Estimado lector feliz año, el futuro no es incierto, si nosotros sabemos escoger por dónde y cómo caminar, la vida nos sonreirá este 2021, es cuestión de actitud.
Y hablando de actitud, ayer, por ejemplo, terminó el jocoso y tradicional maratón Guadalupe-Reyes, está de más aclarar de qué se trata, pero creo que es mejor contextualizarlo a manera de reforzamiento de concepto. Como buen pueblo ocurrente que somos, allá por la última década del siglo pasado, en aquel momento la capital de la República respondía al nombre de Distrito Federal y la policía capitalina implementó un operativo que denominó Guadalupe-Reyes, con el que se pretendía salvaguardar la integridad de los habitantes y visitantes de la ciudad más grande del país, dicho operativo ponía al tiro a los azules del 12 de diciembre al 6 de enero, ya sabe, sobre todo para evitar accidentes automovilísticos ocasionados por el exceso de consumo de bebidas espirituosas o alguna otra sustancia de dudosa procedencia; pero también el Guadalupe-Reyes salvaguardaba la integridad de los reyes magos en su peregrinar por la Alameda y por las jugueterías de la capital, ya sabe, los amigos de lo ajeno no respetan a nadie, ni siquiera a las celebridades decembrinas; pero como usted podrá observar, ahora no tiene nada que ver el operativo policiaco con el maratón de fiestas, esa jocosa tergiversación seguramente se la debemos a un habitante de la región más transparente del aire que quiso inmortalizar el nombre y lo logró.
El maratón por lo menos contempla 12 fiestas “oficiales” más las que usted quiera ir agregando, es decir, las pre-prosadas de la oficina, de la escuela, de la cuadra, del club, de los templos de culto, etc., oficialmente y como la fecha lo indica arranca con la celebración de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac, que dicho sea de paso, este año quedó pendiente por cuestiones de salud, luego nos arrancamos con las posadas que se celebran del 16 al 24 de diciembre, es decir nueve días de pachangón loco porque la tradición y la costumbre lo exige; si nos ponemos exquisitos entonces nos aventamos la letanía para la posada, que no es otra cosa más que la representación de la llegada de los peregrinos a Belén; pero, como buenos y jocosos mexicanos hacemos una fiesta por qué no, el ponche con piquete y sin piquete, tamales, buñuelos, bolos o aguinaldos para los pequeñitos y la piñata llena de fruta de la estación, después el bailongo para erradicar el frío de los huesos del respetable.
Y así nos la pasamos estimado lector, no me diga que no porque alguna vez vivió la experiencia, no digo que ahora porque la salud no lo permitió, bueno a los empleados de la televisora del Ajusco y a una que otra dependencia del gobierno sí, pero porque son inmunes, influyentes o irresponsables.
Después de las posadas, y dentro de las fiestas oficiales del maratón llegamos al 25 de diciembre, navidad, aquí se debe aclarar que dentro de esta competencia el significado cambia por completo, 25 es sinónimo de recalentado con los amigos y familia, sí señor, un momento menos solemne que la cena del día anterior, más relajado, abierto a la charla y al pisto sin mesura.
Otra fecha oficial del maratón es el 28 de diciembre, el día de los inocentes, que acá en nuestra cosmovisión se refiere al día de las bromas y los préstamos de dinero sin retorno, aunque ahora que lo reflexiono, pareciera que en México todos los días son 28 de diciembre, en fin, la idea es pasarla bien y seguir la fiesta de acuerdo a lo que dicta la tradición. Alguna vez en 1994, recién bautizado el maratón recuerdo haber visto una entrevista con el ídolo del momento de aquellos años, me refiero al subcomandante insurgente MARCOS, poeta de buena pluma pero también jocoso y carismático, un reportero le preguntaba sobre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, su génesis, sus ideales, su postura sobre la vida y la política del México de aquellos años, y cuando llegó a la pregunta sobre por qué levantarse el primero de enero, el sub le dijo que todo estaba planeado para que el levantamiento se llevara a cabo el 28 de diciembre de 1993 pero nadie, ni los medios los iban a tomar en serio.
Después del 28, en el calendario del maratón está marcado el 31 de diciembre, la cena de año nuevo, o mejor dicho la transición entre año viejo y año nuevo, con todas sus tradiciones ya sabe, los calzones rojos, amarillos, etc., las vueltas a la mesa, el salir con una maleta a recorrer la cuadra o por lo menos el patio o el jardín de la casa, una serie de actividades supersticiosas pero divertidas para garantizar el éxito hasta llegar al nuevo maratón Guadalupe-Reyes.
Y finalmente el cierre espectacular, ese que fue ayer y que aún estamos digiriendo, la partida de rosca con todo y niño dentro de ella, ahora que si a alguien se le ocurre extender la duración del maratón pudiéramos renombrarlo y ponerle Guadalupe-Candelaria, está más rudo pero pudiera valer la pena, creo que ya dominamos el del 12 de diciembre al 6 de enero, estamos listos para dar el salto al 2 de febrero, total, qué tanto es tantito, tenemos del 3 de febrero al 11 de diciembre para ponernos en forma para el siguiente maratón.
Disfrute, sonría, no se acongoje, las cosas afuera están difíciles, pasemos un momento divertido, olvídese de la realidad mexicana por un instante, si le gusta el futbol americano disfrute de los playoffs, estarán entretenidos, lea, goce de una película o una serie, escuche rocanrol, sea muy feliz este 2021.
Si me lo permite, reciba un abrazo virtual, reflexionamos el próximo jueves.
@ericazocar




