No se equivoca el presidente Andrés Manuel López Obrador al señalar que es su obligación cuidar los derechos humanos, el problema de su declaración, como siempre, es el contexto en que lo señala y la soberbia de postular que la Cuarta Transformación está gobernando de una manera distinta, cuando en los hechos, no son distintos y se repiten políticas públicas que no han funcionado.
De nueva cuenta, de la nada y sin venir al caso, López Obrador hizo referencia a un video en el que un grupo del crimen organizado va detrás de unas camionetas del Ejército; como algunos miembros de la Oposición comentaron estas imágenes en redes sociales para señalar que hay una ausencia de gobierno en algunos territorios del país, el presidente no dejó pasar la oportunidad de negar que en el país hay territorios extensos donde la autoridad reside en los grupos criminales, para cerrar los ojos al avance de los delincuentes en zonas donde las policías municipales y estatales no existen y se prohíbe la entrada a miembros del Ejército y la Marina.
Para defender al Ejército de los “ataques de los conservadores”, López Obrador aseguró que ahora se respetan los derechos humanos, porque antes a los oficiales del Ejército y de la Marina, según el presidente, antes se les decía: ustedes hagan su trabajo y nosotros nos hacemos cargo de los derechos humanos; y ahora, con la Cuarta Transformación “Eso cambió, además, porque cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos.”
Insisto, tiene razón el presidente, el Estado debe cuidar los derechos humanos de todos, sin embargo, en un ambiente polarizado, la innecesaria defensa de las fuerzas armadas y la presunción de que esta administración es distinta, descontextualizó lo dicho por López Obrador y se distorsionara lo que dijo, para que en el debate público se presentara a este gobierno como un protector de los grupos criminales, afirmación que no se puede probar y por tanto es falsa.
En esta intención de exhibir a López Obrador, lo que se está descuidando es que, con tal de pegarle a la Cuarta Transformación, los opositores al régimen son capaces de establecer que los derechos humanos de los miembros del crimen organizado no merecen ser respetados, se vuelve a la idea retrógrada de los grupos conservadores que pugnan por la aplicación de la Ley del Talión, donde sólo un modelo punitivo de justicia es el que vale, ese que divide entre buenos y malos.
Ese modelo abre la discusión a que se permita la tortura y la pena de muerte, a aumentar los años de las condenas y se olvide la necesaria reinserción de quien viola la ley. ¿Eso es lo que queremos? ¿Se vale que la oposición sin imaginación, con tal de pegarle a López Obrador, azuce el aumento del castigo y la división con una visión moral antes que ética?
Además, se evade la responsabilidad de esta administración en la militarización de la seguridad pública, una militarización que tiene como resultado llevar los índices de letalidad de las fuerzas armadas a los organismos encargados de la seguridad pública, ¿eso es lo que queremos? Desde que Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico, las fuerzas armadas han incrementado su índice de letalidad, matan a más personas de las que hieren o detienen, este indicador ha ido aumentando año tras año, ¿hacia allá queremos ir?
No podemos olvidar que el 2024 está a la vuelta de la esquina, para asegurar, desarrollar y enriquecer nuestro modelo democrático, es obligatorio pensar que quien piensa diferente a nosotros tiene los mismos derechos, no es el enemigo, no lo debemos aniquilar ni desear su desaparición.
Coda. Dividir entre buenos y malos, demandar el castigo de los otros hasta la reducción o aniquilación no beneficia a nadie y nos reduce a salvajes sedientos de venganza contra el que es distinto.
@aldan




