Sergio Reyes y Victor Hugo Salazar
Movimiento Ambiental de Aguascalientes, A. C.
Hace poco más de un año, cuando la sombra del “nuevo coronavirus” comenzaba a expandirse por Asia-Pacífico, pocas personas, organizaciones y gobiernos creían (o manifestaban) que estábamos en las vísperas de un hito civilizatorio; menos, incluso, estaban dispuestas a aceptar la “crónica de una pandemia anunciada”, prevista y hasta esperada. La Ciencia y la Academia ya habían encendido los focos rojos correspondientes; pero por sorprendente que parezca, no eran las únicas alertas que se habían lanzado: un jesuita con inspiración franciscana escribió un documento que instaló en la agenda católica tanta controversia como ilusión. Esa carta de Francisco está por llegar a su sexto aniversario. Demoledoramente premonitoria y, al mismo tiempo, fuertemente esperanzadora, esa encíclica está por suscitar próximamente una semana global y, por lo pronto, este texto.
2015: un año de trascendencia ambiental.
En septiembre de 2015, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la que se definieron los Objetivos para dicho fin; unas semanas después, en diciembre, se celebró en Francia una histórica Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Pero varios meses antes, el 24 de mayo de ese año, el Papa Francisco firmó la carta encíclica “Laudato si’: sobre el cuidado de la casa común”. Si bien los avances y logros en los encuentros de Naciones Unidas estaban en el horizonte de los posible (y aun probable), una encíclica entera dedicada al tema socioambiental sirvió como un catalizador no solamente en las esferas católicas, sino mucho más allá de la sintonía de la cristiandad. Para no pocas plumas y lupas académicas, la encíclica pontificia sentó los precedentes indispensables para que fraguaran tanto los “ODS” como el “Acuerdo de París”, anteriormente mencionados.
Las repercusiones, impactos, consecuencias y reacciones concatenadas que desató la Laudato si’ exceden por mucho los límites de este espacio. Pero dos de sus nociones engloban las características anunciadas en la introducción de este texto: primero, la certeza de que “todo está conectado” como una concepción en donde se reconoce la interdependencia de nuestra especie con el resto de la comunidad de la vida, lo que se evidencia a su vez en la presencia no de crisis diferenciadas sino de una sola crisis socioambiental con distintas manifestaciones. Por otro lado, la convicción de que los esfuerzos y preocupaciones no deben estar desprovistos de esperanza, en la confianza de que aún estamos a tiempo de emprender los cambios correspondientes y optar por las respuestas adecuadas con la fortaleza y solidez necesarias.
2021: un año de trascendencia planetaria.
La pandemia de covid-19 nos ha dejado lecciones tanto sobre lo que no hicimos en su momento como lo que tenemos que hacer a partir de ahora; la súbita irrupción global de la contingencia sanitaria reveló que la nueva normalidad ha de tener características mínimas no únicamente para resarcir lo acontecido, sino para evitar que vuelva a ocurrir. La encíclica Laudato si’ no sólo vaticinó las consecuencias de una relación nociva con la naturaleza a través del análisis de sus causas, sino que, en línea con dichas lecciones y requisitos, despliega guías e imperativos para la reconciliación vía la conversión (ecológica).
Los diagnósticos y retos que el Papa Francisco plasmó en la Laudato si’, y que ha ido profundizado desde entonces en distintas comunicaciones (incluyendo su siguiente encíclica, Fratelli tutti) no son una larga homilía regañona y moralista: son, por el contrario, la aceptación dolorosa de una concepción errónea y despótica sobre el encargo que se nos confió en el Génesis. Como plantea el dr. Ángel del Moral en su recientemente publicado libro (en coautoría con el dr. Mauricio Beuchot) Reflexiones sobre bioética y ecología: Una visión hermenéutica: “esa visión de la superioridad humana es una lectura errónea, ocasionada justamente por una descontextualización histórica y cultural”; por el contrario, y en plena sintonía con lo planteado por el Papa, concluye sobre la necesidad de “una visión renovada del ser humano como responsable del cuidado y conservación de la naturaleza”. Como bien dijo mons. Héctor M. Pérez en la misa por el Día de la Tierra de este año: “mucho se nos ha criticado a los católicos por haber difundido una visión antropocéntrica de la Creación, es decir una visión donde el centro de la Creación es el hombre y todo gira en torno a las necesidades del hombre; y a lo mejor, no lo vamos a negar, en algún tiempo de la historia de la Iglesia, esta fue la teología de la Creación que se manejó”. Como desarrolla el obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, es una concepción que ha ido cambiando; precisamente la encíclica Laudato si’ recoge esa evolución y plantea un punto de no retorno a ese antropocentrismo “despótico” y “desviado”.
A la luz tanto del documento papal en comento como de este año de pandemia, Movimiento Ambiental, a través del proyecto Ambientalistas en Cristo, y en conjunto con Animadoras Laudato si’ del Movimiento Católico Mundial por el Clima, el Centro Ignaciano Pedro Arrupe, la Provincia Franciscana de los Santos Francisco y Santiago en México – JPIC OFM, la Academia Nacional Mexicana de Bioética Capítulo Aguascalientes, el Colectivo de Mujeres de Los Parga, el Comité de Guardabosques de Los Cobos y el IMEPP, ofrece la Semana Laudato si’ 2021 (https://bit.ly/3oedAkg). Se trata de una semana de actividades en torno al aniversario de la encíclica Laudato si’ que combina pláticas en línea y eventos presenciales con cupo limitado y medidas sanitarias, en donde se destacará el cuidado del medio ambiente como una parte de la moral cristiana orientando hacia prácticas concretas cotidianas. El lema de este año, “La esperanza nos une”, busca ser un hilo conductor en el que se plantea que aún estamos a tiempo de modificar nuestra relación con la Creación, medida indispensable para encarar los conflictos socioambientales, tanto los que padecíamos previo a la pandemia como los que la emergencia sanitaria global ha detonado.
El inicio de la Semana Laudato si’ 2021 coincide con el cierre del Festival de las Aves de Aguascalientes (en desarrollo al publicarse este artículo), de manera que, el 16 de mayo a medio día arrancan actividades alusivas tanto a uno como a otro evento. El lunes 17, la dra. Elsa Marcela Ramírez hablará sobre la Emergencia Climática y Laudato si’; el martes 18 la dra. Gina Ventura abordará la Educación Ambiental y Laudato si’; el jueves 20, el dr. Ángel del Moral expondrá sobre Bioética, hermenéutica y Laudato si’; el viernes 21 por la mañana, el dr. Luis Muñoz presentará los retos bioéticos de Laudato si’ y por la tarde el dr. Victor Hugo Salazar conducirá una jornada de restauración de árboles nativos en el Parque México; el sábado 22, Sergio Reyes, Animador Laudato si’, dirigirá la actividad titulada El Bosque de Los Cobos y Laudato si’; el domingo 23, Monique Rolland, Animadora Laudato si’, guiará un encuentro de oración, y posteriormente el Centro Ignaciano Pedro Arrupe concluirá las actividades de la semana con una celebración eucarística. Todas las actividades son gratuitas y, tanto en línea como presenciales requieren previo registro para las medidas correspondientes: http://tiny.cc/RegistroLaudatoSi.
Viviendo en un mundo en el que todo está conectado, que no impere ni la destrucción consumista ni la pasividad descorazonada: escuchemos el llamado a construir en colectivo una nueva normalidad en la que la esperanza nos une.
@mov_ambiental
