- Durante 19 años Emilio Rodríguez Murillo se ha dedicado al oficio de tablajero y 11 años trabajando en la Carnicería Tepeyac sucursal Sur
- La cultura cárnica en Aguascalientes ha evolucionado, y ahora los consumidores buscan cortes de mayor calidad
Su profesión le ha permitido dar estabilidad a su familia, al ser padre de tres hijos
Desde hace 19 años, Emilio Rodríguez Murillo ha dedicado su vida al oficio de tablajero, una profesión que, según él, nunca se deja de aprender. Actualmente, trabaja en Tepeyac Sur, donde lleva 11 años ofreciendo cortes de calidad a sus clientes. Para él, ser tablajero es más que un trabajo: es un arte que requiere técnica, paciencia y, sobre todo, el gusto por tratar con la gente.
Rodríguez Murillo recuerda que su inicio en el mundo de la carne fue una casualidad: “Fue por un amigo de mi papá”, menciona. Con apenas 19 años, comenzó a aprender el oficio enfrentando retos como la destreza con el cuchillo y la atención al cliente: “Lo más difícil ha sido aprender. Es un oficio de bastante riesgo”, confiesa y destaca que, a pesar de los años de experiencia, sigue descubriendo cosas nuevas cada día.
La evolución de la cultura cárnica en Aguascalientes es algo que ha presenciado de primera mano: “Antes, compraban un kilo de bistec y lo hacían como fuera. Ahora, la gente ya sabe de cortes argentinos, americanos… ya no es solo carne asada”, explica. Esta transformación ha hecho que los tablajeros jueguen un papel clave en la orientación de los consumidores: “Mi recomendación siempre es hablar con nosotros, pedir una sugerencia directa”, dice y subraya la importancia de la atención personalizada.
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Entre sus cortes favoritos, destaca el rib eye y el diezmillo, este último por su suavidad y jugosidad: “La diferencia entre cortes, como el rib eye y la arrachera, está en la hebra y la textura”, explica. Detalles como estos son parte de su conocimiento, adquirido a lo largo de los años y reforzado con la experiencia en el mostrador.
A pesar de los accidentes comunes en su oficio, como los inevitables cortes en las manos, Emilio asegura que lo más satisfactorio de su trabajo es poder sustentar a su familia: “Lo que más me da orgullo es que me ha dado para solventar bien a mi familia”, comenta con orgullo. Padre de tres hijos, su esfuerzo diario es por ellos, garantizando que, además de un buen corte de carne, su hogar tenga estabilidad y bienestar.




