Bajo presión
Balas y likes
En la serie británica de Netflix, Adolescencia, se exponen los códigos de comunicación que utilizan los adolescentes en redes sociales. Códigos aparentemente inofensivos que ocultan significados relacionados con violencia, misoginia y consumo de drogas, códigos que suponemos conocer e interpretar porque nosotros mismos como adultos los empleamos en nuestra comunicación diaria a través de las redes sociales y los grupos de mensajería.
En algún momento de la serie, el hijo del inspector Bascombe le pide conversar con él, en medio de los interrogatorios que hace en el colegio, el joven le dice que le avergonzó verlo tan perdido al interpretar los mensajes que intercambian los estudiantes en Instagram y confundir su significado, le explica que la píldora roja y una dinamita, por ejemplo, significan un llamado de acción de la manosfera, el inspector sólo se pregunta cuándo cambió el significado del emoticón, porque la píldora roja hacer referencia a The Matrix. En Aguascalientes y otras entidades federativas que han prohibido los narcocorridos las autoridades sufren la misma confusión, sus referentes no tienen ya relación alguna con las formas en que ha evolucionado la comunicación entre los jóvenes y cómo algunas comunidades hacen uso de este lenguaje para fomentar la radicalización digital.
La difusión de mensajes de odio a través de las redes, lamentablemente, no se queda en el entorno digital, como en Adolescencia, impactan a los usuarios y los llevan a comportamientos y actitudes violentos.
El crimen organizado, siempre un paso adelante de las autoridades, sabe que muchos adolescentes se comunican de manera encubierta para dificultar la intervención de padres y educadores. Un informe del Seminario sobre Violencia y Paz del Colegio de México ha documentado cómo organizaciones criminales emplean TikTok para atraer y reclutar a jóvenes en México (Nuevas fronteras en el reclutamiento digital. Estrategias de reclutamiento del crimen organizado en TikTok), en la investigación se identifican más de 100 cuentas activas en TikTok que promueven actividades ilícitas, incluyendo ofertas de empleo falsas, propaganda delictiva y trata de personas.
El estudio demuestra que cárteles como el CJNG y el de Sinaloa han creado una poderosa maquinaria de seducción digital, dirigida a jóvenes vulnerables. Videos cortos, visualmente atractivos, que sin mostrar violencia explícita construyen una imagen glamorosa y aspiracional del crimen organizado: poder, respeto, dinero, pertenencia y estilo de vida. De acuerdo al estudio, estos contenidos evaden sistemáticamente los filtros de TikTok, permaneciendo semanas o meses en línea antes de ser eliminados, si es que lo son, y alcanzan a miles de usuarios jóvenes, especialmente en estados con altos índices de marginación, violencia o desempleo.
De acuerdo al estudio del Colegio de México, las publicaciones ofrecen supuestos trabajos para choferes, vigilantes o halcones, y prometen hospedaje, entrenamiento y pagos semanales. Algunas publicaciones se dirigen específicamente a mujeres, con mensajes dirigidos a “madres solteras” y “estudiantes que necesiten apoyo económico”. El lenguaje del narco en TikTok es visual, simbólico y está cuidadosamente codificado, Ninja, Gallo, Ojo Turco o Pizza tienen un significado absolutamente distinto al que le damos cotidianamente. Además de hashtags que apelan a un sentido de comunidad, la música es otra pieza clave, los corridos bélicos, alterados y tumbados no solo ambientan, sino que funcionan como herramientas de captación emocional, los temas funcionan himnos del narco, se exaltan hazañas, códigos de honor y jerarquías dentro del crimen organizado. Nuevas fronteras en el reclutamiento digital incluye un listado extenso sobre los temas más recurrentes en TikTok, canciones de Revolver Cannabis, Fuerza Regida, Los Tucanes de Tijuana y Movimiento Alterado, entre otros.
A diferencia de las campañas de reclutamiento tradicionales, el crimen organizado en redes sociales no se presenta como una imposición violenta, sino como una alternativa de movilidad social. Ofrecen una vía rápida al dinero, al poder, al respeto. Una vida sin reglas, pero con códigos.
El estudio del Colegio de México contiene una serie de acciones urgentes y coordinadas entre gobiernos, plataformas tecnológicas y sociedad civil, Nuevas fronteras en el reclutamiento digital establece que se necesita mayor vigilancia algorítmica, regulación del contenido violento y campañas de contra narrativa que disputen el espacio simbólico que hoy el narco ha conquistado. Frente a estas recomendaciones, la respuesta de la autoridad ha sido promover la censura, castigar antes que prevenir, demonizar los gustos musicales antes que atender las causas.
En Aguascalientes, la gazmoñería hipócrita de la mayoría panista ya aprobó cárcel y multas por hacer apología del delito. En el ámbito federal, con la misma falsedad moral, Arturo Ávila impulsa una iniciativa para “clarificar” el sentido de la apología del delito (cada vez con menos ímpetu porque ya la presidenta Claudia Sheinbaum declaró que ella está en contra de las prohibiciones, así que ahora el diputado promueve su intento de prohibición como una propuesta para impedir la interpretación a jueces corruptos de lo que es la apología… Ay, ajá); en ambos casos consideran que no deben sustentar sus propuestas, basta la ocurrencia y la buena fe, dejan a un lado los múltiples análisis, informes y estudios que hay sobre el tema y se avientan como el Borras con la cerril certeza que les da creer en el castigo como forma de gobierno.
La hipocresía de estos inquisidores es una muestra más de la falta de compromiso con la democracia, la prohibición es censura, por donde se le vea, limita la libertad de expresión y se realiza desde la ignorancia, una que se refocila en el desconocimiento, de un voluntarismo vulgar, acostumbrado engañar a los electores antes que argumentar. Empeñado en convertir cualquier asunto en algo electoral, como la acusación de la diputada local Nancy Gutiérrez de que Morena está desinformando sobre su iniciativa, cuando es lo que es: censura.
Coda. Invertir en educación, cultura y oportunidades no es solo una política educativa, debería ser parte de la estrategia de seguridad, porque donde la sociedad está fallando en conectar, el narco está ofreciendo identidad, porque mientras los cárteles sigan controlando el lenguaje, la estética y la identidad en plataformas digitales, seguirán ganando una guerra que ya no se libra solo con balas, sino con likes.
Ps. ¿Otra vez, papá? -me reclamó mi hijo cuándo le respondí sobre qué estaba escribiendo-, esa música ni te gusta, ¿por qué la defiendes? Le contesté que no defiendo los narcocorridos, que escribo de lo que quiero porque puedo ejercer mi derecho, para que nadie el día de mañana le prohíba desarrollar su gusto musical.
@aldan




