Gotemburgo, Suecia. Verano de 1900. Rudolf Kjellén, un ceñudo y corpulento profesor universitario, camina presuroso pues habrá de dictar una conferencia en la que expondrá sus ideas respecto a la relación entre la geografía y la política. Durante su ponencia, Kjellén sostiene, apoyándose en las ideas de Charles Darwin, que el Estado es un organismo vivo que se encuentra inmiscuido en una lucha perpetua por la vida y el espacio, y que sólo los más aptos y adaptables habrán de sobrevivir.
El coloquio del académico sueco engendrará una nueva rama del saber: la geopolítica. Ésta se define como “el estudio de las relaciones entre los elementos geográficos y la política de los Estados”. Es la ciencia profunda de la evolución del mundo.
La elucidación arriba mostrada se relaciona con el nuevo libro del analista geopolítico, escritor y periodista estadounidense Robert D. Kaplan llamado en inglés The Revenge of Geography: What the Map Tells Us About Coming Conflicts and the Battle Against Fate (La Revancha de la Geografía: Que nos dice el mapa acerca de los conflictos venideros y la batalla contra el Destino).
En la obra precitada, Kaplan –consejero de la CIA, el Departamento de Defensa, el FBI, y las Fuerzas Especiales estadounidenses y profesor visitante en la Academia Naval de Annapolis– describe cómo las historias sociales y políticas de China, Europa, Irán, México, Rusia, el subcontinente indio, y Turquía han sido moldeadas por la geografía.
Kaplan –consultor geopolítico del centro de pensamiento texano, Stratfor– dedica el capítulo final de su tratado a nuestra Patria bajo el título “Braudel, México y la Gran Estrategia”. En este apartado, el escritor estadounidense retoma las ideas de Fernand Braudel –el analista francés que transformó la historiografía del siglo XX, al tomar en cuenta la influencia de la economía y la geografía en la historia– y las aplica a la relación México-Estados Unidos.
El periodista estadounidense flagela a las élites políticas y económicas de su país, acusándolas de “miopía geopolítica”, pues dice que están “obsesionadas” con China y el Medio Oriente. Sin embargo, Kaplan considera que México, en adición al reto que representa China como potencia emergente, habrá de redactar la historia de los Estados Unidos en el siglo XXI. Es decir, México determinará parcialmente el carácter geográfico y demográfico de la nación de las barras y las estrellas.
Para Kaplan, México “carece de unidad geográfica” debido a que está dividido por dos cordilleras –la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental–. Además, la Península de Yucatán y las Bajas Californias están separadas del resto del país. Esto tiene como consecuencia que el septentrión mexicano se haya prácticamente integrado al suroeste de los Estados Unidos.
Aunado a esta realidad geográfica, Kaplan comenta que México tiene una población de 112 millones de habitantes, cuya edad promedio es de 25 años. Asimismo, el 85 por ciento de las exportaciones mexicanas son enviadas a la Unión Americana (aquí el escritor vaticina que, con la ampliación del canal de Panamá y la posterior entrada de los mega-buques chinos al Golfo de México, las ciudades portuarias de esta zona tendrán una fuerte influencia).
Por los factores demográficos, económicos y geográficos mencionados, Kaplan sostiene que el destino de los Estados Unidos fluirá de “norte a sur”, pues la Unión Americana devendrá en una “nación anglo-hispana”, la cual combine las fortalezas –y debilidades– de la cultura blanca, anglosajona y protestante con la sociedad mestiza, hispanoparlante y católica de México.
Sin embargo, Kaplan expone que México se encuentra en una encrucijada: la República Mexicana debe acotar el poder de la delincuencia organizada, pues la Unión Americana encontrará imposible “compartir una frontera de 3 mil 200 kilómetros con un narco-Estado controlado por el crimen organizado trasnacional que amenaza la estabilidad de América Central y del Sur”.
Por lo tanto, para los Estados Unidos, un México exitoso sería una “victoria estratégica mucho más importante que cualquiera que se haya logrado en el Medio Oriente”. Aquí Kaplan coincide con el profesor de Relaciones Internacionales Andrew Bacevich, quien dice que para la Unión Americana es “más importante componer a México que a Afganistán”.
Un México estable y próspero, trabajando en concierto con los Estados Unidos y Colombia, sería, según Kaplan, una “combinación imbatible desde el punto de vista geopolítico”. Ya que frenaría el avance de Brasil hacia la América Boreal y detendría la creciente influencia china en el Golfo de México y el Caribe.
Finalmente, la obra de Kaplan plantea una serie de interrogantes: ¿por qué los Estados Unidos requieren de la población joven y los hidrocarburos de México? ¿Cuál es el verdadero objetivo de la Iniciativa Mérida y el Plan Colombia? ¿Qué le ofrece la Unión Americana a la República Mexicana a cambio de esta hipotética alianza?
(*) Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales A.C.
soren_develasco@yahoo.com.mx
Aide-Mémoire.- Felicito a nuestra casa editorial, La Jornada Aguascalientes, por haber organizado, en conjunto con la Universidad Panamericana, la Conferencia-Debate “Impacto en México del Proceso de Elecciones USA en el 2012”.




