El pasado 7 de abril, las organizaciones civiles (sí, de esas que tanto desacomodan el buen humor del presidente López) México Evalúa, Centro de Estudios Espinosa Yglesias y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, publicaron en sus respectivas páginas electrónicas, un comunicado severo para el momento que atraviesa nuestro país en materia de salud, sobre todo en este entorno marcado por los efectos de la pandemia provocada por el Covid-19 que ha atacado al mundo y al país desde principios del 2020. El comunicado se titula México enfrenta la peor crisis sanitaria de su historia moderna, así de categórico y grave, y acompañan su aseveración con datos duros, oficiales, también de esos datos que le hacen fruncir el ceño a AMLO.
Empieza el comunicado subrayando un precepto central con relación a los derechos humanos que deben prevalecer en la gestión de la vida pública del país: En el Día Mundial de la Salud, queremos subrayar que todas las personas tienen derecho al “nivel más alto posible de disfrute de salud física y mental”. Pero ¿por qué situación está atravesando México en estos momentos?
En noviembre de 2019, el gobierno de la 4T dispuso desaparecer el Seguro Popular y sustituirlo por el Instituto de Salud para el Bienestar, Insabi; sin embargo, no hubo una propuesta para atender a 33 millones de mexicanos (26% de la población) que estaban fuera de la atención de los servicios de salud, y que además son parte de la población más pobre. En el país, sólo el 45% de la población, alrededor de 56 millones de personas, cuenta con afiliación a servicios de salud de la seguridad social −IMSS, Issste, servicios de salud estatal, Semar y Sedena−. El 27% de la población (33.8 millones de personas) está afiliada a sistemas públicos diferentes a la seguridad social, Insabi e IMSS Bienestar. Escasamente el 2% cuenta con seguro privado o afiliación a otra institución. Y el 26% restante carece totalmente de afiliación a servicios de salud.
El 34% de la población afiliada a servicios del seguro social, esto es poco más de 19 millones de personas, recurren a los servicios privados, principalmente consultorios dependientes de farmacias. Al igual que el 41% de la población de los sistemas públicos diferentes a la seguridad social, se encuentra en la misma situación, súmenle casi 14 millones de mexicanos. Estamos hablando de 33 millones de personas que recurren a servicios médicos privados auxiliares, y que, de manera efectiva, representan la atención primaria de la salud de los connacionales fuera del ámbito del sistema de salud pública. En este nivel de atención primaria, se deberían contener los riesgos de salud del pueblo bueno de México en un 80%, pero las autoridades sanitarias están ensimismadas elucubrando y manipulando su concepto ideológico de salud pública y su atención. Este punto es importante señalarlo debido a la protesta de los médicos del sector privado, que se han manifestado en las calles de México, exigiendo se les considere prioritariamente en el Programa Nacional de Vacunación, y que han sido estigmatizados por el señor López y sus secuaces sanitarios de la SS (la Secretaría de Salud, no la Schutzstaffel o Gestapo de triste memoria) léase Hugo López-Gatell, quiénes afirman que esos perversos y voraces médicos de las farmacias lucran y se enriquecen con los votos, perdón, con los pacientes que los procuran.
Retomando el título de este Bravuconadas, entre el viernes 9 y el sábado 10 de abril, en un “ajuste de cifras y reportes relacionados con la pandemia a nivel nacional”, la vocería del Gobierno Federal reportó el deceso de 2,192 mexicanos en sólo 24 horas. A la conferencia vespertina del pasado sábado, el responsable de la misma López-Gatell, envió a una tercera en su nombre. La cifra es de miedo y va en contrasentido de la afirmación recurrente de la 4T de que “vamos bien”. No, México está atravesando el peor momento de la emergencia sanitaria con el peor gobierno. Sí, duele.
En medio de la emergencia sanitaria, es fundamental que el gobierno ejerza debidamente los 670 mil millones de pesos que tiene presupuestados para 2021 como gasto en salud. Sin embargo, a febrero sólo ha ejercido el 11% y las principales instituciones de salud pública no ejercieron 20.6% del presupuesto aprobado para el bimestre.
Por otra parte, es importante señalar como el covid-19, ha desplazado la atención de otras enfermedades. Por ejemplo, en 2020 sólo se dieron 168,173 consultas para la atención de cáncer de mama y cervicouterino en unidades de la Secretaría de Salud y de servicios médicos estatales y municipales, esto es, sólo el 43% del total de consultas otorgadas en 2019 (383,462).
Las consultas de la Secretaría de Salud, que atienden principalmente a pacientes con diabetes, hipertensión, obesidad y dislipidemia (comorbilidades de covid-19), también se redujeron el año pasado un 49% con respecto a 2019.
El pueblo bueno de México, el más pobre, sí, ha sido el más golpeado por los malos manejos de la crisis sanitaria y, en consecuencia, de la crisis económica en los últimos 13 meses por el gobierno de la 4T. Rumbo al 6 de junio esta situación se hará presente con su dicotomía democrática: ciudadanía exigente y autónoma o indigente y sumisa.
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