En días recientes el Municipio de Aguascalientes firmó un convenio con la empresa Mobike para autorizar el inicio de operaciones del primer sistema privado de bicicletas compartidas en la ciudad, el cual permitirá a los usuarios rentar una bicicleta desde una ubicación para devolverla en otra mediante una aplicación móvil. Las bicicletas de Mobike podrán ser utilizadas en un polígono delimitado por el Primer Anillo, así como en ciertos tramos de las avenidas Universidad y Tecnológico. En una ciudad con gran potencial para promover el ciclismo como modo de transporte cotidiano, sin duda es positivo que una empresa privada impulse alternativas sostenibles de movilidad que contribuyan a desacelerar la creciente dependencia del automóvil que se vive en la actualidad. Al mismo tiempo, existe la preocupación en cuanto a las condiciones existentes de regulación e infraestructura para garantizar la seguridad de los ciclistas, pues los accidentes viales son una preocupante realidad: se estima que en 2018 en Aguascalientes perdieron la vida 21 ciclistas en hechos de tránsito, es decir, casi dos al mes, mientras otros 280 resultaron lesionados (Bici Escuela 2018).
En este contexto, existen opiniones encontradas acerca de la llegada de Mobike a Aguascalientes; algunos sugieren que primero se debería desarrollar la infraestructura necesaria para mejorar la seguridad de los ciclistas, mientras otros aseguran que un sistema de ese tipo ayudará a acelerar esfuerzos en materia de ciclismo urbano. Igualmente, hay quienes consideran que antes de autorizar la operación se deberían implementar programas de cultura vial para fomentar el respeto a los ciclistas, mientras otros aseguran que más bicicletas en las calles crearán conciencia sobre la convivencia de distintos modos de transporte en la vía pública. ¿Es entonces el momento adecuado para el inicio de operaciones de Mobike? Veamos.
Primero, una red extensa e interconectada de ciclovías ayudaría no solo a proteger a los ciclistas sino también a hacer más eficientes sus traslados. Haber contado con esa infraestructura previo a la llegada de Mobike sin duda ofrecería mejores condiciones de movilidad a sus usuarios, lo que seguramente motivaría a más personas a utilizar ese sistema. La realidad es que hoy Aguascalientes cuenta con 56 kilómetros de ciclovías (es un decir) desconectadas entre sí, o sea, no operan como red para facilitar desplazamientos continuos sino como tramos separados que no necesariamente responden a las necesidades de movilidad de los usuarios. La ausencia de infraestructura, en conjunto con una mayor presencia de bicicletas en el polígono de operación de Mobike, podrían aumentar los accidentes. ¿Se debería entonces impedir la llegada de este sistema? No necesariamente, pero sí debería obligar a los gobiernos estatal y municipal a desarrollar más infraestructura para prevenir más accidentes.
Segundo, el éxito del ciclismo urbano está estrechamente relacionado con la oferta de infraestructura. ¿La oferta limitada de ciclovías en Aguascalientes asegura el fracaso de Mobike? Probablemente no, e incluso sería indeseable, pero la disponibilidad de infraestructura sí es un factor determinante del número de usuarios. Por ejemplo, en la Ciudad de México, los usuarios de Ecobici han aumentado considerablemente a medida en que el gobierno ha desarrollado más infraestructura: en el periodo 2010-2012 el número de usuarios se triplicó, al mismo tiempo en que la longitud de la infraestructura ciclista se extendió cinco veces (C40 2016). Es evidente que el ciclismo como transporte cotidiano requiere de infraestructura no sólo para retener a ciclistas existentes sino también para incentivar a ciclistas potenciales a desplazarse de ese modo en la ciudad. En Aguascalientes, la oferta insuficiente de infraestructura no debería impedir iniciativas que pretenden promover alternativas sostenibles de transporte; por el contrario, estas oportunidades deberían motivar acciones decididas en favor del uso de la bicicleta, especialmente en términos de desarrollo de infraestructura de alta calidad.
Tercero, en la ciudad se vive cada vez más una cultura vial en la que se cree que el vehículo privado está por encima de cualquier otro modo de transporte, e incluso se tiende a respetar menos a otros usuarios de las vías como peatones o ciclistas. ¿La ausencia de una cultura vial que fomente el respeto de usuarios vulnerables como los ciclistas debería impedir la llegada de Mobike? No, pero sí implica la necesidad de impulsar programas efectivos de educación vial para generar mayor consciencia acerca de la convivencia respetuosa entre automóviles, motocicletas, autobuses, ciclistas y peatones. Los gobiernos estatal y municipal podrían aprovechar el lanzamiento del sistema de bicicletas compartidas para implementar acciones –más allá de la publicidad– que realmente garanticen el respeto mutuo entre los distintos modos y promuevan un comportamiento vial más adecuado por parte de todos los usuarios. ¿Por qué no impulsar intervenciones, incluso como pilotos de bajo costo, como reducir el ancho de un carril para reducir la velocidad vehicular o instalar una ciclovía temporal, para mejorar las condiciones de seguridad de los ciclistas?
La llegada de Mobike a Aguascalientes representa una oportunidad para alentar otros esfuerzos que busquen promover o consolidar alternativas sostenibles de transporte. Ahora corresponde en gran medida al gobierno regular tanto la operación de ese sistema para garantizar un servicio adecuado, como la velocidad de los automóviles para mejorar la seguridad. Igualmente, esperemos el gobierno ahora sí invierta más recursos y esfuerzos para desarrollar la infraestructura necesaria para generar mejores condiciones para el uso de la bicicleta. Por último, no se debe olvidar la prioridad: mejorar la seguridad y la movilidad de miles de ciclistas que, si bien podrían no ser usuarios de Mobike, diariamente se trasladan en condiciones poco óptimas en la entidad.
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