Christoper Nolan crea con maestría un producto de masas y para el especialista: The dark knight (2005) fue aclamada en general por los verdaderos fans como por el público común y corriente que aspira a una película palomera, de esta forma generó ingresos por la fabulosa cantidad de 1000 millones de dólares. Y no parecía ser para menos, la excelencia de un director que sabe crear ordenadamente un producto cinematográfico, que no cae ante la tentación de la maquila, que invierte tiempo a sus obras; una gran cantidad de recursos que posibilitan el uso de tecnologías y efectos especiales que dan ese toque sofisticado característico del caballero de la noche, y claro, dos grandes actuaciones que opacan al resto del elenco: Bale y Ledger. El granito en el arroz, para mi gusto, es la idea del playboy trendy alejado del hombre culto de Burton, un Bruce Wayne sibarita, que juega a la bolsa en Wall Street, de hecho su manejo financiero le permite en Batman Begins recuperar el control de su empresa.
En esta segunda parte Nolan, fiel su estilo, vuelve a jugar con el suspenso, utilizando motivos morales para crear varios momentos de tensión que ponen al público a decidir entre dos opciones que moralmente pueden ser igual de buenas o malas, como cuando el Joker pone a elegir a Batman en salvar a Dawes o a Dent, este último que por cierto sufrirá en esta secuela grandes quemaduras que lo llevarán a transformarse en Dos Caras, un enemigo claramente prescindible frente a ese criminal de ensueño que personifica Ledger.
El Joker es un hito en la cinta de Nolan, sin lugar a dudas roba el papel protagónico a Christian Bale para ser el principal atractivo de la película no sólo por su histrionismo demente, sino por el mito que se creó en torno a la muerte de Ledger, así hay otro gran mérito en la película, el surgimiento de esa gran rivalidad de guasones: Jack Nicholson versus Heath Ledger. Como ya lo dije, me parece mucho mejor y más convincente el primero, y es que la gran diferencia, es que mientras que Nicholson llega a la personificación abrevando de personajes ya aclamados (el detective de Chinatown y el loco de El resplandor) Ledger reinterpreta a su personaje y visualiza claramente que una excepcional actuación será el ancla para su futuro; un Guasón que abreva de la locura de un pasado fructífero contra otro que se cimienta en la exquisita y excesiva demencia. Sin lugar a dudas el esfuerzo de Ledger fue mayúsculo, tanto que en su maximización generó un mito, a veces creo que más por el morbo de su muerte que en verdad por su personaje.
Como ya acotamos, Nolan tiene un especial interés en la moral norteamericana contrastándola con el derecho, como si fueran cosas disímbolas le da mayor peso a la primera, por ello insiste en la corrupción del sistema de justicia (policías que asesinan a varios personajes claves) y en la gran virtud del ciudadano común, de ahí que durante la trama maneje varios conflictos morales, el Joker es especialista en tratar de demostrar que toda la gente se corrompe, por ello pone a competir a dos grupos de personas en diferentes barcos, incitándolos a que uno destruya al otro, los valores salen a flote y ni los presidiarios ni los ciudadanos deciden exterminarse mutuamente. En este mismo tenor aparece en Gotham el policía (Gordon) que tiene la noble y compleja misión de tratar con policías buenos y malos, vaya, cruzar el pantano y no mancharse ¿Cómo entendería de otra forma Batman a su misión? De esta forma el caballero de la noche cae, se sacrifica para redimir a Dos Caras, el antihéroe que se venga de los policías corruptos, pero que es necesario proteger pues la población lo considera impoluto, y a veces es necesario mantener la fe.
Para muchos esta es la mejor película de cómics que se ha hecho en la historia; para esta columna vuelve a ser un ejemplo de esa doble moral norteamericana que no deja de justificar su enorme y desmedida necesidad de la violencia en manos de sus ciudadanos, no de aquella que significa el monopolio en el estado.




