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viernes, diciembre 5, 2025

A un año del secuestro de las niñas en Nigeria / Un cuarto propio

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No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados.

Si pudiera, le diría que se vaya, pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

-La Noche/1. Eduardo Galeano

 

Se está cumpliendo un año del secuestro de 219 niñas de Nigeria ocurrido al nordeste de ese país en la escuela de Chibok, 12 meses después de los terribles e indignantes hechos no se sabe del paradero de las niñas, no han sido rescatadas, y además ha salido a la luz las condiciones atroces en que viven las mujeres de aquel país.

Los gobiernos, tanto el nigeriano como la Unión Europea, el de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Irak e incluso las mismas Naciones Unidas, han sido incapaces o será mejor decir cómplices pasivos de la desaparición de estas y muchas otras mujeres en el conflicto bélico islamita.

Recientemente, Amnistía Internacional dio a conocer que este número de 219 niñas aumentó dramáticamente en 2014 y que ahora son más de dos mil niñas y mujeres las secuestradas en un año. ¿Y dónde están las desaparecidas?

Aunque oficialmente no se vierten declaraciones cabe señalar que hay testigas anónimas que igual fueron secuestradas por el grupo yihadista Boko Haram, jóvenes que lograron sobrevivir y que aún siguen huyendo del terror islámico y la confabulación de occidente ante tales crímenes de lesa humanidad. Estas mujeres aseguran haber visto a las niñas de en su mayoría cristianas de Chibok y que al igual que ellas fueron vendidas, obligadas a casarse con hombres mayores, obligadas a prostituirse e incluso algunas lapidadas. Se dice que son al menos cinco países donde estas niñas fueron vendidas, Níger, República Centroafricana, Chad, Camerún y la propia Nigeria. Las organizaciones internacionales señalan que el responsable es el gobierno que no se ha empeñado por la vida y la recuperación de esas niñas, el gobierno que abandonó esta zona del noreste inmensamente pobre y que su intransigencia y desinterés sólo ha entorpecido la búsqueda y ahora parece realmente imposible devolver a las niñas a casa, a sus familias.

Las sobrevivientes del grupo terrorista islamita Boko Haram detallan la condición de esclavitud en que permanecen cautivas, los trabajos son muy duros, las violaciones tumultuarias y la esclavitud sexual.

El mundo entero rendido ante el comercio armamentístico, las ganancias financieras que derrama la guerra, los ataques petroleros, el despliegue militar y las religiones que ponen de rodillas al “supuesto enemigo” no dicen absolutamente nada por los más de 800 mil niños también desaparecidos reclutados para la milicia yihadista para ir al frente de la guerra que desde luego ellos no eligieron.

En medio de este tiempo desolado ocurre la muerte de un gran escritor, periodista y humanista, el uruguayo Eduardo Galeano que si algo nos recordó por muchos años es no olvidar como se desangran las venas de los continentes pobres, de los continentes racializados, colonizados, recordar que los ninguneados para este sistema salvaje neoliberal misógino y racista, miles de millones de mujeres y hombres valen menos que la bala que les mata.

Nigeria se desangra, así como Sierra Leona, Madagascar y tantos países africanos, pero acá en estos horizontes teñidos de rojo Guatemala, Honduras, México padecen un olvido muy parecido, un olvido mundial por los gobiernos más influyentes, 7 meses de la desaparición forzada, del secuestro de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y nadie sabe nada de ellos. Las más de 400 mujeres desaparecidas en 2014, secuestradas para los mismos fines, la esclavitud sexual, tan sólo en Ecatepec, municipio del Estado de México que libra una guerra que nadie quiere aceptar, ese es nuestro Chibok, ¿y los 22 jóvenes fusilados por el ejército mexicano en Tlatlaya?

Pero a los gobiernos no le importan, ni a buena parte de la sociedad, porque son unas pocas y pocos, porque son los cuerpos que no valen nada, los reemplazables, consumibles, pobres, porque en la cultura del terror donde vivimos no importa que desaparezca una o dos jóvenes; importa hasta que sean miles, hasta que sea masiva y horrorosa la historia, antes no hay por qué preocuparse, “estamos bajo los niveles de estándar de violencia de género”.

Muchos son los silencios y las omisiones que van desangrando a México igual que a Nigeria, un país colapsado principalmente por la corrupción, mientras el gobierno de los Estado Unidos le vende armamento a México de alta tecnología para combatir el crimen organizado nos seguimos preguntando ¿por qué tantos países inmiscuidos en los temas internos de Nigeria y de México no han podido devolvernos a las niñas, mujeres y jóvenes desaparecidos forzadamente, secuestrados? Por qué los aviones no tripulados, las cámaras de alto reconocimiento capaces de encontrar movimientos humanos en la selva, los expertos investigadores, ¿por qué toda esa industria bélica no ha logrado encontrar a mujeres y hombres desaparecidos, como borrados de la tierra?

Seguramente las diferencias entre Nigeria y México son infinitas y profundas, pero la globalización del racismo, el sexismo, la homofobia, y desde luego la inmensa pobreza de las desaparecidas y desaparecidos nos tocan por igual, un sistema de gobierno corrupto, una justicia inútil son el resultado de un mundo desigual. Se fue un gran pensador, el maestro Galeano pero deja mucho, todavía mucho aún por decir sobre la libertad de los pueblos más pobres, la justicia que ajusticie a los ricos inmensamente corruptos y las utopías.

chuyescribe@gmail.com

@Chuytinoco

 

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