Le grité “tss, tss, guapa”. Era un niño de cinco años de edad y me llamaba la atención una niña de 15 años, a lo mucho; unos vecinos me dijeron que le aventara un piropo, ¡yo ni siquiera sabía qué era eso! Me sugirieron que cuando pasara le gritara “tss, tss, chiquitita”, pero ese adjetivo no me parecía romántico y si decía “bonita” me dirían joto. Pasó frente a nosotros, en verdad no quería hacerlo, pero empezó la carrilla feminizándome, así que lo hice. Su papá llegó a hablar con mi madre y acertadamente me reprendió frente a él y esa niña que creí me gustaba.
Con los años aprendí que había reproducido violencia, representada por el acoso callejero y el piropo tan naturalizado en México. Aunque estas frases de picardía pueden utilizarse para el erotismo o coquetear en pareja, son violentas cuando se lanzan a personas desconocidas para ejercer presión, incomodar e intimidar; ya que se busca demostrar poder y dominar un espacio que debería ser de libre tránsito. Como todo juego de poder, se busca demostrar quién gana y quién pierde, por lo que es común que el acoso callejero se exacerbe cuando los varones están en grupo. También algunos hombres son objetos del acoso callejero por parte de algunos que consideran femenina su vestimenta -aunque en el fondo se trate de una lucha de clases- o sus movimientos; por lo que se les asume como gay, se les gritan palabras o frases homofóbicas y se les feminiza en contextos sexuales: “Ahí te hablan, ya viene por su leche”.
Ante el acoso sexual callejero algunas personas prefieren guardar silencio, lo cual permite que esta práctica siga considerándose como normal e inofensiva; algunas otras hacen frente, otras más realizan quejas públicas, y las menos deciden interponer una denuncia; aunque no es para menos, pues se deben implementar mecanismos para evitar este tipo de violencia, pero ¿qué ocurre cuando el acoso lo ejercen menores de edad? cuándo los niños ¿acosan sexualmente?
Por fortuna mi madre reconoce en el piropo un acto de agresión e hizo que me diera cuenta en aquella ocasión; pero cuando los padres y madres consideran gracioso que su hijo se estruje la entrepierna como ofreciéndose para tener relaciones sexuales ¿qué se puede hacer? El acosador es un menor de edad, que lo único que percibe es que a través de los piropos, insinuaciones sexuales o vituperios gana respeto, risas, aplausos y/o poder frente a los otros niños, ¿la única opción es dejar que sigan replicando violencia a tan temprana edad? Esto sin adentrarnos a las responsabilidades no asumidas por el sector educativo y políticas públicas.
En la calle donde vivo hay una familia con tres niños, los cuales tienen a lo mucho 11 años de edad. Cuando una chica pasa le gritan mamacita (como me habían sugerido otros vecinos cuando era niño), se agarran el pene sobre la ropa y cuando pasan algunos hombres les gritan “joto”, “chinga tu madre, puto” o caminan a su lado moviendo las caderas de forma exagerada; por supuesto, en el caso de los hombres sólo lo hacen para quienes no concuerdan con sus imaginarios de masculinidad y hombría; pero ¿qué hacer ante una familia que aplaude las actuaciones de violencia de sus hijos?, ¿será que los niños en contextos de violencia están destinados a seguir inmersos en ella y replicarla porque “son sólo niños”, porque no saben lo que hacen? Ante ello, la escuela debería ser una entidad con potencial para impulsar el cambio social; la sociedad civil organizada debe diseñar e implementar acciones de concientización en lo público, “hacer calle”; y por otra parte, la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia pueden realizar diagnósticos e intervenir para evitar la reproducción de la violencia, pero sólo si en dicha dependencia consideran que el piropo, el acoso callejero, y las expresiones homofóbicas son en verdad un problema que atender.
¿Qué ocurre cuando los niños replican el acoso callejero? La idea de la inocencia infantil por sí misma nos permite eximir culpas y responsabilidades, parece que es mejor repetirnos que no saben lo que hacen a preguntarnos: ¿qué estamos o no haciendo?
Twitter: @m_acevez





