Ni con dios ni con el diablo, sino todo lo contrario. Así es el panorama actual para el Partido Acción Nacional, que está saliendo bastante raspado porque finalmente le tiene que entrar a la negociación de temas a los que anteriormente rehuía y además sentenciaba como improbables dentro de su agenda política.
Todo eso que representa la sexualidad, por ejemplo derechos sexuales de menores y de la diversidad sexual, hoy con calma lo tiene que ir tomando pues necesita sentarse con esas posturas con quienes antes entabló desafiante un rotundo jamás votaremos a favor de la homosexualidad, por considerarla una aberración humana. Así mismo su discurso era estar absolutamente en contra de la impartición de la educación sexual para niñas, niños y adolescentes, si ya de por sí el tema del uso del condón los escandalizaba y los exacerbaba por creer que esa información promovía tempranamente la actividad sexual de los menores.
Corrían otros tiempos, cuando, de la mano, en feliz unión algo como la santísima trinidad, la Iglesia católica, los grupos conservadores y el PAN caminaban políticamente contra todo aquello que oliera a derechos humanos y a libertad. Pero ni hablar, los romances nunca son para siempre y la fidelidad existe sólo en los equipos de sonido.
Por estos días ha quedado al descubierto el pleito y las indirectas que se tiran unos y otros, pese a que algunos políticos panistas se muestran retratados con el jerarca local José María de la Torre, sonriente de recibir su bendición para el infortunio trabajo que tienen que cumplir, pese a esas imágenes la ruptura se mira desde lejos, los jalones de orejas y los manotazos hacen zumbar al viento de la moral, y las buenas costumbres.
Los grupos conservadores y la iglesia le recriminan al PAN la aprobación de la Ley de derechos de las niñas, niños y adolescentes por creer que atenta contra la familia, pero sobretodo porque esta ley establece como un derecho la información sobre sexualidad. Ni hablar, le tocó al presidente de la Comisión de la Familia del Congreso local, Adolfo Suárez Ramírez, dar la cara por haber apoyado dicha ley pese a la frustración del ala derecha del estado. De nada sirve que el panista haga un llamado a la calma a dichos grupos y de remate al obispo para pedirles que lean bien, que entiendan; casi, casi les pide que respiren profundo y cuenten hasta diez antes de echarlo a la hoguera, pero nada de eso vale, la traición panista está consumada.
Por si este panorama fuera poco, el día lunes el mismo obispo recriminó al Congreso nuevamente la grave afectación con las “nefastas” leyes aprobadas en lo que, palabras más, palabras menos, consideró un madruguete del Legislativo al aprovechar la distracción de estos grupos y pasar de forma inmediata el llamado divorcio exprés.
Nada nunca es suficiente. Y vamos por la cereza del pastel, ahora quieran o no los diputados panistas, van a tener que alzar su mano a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. De la forma que sea tendrán que aprobar algo que sin duda revertirá aquella arcaica idea de “lo que une dios no lo separa el hombre”, pues se mira inevitable el divorcio entre panistas, iglesia y grupos conservadores para las próximas elecciones.
Como les decía, iracundo salió a su rueda de prensa el obispo a manifestarse por nueva vez contra el matrimonio homosexual y contra la legalización del cambio de sexo, los derechos de las personas transgénero, transexuales e intersexuales. En un comunicado extenso, pesado y de lenguaje medieval, citando incluso códigos del siglo XVIII, confieso que al leerlo por un momento sentí la falsedad del arrepentimiento católico recientemente pronunciado por Francisco Bergoglio, cuando pidió perdón por los abusos, atrocidades y crímenes cometidos durante la conquista de nuestra América, de Abya Yala, pensé la gran farsa que es la institución eclesiástica, sentí el poder de la mentira del colonizador y su profundo deseo de seguir ordenando.
Yo no miro ningún arrepentimiento en las palabras de quien pertenece y quien ostenta una representación católica en nuestro estado, lo que escucho y miro son órdenes directas al gobernador Carlos Lozano de la Torre, a un Congreso elegido por medio de un proceso de votación ciudadana, miro abiertamente el desafío al estado reclamando los cuerpos de las mujeres, hombres, niñas y niños, que ellos, los jerarcas aún siguen creyendo les pertenecen. Veo como reclama el poder sobre sus evangelizados o colonizados, mejor dicho, iracundo intenta detener la precisión y aplicación de los derechos humanos, de las libertades humanas, de la dignidad e igualdad con la que nacemos, reclama en sí lo que cree es suyo, su derecho a seguir reinando en esta nueva España.
Al leer el comunicado titulado En favor de nuestras familias y de nuestra sociedad y entender el llamado que hace a la sociedad a manifestarse contra el reconocimiento de los derechos hacia las personas de la diversidad sexual, no dejo de pensar si es el camino del enfrentamiento entre distintos grupos sociales lo que hoy más conviene a México, a Aguascalientes, ¿será?
Lo cierto es que al leer ese comunicado firmado por el obispo reconozco que no sólo es un estilo epistolar medieval el que muestra en esas cuatro páginas, miro que esa es verdaderamente su visión de mundo y el tiempo que por siglos no ha transcurrido para el conquistador dando órdenes a su virreinato.
@Chuytinoco




