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viernes, diciembre 5, 2025

La otra opción / Opciones y Decisiones

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¿Por dónde va el asunto de las campañas políticas? Un buen indicador para esta respuesta es la presente campaña publicitaria de Jorge G. Castañeda, quien presenta su nuevo libro Sólo así: por una agenda ciudadana independiente, que está presentando en diversos medios y foros, a partir del 19 de febrero pasado. Su apuesta editorial es posicionar el análisis electoral a partir de una premisa central: establecer un campo de fuerzas, una impulsora y otra restringente, que tense la contradicción entre los candidatos de la “partidocracia” y los candidatos independientes. En sus palabras, polarizar el debate y posicionamiento político entre estas dos fuerzas, una tradicional de candidatos representantes de partidos políticos constituidos y otra inédita de candidatos independientes, con el objeto de poner en claro y revelar los verdaderos intereses que se juegan en esta justa electoral.

Aquello que debiera ser evidente, tanto de la estrategia como de la agenda de un partido político al proponer candidatos a una posición gubernamental, resulta ser en verdad opaco, oscuro y contrario al interés ciudadano; debido a la tozuda, terca, intransigente y miserable actitud de anteponer los intereses partidistas por encima del interés general de los ciudadanos. De lo que tenemos suficiente y abrumadora evidencia en sus discursos de “puro jarabe de pico” que nos espetan en sus peroratas para acreditarse con el favor ciudadano de cada votante, y así lograr su cometido de hacerse literalmente con el poder público, para operar discrecionalmente los recursos, prebendas y símbolos efectivos del poder político una vez constituido en norma y gobierno, por la vía de las elecciones.

Hasta el momento presente, en nuestro país, no existía fórmula alguna eficaz para que naciera desde la fuente de origen del debate político inter-partidista, una plataforma auténtica de políticas gubernamentales específicas que vengan a la ejecución del cambio efectivo en las tres esferas fundamentales de las relaciones sociales: las relaciones sociales económicas, las relaciones sociales inherentes al poder positivo -entiéndase constitucional- del Estado, y las relaciones sociales de educación y cultura. Estos tres ámbitos que conforman la gran estructura social son el fundamento indispensable de una nación.

No está muy distante el antecedente histórico de este modo perverso de concebir la política. Recordemos que apenas hace década y media, dio Inició a sus operaciones el 11 de octubre de 1990 y las finalizó el 04 de abril de 2014, fecha en que se convierte en INE. En su creación, como resultado de las Reformas realizadas a la Constitución en materia electoral, el Congreso de la Unión expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) y ordena la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), a fin de contar con una institución imparcial que dé certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales. Que tuvo como primer presidente del Consejo General a Fernando Gutiérrez Barrios, 11 de octubre de 1990 al 30 de octubre de 1992. Y que en su 6º presidente, José Woldenberg Karakowsky, 31 de octubre de 1996 al de octubre de 2003, encontró a su más destacado promotor de integración y participación ciudadana.

Al paso del tiempo, hasta nuestros días, esa “partidocracia” a que alude Jorge G. Castañeda logró imponer sus intereses grupusculares, al interés general de la nación. Todo mediante comedidas y acuciosas reformas constitucionales electorales, para dejar literalmente en las manos de las cúpulas partidistas la representación ideal y pretendidamente ciudadana. En efecto, aquella figura inicial de “consejo ciudadano” se fue matizando, edulcorando, rebajando de carácter de autoridad electoral, a un mero “consejo electoral” que cada vez más se aviene a la función y la representación práctica que exigen los partidos políticos tener, para manejar con absoluta injerencia los principios y decisiones -cínicamente pretendidos como autónomos y de genuina representación ciudadana-, 8 reformas jurídicas consecutivas bastaron para dejar al INE en el actual estado de cosas.

Controladas ya las funciones legales del Instituto Nacional Electoral, que debió ahora cobijar a los Institutos Electorales de los Estados de la Unión, so pretexto de su baja calidad de control y aún de autoridad moral sobre los comicios locales, se ha procedido ahora a cooptar las plataformas electorales de los partidos y orientarlas hacia políticas públicas que fortalezcan y refuercen la libre injerencia de las cúpulas partidistas en la planeación, determinación e implantación de sus intereses estratégicos propios -que no de las ciudadanas y ciudadanos comunes de la nación-, ¿para qué? Para obvia sobrevivencia como agentes rectores incuestionables de “la cosa pública”. Quitándose así fuera del reflector de la estorbosa luz y presencia activa de los ciudadanos.

Es por demás indicativo el título del opúsculo escrito y promovido por Jorge G. Castañeda, refiriéndose a ese “Solo así…”, a manera de una vía alterna según la cual, nosotros “el pueblo” (“We the people” -según la constitución norteamericana) podamos tener injerencia efectiva para zanjar esta disputa por la nación, como solía decirse a partir de los años setenta. De manera que este elemento crítico de coyuntura política resulta determinante, para obligar a la “partidocracia” a bajar de su pedestal marmóreo y ponerse realmente a la escucha de lo que demanda la ciudadanía.

El esquema que propone el autor es claro y preciso: llevar a la contienda a un buen contendiente -de preferencia pocos precandidatos, no muchos pero capaces- a la Presidencia de la República como candidato independiente, que sea capaz de articular, persuadir y representar al electorado sobre una plataforma de políticas públicas auténticamente ciudadana que logre, desde la representación constitucional, el poder presidencial en juego. En el ámbito estatal y local, ocurriría algo semejante, oponer un candidato independiente creíble versus las nóminas partidistas instaladas, con el objeto de lograr una real alternancia del poder político, en lo local.

“Sólo así…” es indicativo de que ya agotamos las vías alternas desde el Legislativo que, al final, no están surtiendo el objeto esperado, pues su tramposa invocación a la “pureza” y legitimidad jurídica, en realidad es ocultamiento y evasión de la responsabilidad pública de ejercer un buen gobierno, dicho en la actual jerga política, de “gobernanza/ o stuardship/ como gerencia efectiva de gobierno. Tampoco la judicialización de los procesos electorales cumple esta función de representación auténtica de los anhelos y aspiraciones de mejoramiento en la calidad de vida y el bienestar integral de los ciudadanos, al dirimir sola y exclusivamente las controversias taimadas o manifiestas de los partidos en su regateo por porcentajes de poder, que luego en la misma proporción convierten en jugosas prestaciones dinerarias. Y así sucesivamente, so on and so forth.

Para romper este ciclo perverso, en que nos ha instalado el sistema establecido, sí parece oportuno e indispensable el recurso a las candidaturas independientes -de calidad-, para efectivamente polarizar las posiciones partidistas de o desde las posiciones ciudadanas reales independientes, y así romper este nudo gordiano de nuestra praxis política. En efecto, nuestro aparato legal electoral es suficientemente robusto y probado, en el aspecto técnico de la realización y control de las elecciones; pero, a la hora de la verdad, los efectos reales esperados de una elección del tipo que sea, resultan inexistentes, vacuos o volátiles, simple y sencillamente dicho, porque no comportan el anhelo ciudadano de presenciar y apropiarse de cambios constatables en la esfera política, económica y de cultura, que los conduzcan a una mejor calidad de vida y a un bienestar integral de su persona, familia y comunidad.

Ergo, como dijo César: que cum ita sint/ estando así las cosas, hay que operar un vasto operativo de candidaturas independientes, que será necesariamente de naturaleza transicional, para que logremos ese “imaginario colectivo” de nuestro país instalado en un sistema viable y sustentable de bienestar.

franvier2013@gmail.com

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