Novo-Ogaryovo, Moscú, Federación Rusa. 25 de febrero de 2015. El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, dice: “Mi visita aquí viene en un momento que puede llamarse crítico, dada la situación actual” y agrega: “Cualesquiera sanciones introducidas contra Rusia, impactarán otros países, miembros de la Unión Europea, la cual incluye a mi madre patria, que en mucho depende de Rusia”.
Fortalecido por las declaraciones de su visitante, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, esboza en su rostro su sonrisa de tigre siberiano y afirma: “No necesito caracterizar la relación entre Rusia y Chipre. Tiene una historia larga, amistosa y multifacética”.
La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual pretende explicar la importancia estratégica de Chipre y cómo el evento previamente mencionado embona con otros acontecimientos ocurridos recientemente.
Según la mitología griega, luego adoptada por los romanos, Venus (Afrodita, diosa de la belleza y el amor para los antiguos helenos) nació entre el burbujeo que produjo la sangre del mutilado Cronos al caer sobre las olas del mar, cerca de la costa de la isla Citeres. Por ello, los aqueos la llamaban Afrodita, es decir, “nacida de la espuma”.
Desde entonces, Citeres, mejor conocida por nosotros como Chipre, debido a su ubicación geográfica -está situada en la intersección de tres continentes: África, Asia y Europa- se ha visto inmersa en las disputas estratégicas de la historia de la humanidad. Los asirios, los egipcios y los persas se disputaron la posesión de la ínsula. Alejandro Magno conquistó Chipre para entregarla a la Hélade. Posteriormente, romanos, bizantinos y árabes la dominaron. Durante la época de las Cruzadas, el rey inglés Ricardo Corazón de León la tomó y se coronó como rey de Chipre. A continuación, la República de Venecia se apoderó de ella, para entregarla al Imperio Otomano.
Sin embargo, el evento que arrojó a Chipre a los “caprichos de la fortuna y los demonios de la mala fortuna” (Lawrence Durrell dixit) fue el Congreso de Berlín de 1878. En aquella ocasión, el Reino Unido adquirió en arriendo la isla de sus dueños turcos como una garantía en contra de una agresión rusa.
Cuando se hizo público el acuerdo sobre Chipre, La opinión pública inglesa se entusiasmó. Aquella plaza en Levante -recuerdo imperecedero de las hazañas de Ricardo Corazón de León- y aquel Mediterráneo inglés entusiasmaron a todos. El primer ministro británico, Benjamín Disraeli, regresó a Londres llevando consigo “la paz con honor”.
En 1915, durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno británico ofreció a Grecia la isla a cambio de que entraran en el conflicto para ayudar a Serbia. No se atrevió Atenas y Chipre quedó convertida en colonia británica por el Tratado de Lausana de 1925. Sin embargo, mucho antes de la ocupación británica, existía en la isla un movimiento llamado Enosis -unión en griego-, que postulaba la integración con la madre patria, Grecia, y el cual se contraponía con la minoría turca.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Chipre fue utilizada por los británicos como centro de detención para los judíos que, habiendo sobrevivido al infierno nazi, intentaban alcanzar la Tierra Prometida. El drama de los hebreos fue representado en la novela Éxodo, escrita por León Uris y que posteriormente fue llevada a la pantalla grande por Otto Preminger.
Ante la renuencia británica de abandonar la isla, el arzobispo Makarios III, un sacerdote ortodoxo cuyo nombre significa bienaventurado y que había estudiado en la Facultad de Teología de la Universidad de Boston, comenzó a preparar la insurrección, cuyo brazo militar se llamaría EOKA (Organización Nacional de Combatiente Chipriotas), dirigida por el coronel George Grivas, un veterano de las dos Guerras Mundiales y de la Guerra Civil Griega.
En su libro Limones amargos, el escritor británico Lawrence Durrell narra que el inicio del “festín de la sinrazón” comenzó el 1 de abril de 1955, cuando la EOKA lanzó ataques simultáneos contra objetivos británicos en la isla. La respuesta británica consistió en el encarcelamiento de Makarios y el envío de 40 mil soldados. Tras años de lucha y negociación paralela, el 19 de febrero de 1960 el Reino Unido concedió la independencia a Chipre. Aunque Gran Bretaña retuvo las bases soberanas de Akrotiri y Dhekelia, piezas clave para la estrategia militar y de inteligencia de Londres.
El 20 de julio de 1974, Turquía invadió Chipre para proteger a la minoría turco-chipriota -asentada mayoritariamente en el norte de la ínsula. Como resultado de esta acción, la isla quedó partida en dos: una parte griega y otra turca.
Ahora bien ¿Por qué el redescubrimiento estratégico de Chipre?: primero, en la zona marítima que comparten Chipre, Israel, el Líbano y Siria hay gigantescos yacimientos de gas natural, por ello los intereses de Israel, Chipre, Grecia y Rusia se están alineando, pues en 2013 la compañía gasera rusa Gazprom instaló una subsidiaria para vender el gas natural licuado (GNL) a los lucrativos mercados asiáticos; segundo, el acuerdo firmado en Moscú permite a la marina rusa utilizar los puertos de Larnaca y Limasol, ubicados cerca de las bases británicas de Akrotiri y Dhekelia.
El escribano pregunta. ¿Qué relación hay entre los acuerdos ruso-chipriotas con la victoria de Syriza en Grecia, la visita de Benjamín Netanyahu a los Estados Unidos, el asesinato del opositor ruso Borís Nemtsov, la declaración, por primera vez, de apoyo de China a Rusia por la crisis en Ucrania, y la amenaza rusa de lanzar un ataque devastador en caso de ser atacada?
En la diplomacia, la parte de la política que se encarga de las Relaciones Internacionales, no hay coincidencias.
Aide-Mémoire.- La política exterior no es un lujo, es una necesidad.
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.




