Por decreto, el Congreso “interpretó” el concepto de propaganda gubernamental y en un acto de servilismo al Poder Ejecutivo, autoriza a los servidores públicos a que promuevan la revocación de mandato.
En el Senado, con 67 votos a favor y 34 en contra, tras un debate infantil y deplorable, se votó para cambiar las reglas del juego a la mitad del partido, a partir de mañana, los “escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones y proyecciones difundidas, bajo cualquier modalidad de comunicación social, con cargo al presupuesto público” serán considerados como información de interés público y “No constituyen propaganda gubernamental”. Horas después de ser votada esta aberración, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, porque a quien más le conviene este cambio de reglas es al presidente.
Con el permiso del Congreso, el presidente y todos los servidores públicos pueden seguir violando la ley, porque ahora el Poder Legislativo se abroga la posibilidad de “interpretar” las leyes, cuando esa es la función del Poder Judicial, pero no importa, así se imponen las mayorías que en atención a su interés personal cumplen de inmediato los caprichos presidenciales. Esto ocurre el mismo día en que López Obrador, por lo menos de dientes para afuera, declaró que ya no haría promoción de la revocación de mandato, “Ya no puedo hablar de eso porque me cepillan, cambia de tema. Ya no puedo hablar”.
Ahora, con el permiso de sus lacayos, el presidente puede ordenar a las huestes morenitas que salgan a la calle y promuevan su figura, que engañen a la gente diciéndole que el apocalipsis neoliberal vendrá si quitan a López Obrador de la presidencia. Dudo de la capacidad de los servidores públicos para movilizar a la ciudadanía a que vaya a votar por la revocación de mandato, sin embargo, eso no quita el riesgo de que recursos públicos se empleen en esa promoción, esa es una de las malas mañas que la Cuarta Transformación ha afinado y hace mejor que los regímenes anteriores, esos a los que dice que no es igual.
Coda. El daño está hecho, este decreto marca la ruta a seguir para que, en 2024, Andrés Manuel López Obrador se convierta en el gran elector, por encima del INE, los tribunales y, sobre todo, por encima de la decisión ciudadana. Lamentable.
@aldan




