Impedir el acceso a los servicios de salud a un ciudadano es un crimen. No imagino a nadie capaz de cerrar la puerta a alguien que requiera atención médica; por supuesto, no dejo a un lado las historias que se han desarrollado durante la pandemia cuando personal del sector salud se ve obligado a no permitir el paso a un paciente, en la mayoría de las ocasiones, quienes niegan la atención lo hacen por no contar con la capacidad de instalar a la persona enferma, los otros casos, los menos, aquellos que por un interés monetario se niegan a recibir al paciente, eso se puede calificar de negligencia.
La pandemia ha puesto ante nuestros ojos cientos, miles de historias en que los sistemas de salud se han visto rebasados por el número de personas que requieren atención, a las que como Estado estamos obligados a brindar ayuda; frente a la necesidad de una “nueva normalidad” estamos obligados a pensar en cómo queremos seguir adelante con la seguridad social en el país, más allá de filias o fobias gubernamentales y partidistas, buscar un modelo solidario de salud que permita erradicar la desigualdad.
Eliminados los aspectos ideológicos, en especial las justificaciones partidistas, como nación podríamos avanzar en un sistema de salud solidario que desde el Estado procure la igualdad que nos dan nuestros derechos como individuos a ser atendidos de la mejor manera cuando caemos en desgracia, después, sólo después, se puede discutir sobre la regulación o incluso la existencia de servicios de salud privados, el modelo de República que somos nos permite remitir a segundo plano esa discusión, anteponiendo el bienestar de la mayoría, ¿o no?
Si ha llegado hasta este punto, con sinceridad no vería en mi argumento puntos de desacuerdo, y si los hubiera, ninguno de ellos que no fuera posible analizar a través del diálogo para llegar a un convenio, puntos de partida para la concertación y lograr un plan de trabajo.
Todo eso cambia si establezco, al indicar que no se debe impedir el acceso a los servicios de salud porque es un crimen, que de lo que estoy hablando es que el aborto debería ser legal, entonces un sector de la sociedad antes que pensar en la obligatoria solidaridad que nos debemos unos a otros, anteponen sus creencias, y así, desvían el tema.
Lograr el aborto legal en todo el país es un primer paso para lograr el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, sí, pero antes que nada lograría que como sociedad se pensara en un acceso total a los servicios de salud. Lamentablemente, antes que reconocer que se trata de respetar la Constitución, ser solidarios o pensar en el otro motivados por la igualdad, la discusión se desviará a nuestras creencias religiosas.
Los movimientos conservadores que desean cancelar el acceso a los servicios de salud a las mujeres basan su discurso en el desvío de la atención, logrando distraer la discusión de lo central, ya no se trata del derecho a la salud sino de la defensa de una creencia, estigmatizan una decisión calificando de asesinos a quienes desean interrumpir un embarazo, se hacen llamar a sí mismos “provida”, para establecerse al otro en un extremo que los convierte en criminales, como si por el simple hecho de defender sus derechos estuvieran cometiendo un delito. Esta descalificación ha sido tan efectiva, que quienes no están de acuerdo con esos grupos, se ven en la necesidad de buscar nombres que endulcen la causa que defienden, como llamarse “prochoice” o eliminan de su argumento la palabra aborto para usar fórmulas más sutiles o que no suenen agresivas,
Las reglas de convivencia en sociedad no deberían estar marcadas por nuestra fe sino por el bienestar común y ahí, sólo el conocimiento científico nos puede ayudar a lograr una versión mejor de nosotros mismos.
Coda. Hoy en el Congreso de Aguascalientes, un grupo de ignorantes a los que votamos para representarnos, levantarán la mano para criminalizar a las mujeres por sus decisiones, lo harán en nombre de sus creencias, dejando a un lado el bien común; no sólo quedará en sus conciencias, afortunadamente los ciudadanos tenemos herramientas para castigar su idiocia, sí, las elecciones.
@aldan




