Para no reconocer la incapacidad de su administración de hacer política, Andrés Manuel López Obrador descalificó a los 223 diputados que votaron en contra de su iniciativa de Reforma Energética y aplaudió a los 275 que votaron a favor, a los suyos el presidente les dedicó una palmadita en la espalda porque habían aguantado mucho, a los que no estuvieron con él, los señaló como traidores.
Dijo el presidente “El día de ayer se cometió un acto de traición a México por parte de un grupo de legisladores que, en vez de defender los intereses del pueblo, de la nación, en vez de defender lo público, se convirtieron en francos defensores de empresas extranjeras, que se dedican a medrar, a robar, y estos diputados los respaldaron, a los saqueadores, para decirlo con claridad”, seis veces uso esa descalificación, también les dijo vendepatrias y, como suele hacer, salpimentó su estigmatización con episodios históricos para comparar el voto contra su Reforma Energética con quienes buscaron el regreso de Santa Anna a la presidencia o aquellos que buscaron a Maximiliano para hacerlo emperador de México.
El presidente intenta invisibilizar su incapacidad de negociar y minimizar la derrota, no hay ninguna sorpresa en su actitud, lo que no se puede dejar pasar es el efecto de sus palabras entre sus fieles.
En un sistema parlamentario como el que se desarrolla en México, no se suele pensar que cada diputado, más allá de su filiación partidista, vote de acuerdo a sus principios, aunque así venga ocurriendo cada vez con mayor frecuencia; obligados a ganarse la representación popular, los diputados se ven obligados a intentar reproducir los deseos y anhelos de un electorado cada vez más diverso, uno que no siempre se ajusta a los dogmas partidistas, pero eso no lo entiende el presidente ni sus fieles, paranoico como es, López Obrador cree que sólo hay dos opciones con él o contra él.
Con más de la mitad de su sexenio cumplido, el discurso de López Obrador se desgasta por repetitivo hasta casi ser irrelevante, el riesgo radica en cómo traducen sus fieles las palabras de su líder, como el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, quien minutos después de que el presidente estigmatizara a los que votaron en contra de su reforma, propuso que en todo el país, pero con atención especial en los seis estados donde este año se disputa la gubernatura, los morenitas exhiban a los miembros de los grupos parlamentarios del PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano “por venderse a los intereses del extranjero y servir a una oligarquía empresarial”.
Para exhibirlos Mario Delgado convocó a una “campaña informativa” que consiste en elaborar tendederos donde se difunda la imagen de los diputados y se les califique de traidores a la Patria: “Vamos a hacer tendederos con las fotos, los nombres y los partidos de los traidores a la patria en las plazas públicas de todo el país para que la gente vea e identifique quienes son los que traicionaron a la nación. Queremos que la gente vea los rostros y los nombres de los traidores, para que no olvidemos nunca quién le dio la espalda al pueblo”. Así de lamentable y cobarde la propuesta del dirigente nacional.
Peligroso como traducen los morenitas la estigmatización que hace el presidente, ahora van a exhibir en carteles a quienes votaron como les dictó su conciencia, un país lleno de bardas con imágenes de Se Busca, como a los criminales, de ese tamaño es el criterio de quienes se llenan la boca repitiendo que quienes no piensan como ellos están moralmente derrotados. Una vergüenza.
Coda. En algo tiene razón Mario Delgado, dijo que “la gente está muy despierta; la gente está muy politizada; la gente está muy informada”, sí lo creo, por eso no tendrán éxito sus tendederos, sin embargo, siempre se corre el riesgo de algún lunático mercenario que busque cobrar la recompensa.
@aldan




