- “Hay que quitarle etiquetas políticas”, señaló el líder sindical Ramírez Pérez
- Conflicto entre Coneval e Inegi sólo pone en duda a dos de las instituciones más respetadas por los mexicanos
- Desde la reforma laboral, la mayoría de los trabajos generados han sido por outsourcing
La eliminación del fuero no es una venganza, “hay que quitarle las etiquetas políticas” señaló el día de ayer por la mañana en una rueda de prensa, el líder sindical de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) en Aguascalientes, Jesús Enrique Ramírez Pérez.
Dijo que la eliminación del fuero es un tema que la CROM estaba pidiendo que fuera posible pues es una acción positiva a la que se le tienen que quitar etiquetas política, “si yo estoy desempeñando una labor y en esa labor puedo fallar tengo que poder ser sujeto a una consecuencia”.
“Así como en las empresas hay empresarios buenos y malos, también hay legisladores buenos y malos, lo que se tiene que tener es capacidad de aquellos que incurren en algo malo para que puedan ser juzgados y no se limiten a pedir una disculpa.”
Negó que la iniciativa de eliminación del fuero sea una venganza pues es un tema que lleva tiempo, no sólo en Aguascalientes, sino en el ámbito nacional; sin embargo, se había estado parando sexenio con sexenio, “quitándole las etiquetas políticas es positivo”.
Ramírez López aprovechó la rueda de prensa para manifestar que las mediciones que realizó el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) sobre el índice de pobreza en México que discrepan con las cifras que presenta el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sólo ponen en duda a dos de las instituciones más respetadas por los mexicanos.
“Podrán maquillar cifras, podrán establecer nuevas metodologías de medición y lo que gusten y manden, pero lo que no van a poder hacer es acabar con los millones y millones de pobres y miserables que, literalmente, se están muriendo de hambre”, comentó el cromista.
También refirió a la reforma Laboral, la cual -según palabras de Ramírez López-, después de cuatro años no ha dado los frutos prometidos pues si bien se han aumentado los empleos, en su mayoría han sido bajo el legalizado esquema del outsourcing con el cual el trabajador u obrero recibe un sueldo, pero no prestaciones, beneficios, reparto de utilidades ni seguridad social.
Ejemplificó esta situación con la ciudad de Guadalajara donde de 400 empresas relacionadas con la industria eléctrica, el 80 por ciento trabajan en outsourcing; por otro lado de los 52 millones que forman la población económica en el ámbito nacional, más del 57 por ciento están en la informalidad con lo cual también carecen de beneficios sociales como sucede en la subcontratación, “un panorama desolador”.




