos buenos contra malos- lo que significaría dar un paso adelante, al abismo. Nunca como ahora es importante revisar el concepto de “pacto de voluntades”, porque al final del día todo se origina allí: en y desde el acto de voluntad de poder que privilegia un sentido y un objetivo contrapuesto a otra fuerza –o punto de vista- en sentido exactamente contrario, sobre los que hay que trabajar, para poner en claro los puntos en común, que puedan satisfacer las necesidades apremiantes de ambas partes. Así es como se pueden resolver los conflictos existentes en un campo de energías.
Hecho que, por cierto, ocurre como ley universal, y que en lo social también se reproduce de semejante manera, dado que a toda fuerza puesta corresponde una fuerza de igual intensidad, pero en sentido contrario. (Nota mía: LJA. La negociación, mecanismo ineludible. Sábado 7 de junio, 2014).
La intensa y al mismo tiempo tierna mirada de Mafalda, sobre lo problemático del mundo y de nuestra existencia, nos induce a transportarlo a la dimensión del ser humano, a elevar el problema a su calidad de objeto racional, que a la hora de actuar nos conduce a aplicar nuestra energía inteligente y activa nuestra voluntad de poder, en el sentido de una solución sin agredir al otro. De modo que su naturaleza humana y esencia de ser inteligente, nos lleva a no actuar con la fuerza bruta; como sí lo hace su antítesis que es Boogie el aceitoso, cuyo talante agresivo, impetuoso, cínico e insensible lo lleva simplemente a optar por el exterminio del adversario, o de aquel que considera ajeno o expendable/desechable, indiferente.
Enseñanza clave que nos dan estos dos prototipos de pensar y actuar, creaciones maestras de dos grandes del diseño gráfico, y del humor –uno humano, blanco, consciente y a favor de la vida-, otro negro –violento, agresivo, letal, exterminador. Choque de dos mundos del imaginario humano, el de las fuerzas positivas por la vida aunque nos den nauseas, y su antagónico el de las fuerzas negativas, de la aniquilación y el exterminio. Esto significa que el campo físico de fuerzas debe ser elevado al campo psico-noético-emocional de la persona humana, allí donde preside la estatura de su dignidad, su capacidad para influir en otros no por otro medio que la persuasión inteligente.
